La lucha de las “Mamás Leonas” de Teruel ilustra el difícil futuro de muchos paritorios en España

La crisis llevaba desde octubre incubándose en el Hospital Obispo Polanco de Teruel, pero todo se precipitó el martes 17 de junio en sendos cursos de gimnasia de preparación para el parto a los que acuden decenas de embarazadas. El aviso, lanzado en una rueda de prensa por la formación Teruel Existe, de que el paritorio del centro iba a cerrar el día 21 “si no llegan nuevos especialistas” de fuera de la provincia, actuó como catalizador. Los mensajes empezaron a volar entre los teléfonos móviles de gestantes de toda la ciudad.

Seguir leyendo

Óscar Martínez, presidente del Grupo Español de Seguridad Obstétrica, en una imagen de archivo. La baja natalidad, la falta de especialistas y la despoblación abocan al cierre a muchas maternidades, aunque algunas se mantendrán abiertas por la distancia al gran hospital más cercano  

La crisis llevaba desde octubre incubánose en el Hospital Obispo Polanco de Teruel, pero todo se precipitó el martes 17 de junio en sendos cursos de gimnasia de preparación para el parto a los que acuden decenas de embarazadas. El aviso, lanzado en una rueda de prensa por la formación Teruel Existe, de que el paritorio del centro iba a cerrar el día 21 “si no llegan nuevos especialistas” de fuera de la provincia, actuó como catalizador. Los mensajes empezaron a volar entre los teléfonos móviles de gestantes de toda la ciudad.

“Sabíamos que faltaban médicos en Ginecología. Pero ese día tomamos conciencia de golpe de que había que hacer algo. A muchas nos falta poco para dar a luz y, con las vacaciones de los médicos, nos temimos lo peor. Zaragoza está a 175 kilómetros y nadie quiere salir corriendo en el último momento”, cuenta Diana García.

Ella, Sara Miguel, Esther Baquero y Ana García se reunieron el pasado miércoles con EL PAÍS en la sombra que dan los árboles que rodean la Fuente Torán, una concurrida zona de paseo. Necesitan solo tres dedos para contar la improvisada estrategia que ha llevado a las “embarazadas de Teruel“ a la agenda informativa de toda España: “Uno, coordinarnos con un grupo de WhatsApp al que llamamos ‘Mamás Leonas’ y que tiene 170 miembros. Dos, ir al Diario de Teruel para explicar nuestras reclamaciones. Y tres, recoger firmas para implicar a todos en la defensa del paritorio”.

En un solo día, casi 50.000 personas —la provincia tiene 135.000 habitantes— apoyaron la iniciativa. De ellas, más de 6.000 firmaron en papel y el resto, a través de la plataforma Change.org. “La gente nos veía desde el coche y paraba para acercarse a firmar. Pusimos una parada al lado del hospital y los profesionales nos daban las gracias. Ha sido algo impresionante”, cuentan las futuras madres.

Clases de preparación para el parto en MaSalud, en Teruel.

Incluso en una provincia como Teruel, acostumbrada a movilizarse contra la despoblación —es la segunda menos poblada de España tras Soria—, la actitud de esas embarazadas generó una oleada de simpatía sin precedentes. “Es que las chicas tienen toda la razón. Estos niños tienen que nacer en Teruel, ¿dónde van a nacer si no? Y deben hacerlo en las mejores condiciones”, sentencia Marta Catalán, madre de mellizos y empleada del Horno Santa Cristina, inaugurado en 1915 en la céntrica calle del mismo nombre.

El cierre del paritorio, en realidad, es una alternativa que nadie desea. Lo rechazan las madres. No se lo plantea “en ningún caso” el consejero de Sanidad, José Luis Bancalero (PP), que reprocha a Teruel Existe haber generado una “alarma innecesaria”. Y tampoco lo consideran una buena opción sociedades científicas, como el Grupo Español de Seguridad Obstétrica (GESO).

“En Teruel confluyen todos los problemas que pueden afectar a una maternidad”, expone Óscar Martínez, presidente de GESO. El primero, compartido con toda España, es la caída de la natalidad, del 38% en solo una década y media (en 2024 nacieron 322.000 bebés). El segundo, propio de Teruel y la llamada “España vaciada”, es la despoblación. La provincia ha perdido casi la mitad de sus habitantes en el último siglo (ahora tiene 135.000).

“El resultado son maternidades con muy pocos nacimientos al año y esto, sin las medidas adecuadas, aumenta los riesgos para madres y bebés. Los centros tienen menos medios para afrontar emergencias obstétricas complejas y, sobre todo, un personal poco habituado a los partos complicados”, añade Martínez. Francia, por ejemplo, ha limitado el número de servicios con menos de 1.000 nacimientos al año. En Teruel hubo 488 en 2024. Aunque no existen datos oficiales publicados ni estudios que pongan cifras precisas, los expertos estiman que cerca de una cuarta parte de los paritorios —con mayor frecuencia privados que públicos— ha visto caer en los último años su número de partos a niveles que podrían considerarse de riesgo (menos de uno o dos al día de media).

Óscar Martínez, presidente del Grupo Español de Seguridad Obstétrica, en una imagen de archivo.

“La tendencia debe ser cerrar las maternidades más pequeñas y concentrar la actividad en las mayores, aunque esta sea a menudo una decisión políticamente difícil de tomar. Pero hay excepciones y Teruel es una de ellas. Con Zaragoza a casi dos horas, el riesgo de los traslados sería mayor al de mantener el servicio abierto”, concluye este experto.

Los cierres de maternidades —planteados o finalmente ejecutados— han sido un tema de debate y protestas recurrentes en los últimos años en España, con los casos de Verín (Ourense), Villarrobledo (Castilla-La Mancha) y Estella (Navarra) como los más destacados.

La solución en estos casos para mantenerlos abiertos pasa por ajustar los medios del hospital local a la demanda de la zona con medidas que garanticen la calidad asistencial. Pero en este punto surge un tercer problema: la dificultad de contratar a médicos en algunas especialidades. Un reto en muchas zonas de España que en Teruel es casi una quimera, admiten los responsables del hospital local.

“Para los residentes formados en Madrid, Barcelona o Zaragoza, un pequeño hospital como el nuestro no suele ser un destino preferente”, admiten Ana Garzarán y Rafael Gómez, directora y subdirector del Obispo Polanco. “Estamos acostumbrados a capear con la tormenta de la falta de profesionales, pero esta ha sido más intensa”, ilustran.

Una carta publicada en la prensa local por Emma Cabeza, hija de un ginecólogo del centro, resume cómo se ha gestado la crisis desde octubre, cuando empezaron las primeras bajas: “El Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Obispo Polanco está formado por nueve especialistas. En este momento hay una plaza sin cubrir, dos [médicos] exentos de guardia [por edad], otro de baja y otro en excedencia”. En estas circunstancias, las 60 guardias al mes del servicio (dos por día) recaerían sobre solo cuatro facultativos.

“Con el periodo vacacional, les corresponderían unas 20 guardias mensuales por persona”, sigue la carta. Un empleado del centro, que pide el anonimato por la tensión política que ha provocado la crisis, resume así la situación: “No es que sea ilegal, inhumano y un riesgo para los pacientes. Es que ni el Rafa Nadal de los ginecólogos aguantaría en sus mejores tiempos 20 guardias mensuales”. Aunque no siempre se cumple, la legislación prevé un máximo de cuatro guardias mensuales para un médico adjunto (siete para los residentes).

La directora del Hospital Obispo Polanco de Teruel, Ana Garzarán (derecha), y el subdirector, Rafael Gómez, en el interior del centro.

Garzarán y Gómez detallan cómo han tratado de suplir las bajas: “Hemos agotado las bolsas de trabajo. Pedido ayuda a otros hospitales de la comunidad, de donde han venido profesionales voluntariamente algunos días. Intentado contratar médicos de otras comunidades… Pero seguimos teniendo cinco vacantes sin cubrir”.

Esta es la razón que lleva a Manuel Gimeno, médico jubilado del Obispo Polanco y portavoz de Teruel Existe, a rechazar la acusación de alarmismo del consejero de Sanidad. “Pusimos de manifiesto una situación conocida por los profesionales del hospital y muchos pacientes. En ese momento, no estaba garantizada la asistencia en el paritorio a partir del día 21. El cierre era un riesgo real”, recalca.

La planificación, en este caso la falta de ella, es la cuarta y última razón que explica lo ocurrido en Teruel, según la mayoría de fuentes. Después de todo, otras zonas afrontan en España problemas similares y ninguna ha llegado a una situación parecida. Aunque el punto de partida no es sencillo. Aragón es un buen ejemplo de un país de extremos demográficos. El menos poblado de los grandes países de la Unión Europea, España tiene la segunda y tercera regiones metropolitanas con más habitantes (Madrid y Barcelona, solo detrás de París), según Eurostat. Y más de la mitad de la población aragonesa vive sobre menos del 2% del territorio de la comunidad, en Zaragoza capital.

“En estas condiciones, es muy complicado que hospitales pequeños aislados geográficamente consigan el personal que necesitan y que esté adecuadamente formado”, resume Óscar Martínez. El GESO participa en proyectos, dentro del programa Ángeles de Guardia, para ayudar en la formación de profesionales de centros como los de Menorca y Tremp, en el Pirineo de Lleida.

Las soluciones pueden variar en el detalle, pero comparten la idea básica de vincular un gran hospital con la maternidad del más pequeño. “El equipo de ginecología del mayor, que suele ser numeroso y con profesionales altamente cualificados, se involucra en la gestión del de menor tamaño. Ya no será algo ajeno, sino una parte de su trabajo. Llevarlo a la práctica suele requerir ordenar turnos y trasladarse algunos días a cubrir guardias”, expone Martínez.

Todo ello, sigue este experto, “es complejo en lo administrativo, laboral… y por esto requiere planificación y tiempo”. Este es el modelo que, con buenos resultados, se ha llevado a cabo en Tremp con el Hospital Arnau de Vilanova de Lleida. “Al final, es la única opción para mantener estas pequeñas maternidades abierta con niveles de calidad asistencial seguros”, concluye el presidente del GESO.

Jesús Ángel Martínez Burgui, presidente del Colegio de Médicos de Teruel, también considera clave la planificación frente a situaciones que “se dan en Aragón, pero también en otras zonas del país poco pobladas o aisladas geográficamente, como las islas”. En todas ellas, insiste, “confluyen problemas y particularidades, pero no son cosas imprevistas, son prevenibles”. En este sentido, pide a la Consejería de Sanidad las medidas para resolver la crisis actual y extiende las demandas “al Gobierno central, porque la falta de profesionales es gran parte del problema”.

En plena tormenta en Teruel, las Cortes de Aragón aprobaron el pasado jueves un decreto ley para “garantizar la provisión de puestos de difícil cobertura”. Este prevé que los profesionales que ejerzan tres años en una de estas plazas pasen a ser personal estatutario fijo sin necesidad de concurrir a examen. Es un intento de hacer más atractivo destinos como Teruel, pero también otros centros de la comunidad como Alcañiz, Barbastro, Calatayud, Huesca y Jaca.

Sanidad admite que también “se han planteado fórmulas” como la de Lleida y Tremp, aunque aún “no hay nada cerrado”. Otra opción ensayada son los llamados “contratos mixtos, para que el profesional que ejerza en un hospital comarcal mantenga el vínculo con el Miguel Servet o el Clínico de Zaragoza, siga integrado en sus unidades y en los equipos de investigación y formación”.

A la espera de soluciones duraderas, las guardias del paritorio de Teruel que no puedan ser asumidas por los ginecólogos del Obispo Polanco serán cubiertas voluntariamente por profesionales de Zaragoza y, cuando esto sea insuficiante, “se ha cerrado un acuerdo con la empresa privada Ribera Salud”, explica un portavoz de Sanidad.

Mientras avanzan todas estas gestiones, Diana García, Sara Miguel, Esther Baquero y Ana García se muestran “más tranquilas” cara al verano. “Se ha abierto el debate y, al menos, ahora vemos que se buscan soluciones. Es algo importante para nosotras, pero también para toda la ciudad. El hospital necesita más medios y más personal no solo en ginecología, sino en muchos más servicios”, alertan.

 Sociedad en EL PAÍS

Te Puede Interesar