Faustus in Africa ★★★✩✩
“El espectáculo, reestreno del original de 1995 –y de alguna manera se nota el tiempo transcurrido–, es una versión aligerada del material original”
Faustus in Africa ★★★✩✩
Dirección: William Kentridge, Adrian Kohler y Basil Jones (a partir de Goethe)
Intérpretes: Eben Genis, Atandwa Kani, Mongi Mthombeni, Wessel Pretorius, Asanda Rilityana, Buhle Stefane, Jennifer Steyn
Lugar y fecha: Teatre Lliure Montjuïc, Grec’25 (27/VI/2025)
Faustus in Africa ★★★✩✩
El teatro es terreno abonado para las paradojas. Se puede admirar cada elemento de un espectáculo, considerarlo incluso un ejercicio de virtuosismo y pensar que en el fondo desaprovecha el vasto material filosófico del cual ha dragado su dramaturgia. Un buen ejemplo de esa contradicción es Faustus in Africa , proyecto que reúne el talento del multiartista William Kentridge, la Handspring Puppet Company (dirigida por Adrian Kohler y Basil Jones), el poeta Lesego Rampokolong, el compositor James Philips y Goethe.
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La suma de la maestría de las marionetas, las animaciones de Kentridge, la gracia interpretativa de actores y manipuladores, la alegría de la música brass band, más las intervenciones del poeta sudafricano, parece insuficiente para capturar la gran tragedia que ocupó seis décadas de la vida de Goethe, entre el Sturm und Drang y el postromanticismo. El espectáculo, reestreno del original de 1995 –y de alguna manera se nota el tiempo transcurrido–, es una versión aligerada del material original. Domina el goce estético sobre el esfuerzo de trasladar la desesperación romántica del Doctor Faustus y sus viajes por el mundo y la historia en compañía de Mefistófeles a la tragedia viva del África Colonial.
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Sólo los dibujos de Kentridge, que poseen la negrura nihilista de un cuento de Kafka enseñoreado por la metáfora satánica de la mosca, nos recuerdan el propósito de esta adaptación. En la pantalla vintage sacada de La rosa púrpura del Cairo que domina el escenario se concentra todo el horror de la experiencia colonial y poscolonial. Todo lo demás es una belleza que soslaya la tragedia del individuo que se proyecta en la sociedad, del hombre (Fausto) y de la mujer (Gretchen). La primera parte de Fausto se centra en realidad en el desolador encuentro entre ambos personajes, con Gretchen como víctima del narcisismo de Fausto. Ese drama de seducción y abandono es en este montaje un elemento casi invisible.
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Las marionetas pueden ser tan oscuras como cualquier otro lenguaje. De hecho, Goethe conoce el argumento de su tragedia gracias a un libreto para títeres. Pero la Handspring Puppet Company ha optado por un espectáculo virtuoso, de glamurosa estética cinematográfica: Helena es una starlette, el diablo (un actor humano) un encantador galán, Wagner un mayordomo a la inglesa y los otros personajes secundarios dignos de una película de la RKO. Quizá el sólido pacto entre arte y entretenimiento que se establece en el segundo prólogo del Faust (un diálogo entre el poeta, un actor y un director del teatro), no se ha dilucidado aquí del todo. Por un lado, camina la hondura de Kentridge y por el otro la ligereza de la Handspring Puppet Company.
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