El viaje psicotrópico de los mochileros ‘mulas’ desde una Tailandia que vuelve a criminalizar el cannabis

Las redes criminales han aprovechado la legalización de esta sustancia para buscar turistas dispuestos a introducir droga en Europa; las incautaciones se han multiplicado en los últimos años Leer Las redes criminales han aprovechado la legalización de esta sustancia para buscar turistas dispuestos a introducir droga en Europa; las incautaciones se han multiplicado en los últimos años Leer  

Bella Culley, una joven de 18 años de Billingham, al noreste de Reino Unido, fue detenida el 11 de mayo en el aeropuerto de Tbilisi, en Georgia, con 14 kilos de cannabis y hachís. Unas horas antes, en el aeropuerto de Sri Lanka, fue arrestada otra joven de Londres, una azafata de 21 años llamada Charlotte May Lee, quien llevaba en su equipaje de mano más de un millón de euros en cannabis.

Estas dos historias, aunque están separadas por más de 5.000 kilómetros, comparten un mismo punto de partida: Bangkok. Las dos británicas se encontraban de vacaciones en Tailandia y salieron desde la capital del reino budista cargadas con bolsas de kush, una popular variedad de marihuana índica que tiene su origen en la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán.

Desde junio de 2022, cuando las autoridades tailandesas despenalizaron el cannabis, el kush se puede encontrar en dispensarios legales de marihuana por todo el país y en una especie de top manta no regulado que se encuentra con facilidad en las ciudades más turísticas. Se vende muy barato, como el resto de variedades, en pequeñas bolsas de unos pocos gramos o en porros ya liados. Aquel verano de hace tres años, Tailandia se ganó la etiqueta de ser el nuevo Ámsterdam de Asia.

Que se pudiera conseguir marihuana con tanta facilidad ha sido un aliciente más que ha empujado a muchos mochileros hacia Bangkok, las paradisíacas islas o populares destinos de interior como Chiang Mai. La marihuana se había eliminado de la lista de narcóticos y el propósito de esta medida era que Tailandia entrara en el multimillonario mercado del cannabis medicinal, pero el uso recreativo cayó en un vacío legal. De eso se aprovecharon rápido las redes criminales, que vieron una gran oportunidad para exportar cannabis desde el país a otros rincones del mundo utilizando como mulas a los propios turistas.

Bella y Charlotte, las dos británicas detenidas en Georgia y Sri Lanka, habían estado publicando en sus redes sociales imágenes y vídeos de sus idílicas vacaciones en Tailandia. Ahora, ambas se enfrentan hasta a una pena de cadena perpetua por poseer e importar ilegalmente grandes cantidades del narcótico en bolsas envasadas al vacío.

Ha habido muchos casos de jóvenes extranjeros que estaban de turismo en Tailandia, sobre todo británicos, y que han terminado detenidos en escalas de vuelta a sus países con grandes cantidades de marihuana en las maletas. El año pasado, la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA) del Reino Unido emitió una advertencia sobre fuertes penas de prisión para quienes traigan cannabis del país asiático.

«Ha habido un aumento drástico en la cantidad de cannabis incautado en los aeropuertos. En 2024 se descubrieron casi 27 toneladas, en comparación con las tan solo cinco del año anterior y las dos toneladas de 2022″, señalaba un informe de la NCA.

La agencia apuntaba a que de los 750 contrabandistas arrestados en los aeropuertos el año pasado, 460 provenían de Tailandia. Desde Bangkok, la policía tailandesa informó hace un par de meses que, desde el verano pasado, alrededor de 800 personas, entre ellas 50 británicos, habían sido detenidas por tráfico de drogas y que se habían incautado más de nueve toneladas de cannabis.

Un caso muy mediático fue la detención del ex futbolista del Arsenal Jay Emmanuel-Thomas, acusado por la policía británica de contrabando de cannabis. Salió de Bangkok y fue detenido en el aeropuerto de Stansted, en Londres, con dos maletas que contenían un total de 60 kilos de cannabis.

Los investigadores cuentan que los traficantes reclutan en muchas ocasiones a sus mulas en las redes sociales -buscan especialmente perfiles de chicas muy jóvenes y poco sospechosas- y les cubren el viaje y todos los gastos, más un pago por adelantado. El otro método es la caza de turistas extranjeros directamente en Tailandia. A estos los ofrecen llevar maletas llenas de cannabis por pagos que van de los 2.000 a los 6.000 euros.

Las redes se han aprovechado estos últimos años de la permisividad de la legislación tailandesa para convertir al país del sudeste asiático en un centro global de tráfico de cannabis hacia Europa. Pero su negocio ahora se ve amenazado por el giro radical que está dando el Gobierno de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra, que está intentando controlar una industria estimada en 1.000 millones de dólares que está fuera de control.

Hace unos días, se aprobaron nuevas medidas para restringir el consumo del cannabis sin receta médica. «La política debe volver a su objetivo original de controlar el cannabis únicamente para uso médico», manifestó el pasado fin de semana un portavoz del Gobierno.

El Ministerio de Salud Pública de Tailandia pretende volver a criminalizar la droga y que las más de 18.000 tiendas de cannabis con licencia que hay por todo el país se adapten a las nuevas regulaciones. Los medios locales han informado que parte de la culpa para que, tras meses de debate en el Parlamento, salga al fin adelante esta nueva política restrictiva la tiene Reino Unido. Desde Londres llevan tiempo presionando a Bangkok para que tomen medidas después de la avalancha de mochileros mulas utilizados por los traficantes.

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