Una de las preocupaciones que se consulta con más frecuencia en los asesoramientos en sexualidad es el que tiene que ver con la diferencia entre las cotas de placer que se alcanzan en solitario a través de la masturbación frente a las que se consiguen en pareja a través de la interacción sexual con penetración. Y aunque se puede dar en todo tipo de relaciones, según plantea la sexóloga de Diversual, Lucía Jiménez, es aún más frecuente cuando se habla de relaciones heterosexuales. De hecho, según revela el Estudio de Hábitos Sexuales 2025 de Diversual, las mujeres (el concepto concreto al que se hace referencia es el de «personas con identidad de género femenino») que han sido encuestadas aseguran llegar al orgasmo un 65,9% de las veces en pareja, mientras que en solitario consiguen alcanzar el clímax en el 86,6% de las ocasiones. Y lo más llamativo es que esta diferencia no es tan acusada en el caso de los hombres (o personas de identidad de género masculina) que llegan al orgasmo un 86,1% de las veces en pareja y un 90,4% a solas, según este mismo estudio.Pero, ¿a qué se debe esta b recha orgásmica ? Tal como explica la sexóloga Lucía Jiménez la clave reside en la influencia nociva que ha ejercicio el porno y la cultura sexual imperante en torno a lo que aporta placer a la mujer. Según estos falsos mitos, que gozan de más popularidad de lo que se cree, la principal forma de recibir placer es la penetración. Y esto ha hecho que muchas mujeres crean que deben obligatoriamente introducirse vaginalmente los dedos o algún vibrador para actuar normativamente desde el punto de vista sexual. Sin embargo, la mayoría de las mujeres se estimulan de forma externa acariciando su clítoris con las manos, rozándose con la almohada o con las sábanas o con juguetes sexuales para mujeres . Así, sus orgasmos a solas casi siempre son de forma superficial y clitorial, pero a la hora de interactuar en pareja no suelen hacer lo mismo. ¿Por qué? El problema es que cuando algunas de ellas pasan a compartir su sexualidad en pareja se ven cohibidas por algunos prejuicios pues piensan que cuando se masturban «no resultan tan atractivas como esas mujeres que gimen y se retuercen de placer en las películas y en los vídeos de internet«, plantea Jiménez. Por eso algunas llegan a sentir vergüenza a la hora de exponerse de esa forma y dejan de estimularse, dando lugar así a una menor cantidad de orgasmos en pareja y a una reducción del placer en las interacciones sexuales.El discurso eróticoPero además, como añade la sexóloga de Diversual, también existe la llamada «ansiedad de prestación» que es aquella que hace que algunas personas sientan y crean que tienen que actuar de una forma determinada y realizar esa « performance « que se le presupone en esas circunstancias y que tiene que ver con el movimiento del cuerpo, los gemidos y los tiempos que corresponden para cada uno de ellos. La cuestión es, como alerta Jiménez, que la presión por llegar a unos imposibles o a esas cuestionas forzadas o actuadas puede generar mucha ansiedad e impide conectar con la relajación y, por tanto, con el placer. Sin embargo, en el caso de los hombres cabe destacar, como apunta la sexóloga que si uno analiza cómo se orquesta el discurso erótico en general éste suele coincidir con una mirada masculina que observa, desea y mueve el placer hacia su propia satisfacción y otro sujeto pasivo, la mujer, que es la deseada, la que satisface y la que se adapta a los ritmos del otro. «Por eso cuando este tipo de mujeres tienen sexo con un hombre no saben qué desean ni qué les da placer. No se centran en su propio cuerpo ni en su propio placer sino en el del otro y eso hace que, lógicamente, tengan menos orgasmos», aclara Jiménez. Este tipo de actitudes y comportamientos, según argumenta la sexóloga de Diversual, son el resultado de muchos años de desinformación y de nula educación sexual en la que los genitales femeninos no han sido interés de estudio más allá de lo que tuviera que ver con la reproducción. «Teniendo en cuenta que la estructura anatómica del clítoris fue descrita por primera vez de forma completa por la uróloga Helen O’Connel en 1998 no es raro que algunas mujeres no sepan ni dónde está ni qué es el clítoris», declara la sexóloga quien apunta, además, que durante sus estudios de Biología no recuerda haber estudiado referencias a la existencia del clítoris.Noticias relacionadas estandar No Qué es el orgasmo cervical y cómo se estimula la zona para lograrlo Raquel Alcolea estandar No Pareja Del ‘shallowing’ al ‘humping’: las tendencias de estimulación erótica que reviven la pasión sexual Raquel AlcoleaComparte un análisis similar el experto en sexualidad Adnane Kabaj, cofundador de la marca de higiene íntima IntyEssentials , quien apunta que la brecha orgásmica (en su caso cita el informe del Kinsey Institute ‘The Lifelong Orgasm Gap’) no se explica por factores biológicos, sino también por estructuras culturales y educativas centradas en el placer masculino así como por la falta de productos y cuidados adaptados a las necesidades reales de cada persona. La educación sexual deficiente o sesgada, la falta de conexión con el propio cuerpo y los patrones sexuales que priorizan el placer masculino son, según Kabaj, los ingredientes de esa compleja amalgama que explica la brecha sexual. A esto hay que sumar que muchas mujeres aprenden desde la infancia a priorizar el deseo ajeno, a desconfiar de su cuerpo o incluso a sentir vergüenza por darse placer. En este sentido el experto apunta que la soledad ha constituido para muchas un refugio en el que desaparecen la presión y el miedo al juicio o al rendimiento sexual, lo que ha permitido una exploración más íntima y pausada. Por su parte la experta sexual de Iroha , Monica Chang, señala otro de los aspectos que también pueden contribuir a explicar esta brecha y es la incomprensión de la pareja sobre lo que realmente necesitan las mujeres para llegar al orgasmo y el desconocimiento de que la estimulación del clítoris es crucial para la mayoría de ellas. Además, según asegura la experta, son muchas las parejas que eligen priorizar el placer masculino frente al femenino. «El sexo heterosexual en particular suele centrarse en el coito vaginal, que no es la vía más fiable para llegar al orgasmo en la mayoría de las mujeres», aclara Chang.Además se da la circunstancia, como alerta el experto de Inty Essentials, de que muchas mujeres acceden al conocimiento de su propio placer en una etapa tardía y eso no se debe al hecho de que hayan tenido o no pareja, sino a la mayor o menor autoexploración. «El dominio de sus preferencias , la forma y el momento idóneos y la capacidad de manifestarlo con libertad continúa siendo una reciente adquisición para muchas de ellas. No es casualidad que quienes practican la masturbación de forma habitual también reporten orgasmos de mayor calidad en pareja: su conocimiento corporal y el conocimiento de sus deseos es más preciso, y sus inhibiciones al comunicarlo son menores«, revela Kabaj. Noticias relacionadas estandar No Qué son las feromonas y cómo afectan a la vida sexual Raquel Alcolea estandar Si ¿Es bueno usar aceite de coco para hidratar la zona íntima? Raquel AlcoleaPero el problema, como advierte Kabaj, no se resuelve solo con conocimiento, ya que en contextos en los que existe dolor, sequedad, vergüenza o molestias específicas (como en el posparto, la menopausia o tras una experiencia sexual difícil) el placer puede parecer inalcanzable. «Ahí es donde el cuidado íntimo cobra importancia: no como una solución mágica, sino como parte de una reconexión progresiva con el cuerpo, el deseo y el bienestar», añade el experto de IntyEssentials. Algunos recursos prácticos en este sentido son, según explica Kabak, lubricantes adaptados al pH, aceites de masaje sin perfumes agresivos, anillos amortiguadores, productos hidratantes íntimos o incluso la práctica frecuente de rituales sencillos que ayuden al cuerpo a sentirse bien, sin presiones ni exigencias. Una de las preocupaciones que se consulta con más frecuencia en los asesoramientos en sexualidad es el que tiene que ver con la diferencia entre las cotas de placer que se alcanzan en solitario a través de la masturbación frente a las que se consiguen en pareja a través de la interacción sexual con penetración. Y aunque se puede dar en todo tipo de relaciones, según plantea la sexóloga de Diversual, Lucía Jiménez, es aún más frecuente cuando se habla de relaciones heterosexuales. De hecho, según revela el Estudio de Hábitos Sexuales 2025 de Diversual, las mujeres (el concepto concreto al que se hace referencia es el de «personas con identidad de género femenino») que han sido encuestadas aseguran llegar al orgasmo un 65,9% de las veces en pareja, mientras que en solitario consiguen alcanzar el clímax en el 86,6% de las ocasiones. Y lo más llamativo es que esta diferencia no es tan acusada en el caso de los hombres (o personas de identidad de género masculina) que llegan al orgasmo un 86,1% de las veces en pareja y un 90,4% a solas, según este mismo estudio.Pero, ¿a qué se debe esta b recha orgásmica ? Tal como explica la sexóloga Lucía Jiménez la clave reside en la influencia nociva que ha ejercicio el porno y la cultura sexual imperante en torno a lo que aporta placer a la mujer. Según estos falsos mitos, que gozan de más popularidad de lo que se cree, la principal forma de recibir placer es la penetración. Y esto ha hecho que muchas mujeres crean que deben obligatoriamente introducirse vaginalmente los dedos o algún vibrador para actuar normativamente desde el punto de vista sexual. Sin embargo, la mayoría de las mujeres se estimulan de forma externa acariciando su clítoris con las manos, rozándose con la almohada o con las sábanas o con juguetes sexuales para mujeres . Así, sus orgasmos a solas casi siempre son de forma superficial y clitorial, pero a la hora de interactuar en pareja no suelen hacer lo mismo. ¿Por qué? El problema es que cuando algunas de ellas pasan a compartir su sexualidad en pareja se ven cohibidas por algunos prejuicios pues piensan que cuando se masturban «no resultan tan atractivas como esas mujeres que gimen y se retuercen de placer en las películas y en los vídeos de internet«, plantea Jiménez. Por eso algunas llegan a sentir vergüenza a la hora de exponerse de esa forma y dejan de estimularse, dando lugar así a una menor cantidad de orgasmos en pareja y a una reducción del placer en las interacciones sexuales.El discurso eróticoPero además, como añade la sexóloga de Diversual, también existe la llamada «ansiedad de prestación» que es aquella que hace que algunas personas sientan y crean que tienen que actuar de una forma determinada y realizar esa « performance « que se le presupone en esas circunstancias y que tiene que ver con el movimiento del cuerpo, los gemidos y los tiempos que corresponden para cada uno de ellos. La cuestión es, como alerta Jiménez, que la presión por llegar a unos imposibles o a esas cuestionas forzadas o actuadas puede generar mucha ansiedad e impide conectar con la relajación y, por tanto, con el placer. Sin embargo, en el caso de los hombres cabe destacar, como apunta la sexóloga que si uno analiza cómo se orquesta el discurso erótico en general éste suele coincidir con una mirada masculina que observa, desea y mueve el placer hacia su propia satisfacción y otro sujeto pasivo, la mujer, que es la deseada, la que satisface y la que se adapta a los ritmos del otro. «Por eso cuando este tipo de mujeres tienen sexo con un hombre no saben qué desean ni qué les da placer. No se centran en su propio cuerpo ni en su propio placer sino en el del otro y eso hace que, lógicamente, tengan menos orgasmos», aclara Jiménez. Este tipo de actitudes y comportamientos, según argumenta la sexóloga de Diversual, son el resultado de muchos años de desinformación y de nula educación sexual en la que los genitales femeninos no han sido interés de estudio más allá de lo que tuviera que ver con la reproducción. «Teniendo en cuenta que la estructura anatómica del clítoris fue descrita por primera vez de forma completa por la uróloga Helen O’Connel en 1998 no es raro que algunas mujeres no sepan ni dónde está ni qué es el clítoris», declara la sexóloga quien apunta, además, que durante sus estudios de Biología no recuerda haber estudiado referencias a la existencia del clítoris.Noticias relacionadas estandar No Qué es el orgasmo cervical y cómo se estimula la zona para lograrlo Raquel Alcolea estandar No Pareja Del ‘shallowing’ al ‘humping’: las tendencias de estimulación erótica que reviven la pasión sexual Raquel AlcoleaComparte un análisis similar el experto en sexualidad Adnane Kabaj, cofundador de la marca de higiene íntima IntyEssentials , quien apunta que la brecha orgásmica (en su caso cita el informe del Kinsey Institute ‘The Lifelong Orgasm Gap’) no se explica por factores biológicos, sino también por estructuras culturales y educativas centradas en el placer masculino así como por la falta de productos y cuidados adaptados a las necesidades reales de cada persona. La educación sexual deficiente o sesgada, la falta de conexión con el propio cuerpo y los patrones sexuales que priorizan el placer masculino son, según Kabaj, los ingredientes de esa compleja amalgama que explica la brecha sexual. A esto hay que sumar que muchas mujeres aprenden desde la infancia a priorizar el deseo ajeno, a desconfiar de su cuerpo o incluso a sentir vergüenza por darse placer. En este sentido el experto apunta que la soledad ha constituido para muchas un refugio en el que desaparecen la presión y el miedo al juicio o al rendimiento sexual, lo que ha permitido una exploración más íntima y pausada. Por su parte la experta sexual de Iroha , Monica Chang, señala otro de los aspectos que también pueden contribuir a explicar esta brecha y es la incomprensión de la pareja sobre lo que realmente necesitan las mujeres para llegar al orgasmo y el desconocimiento de que la estimulación del clítoris es crucial para la mayoría de ellas. Además, según asegura la experta, son muchas las parejas que eligen priorizar el placer masculino frente al femenino. «El sexo heterosexual en particular suele centrarse en el coito vaginal, que no es la vía más fiable para llegar al orgasmo en la mayoría de las mujeres», aclara Chang.Además se da la circunstancia, como alerta el experto de Inty Essentials, de que muchas mujeres acceden al conocimiento de su propio placer en una etapa tardía y eso no se debe al hecho de que hayan tenido o no pareja, sino a la mayor o menor autoexploración. «El dominio de sus preferencias , la forma y el momento idóneos y la capacidad de manifestarlo con libertad continúa siendo una reciente adquisición para muchas de ellas. No es casualidad que quienes practican la masturbación de forma habitual también reporten orgasmos de mayor calidad en pareja: su conocimiento corporal y el conocimiento de sus deseos es más preciso, y sus inhibiciones al comunicarlo son menores«, revela Kabaj. Noticias relacionadas estandar No Qué son las feromonas y cómo afectan a la vida sexual Raquel Alcolea estandar Si ¿Es bueno usar aceite de coco para hidratar la zona íntima? Raquel AlcoleaPero el problema, como advierte Kabaj, no se resuelve solo con conocimiento, ya que en contextos en los que existe dolor, sequedad, vergüenza o molestias específicas (como en el posparto, la menopausia o tras una experiencia sexual difícil) el placer puede parecer inalcanzable. «Ahí es donde el cuidado íntimo cobra importancia: no como una solución mágica, sino como parte de una reconexión progresiva con el cuerpo, el deseo y el bienestar», añade el experto de IntyEssentials. Algunos recursos prácticos en este sentido son, según explica Kabak, lubricantes adaptados al pH, aceites de masaje sin perfumes agresivos, anillos amortiguadores, productos hidratantes íntimos o incluso la práctica frecuente de rituales sencillos que ayuden al cuerpo a sentirse bien, sin presiones ni exigencias.
Una de las preocupaciones que se consulta con más frecuencia en los asesoramientos en sexualidad es el que tiene que ver con la diferencia entre las cotas de placer que se alcanzan en solitario a través de la masturbación frente a las que … se consiguen en pareja a través de la interacción sexual con penetración. Y aunque se puede dar en todo tipo de relaciones, según plantea la sexóloga de Diversual, Lucía Jiménez, es aún más frecuente cuando se habla de relaciones heterosexuales. De hecho, según revela el Estudio de Hábitos Sexuales 2025 de Diversual, las mujeres (el concepto concreto al que se hace referencia es el de «personas con identidad de género femenino») que han sido encuestadas aseguran llegar al orgasmo un 65,9% de las veces en pareja, mientras que en solitario consiguen alcanzar el clímax en el 86,6% de las ocasiones. Y lo más llamativo es que esta diferencia no es tan acusada en el caso de los hombres (o personas de identidad de género masculina) que llegan al orgasmo un 86,1% de las veces en pareja y un 90,4% a solas, según este mismo estudio.
Pero, ¿a qué se debe esta brecha orgásmica? Tal como explica la sexóloga Lucía Jiménez la clave reside en la influencia nociva que ha ejercicio el porno y la cultura sexual imperante en torno a lo que aporta placer a la mujer. Según estos falsos mitos, que gozan de más popularidad de lo que se cree, la principal forma de recibir placer es la penetración. Y esto ha hecho que muchas mujeres crean que deben obligatoriamente introducirse vaginalmente los dedos o algún vibrador para actuar normativamente desde el punto de vista sexual. Sin embargo, la mayoría de las mujeres se estimulan de forma externa acariciando su clítoris con las manos, rozándose con la almohada o con las sábanas o con juguetes sexuales para mujeres. Así, sus orgasmos a solas casi siempre son de forma superficial y clitorial, pero a la hora de interactuar en pareja no suelen hacer lo mismo. ¿Por qué? El problema es que cuando algunas de ellas pasan a compartir su sexualidad en pareja se ven cohibidas por algunos prejuicios pues piensan que cuando se masturban «no resultan tan atractivas como esas mujeres que gimen y se retuercen de placer en las películas y en los vídeos de internet«, plantea Jiménez. Por eso algunas llegan a sentir vergüenza a la hora de exponerse de esa forma y dejan de estimularse, dando lugar así a una menor cantidad de orgasmos en pareja y a una reducción del placer en las interacciones sexuales.
El discurso erótico
Pero además, como añade la sexóloga de Diversual, también existe la llamada «ansiedad de prestación» que es aquella que hace que algunas personas sientan y crean que tienen que actuar de una forma determinada y realizar esa «performance« que se le presupone en esas circunstancias y que tiene que ver con el movimiento del cuerpo, los gemidos y los tiempos que corresponden para cada uno de ellos. La cuestión es, como alerta Jiménez, que la presión por llegar a unos imposibles o a esas cuestionas forzadas o actuadas puede generar mucha ansiedad e impide conectar con la relajación y, por tanto, con el placer.
Sin embargo, en el caso de los hombres cabe destacar, como apunta la sexóloga que si uno analiza cómo se orquesta el discurso erótico en general éste suele coincidir con una mirada masculina que observa, desea y mueve el placer hacia su propia satisfacción y otro sujeto pasivo, la mujer, que es la deseada, la que satisface y la que se adapta a los ritmos del otro. «Por eso cuando este tipo de mujeres tienen sexo con un hombre no saben qué desean ni qué les da placer. No se centran en su propio cuerpo ni en su propio placer sino en el del otro y eso hace que, lógicamente, tengan menos orgasmos», aclara Jiménez.
Este tipo de actitudes y comportamientos, según argumenta la sexóloga de Diversual, son el resultado de muchos años de desinformación y de nula educación sexual en la que los genitales femeninos no han sido interés de estudio más allá de lo que tuviera que ver con la reproducción. «Teniendo en cuenta que la estructura anatómica del clítoris fue descrita por primera vez de forma completa por la uróloga Helen O’Connel en 1998 no es raro que algunas mujeres no sepan ni dónde está ni qué es el clítoris», declara la sexóloga quien apunta, además, que durante sus estudios de Biología no recuerda haber estudiado referencias a la existencia del clítoris.
Comparte un análisis similar el experto en sexualidad Adnane Kabaj, cofundador de la marca de higiene íntima IntyEssentials, quien apunta que la brecha orgásmica (en su caso cita el informe del Kinsey Institute ‘The Lifelong Orgasm Gap’) no se explica por factores biológicos, sino también por estructuras culturales y educativas centradas en el placer masculino así como por la falta de productos y cuidados adaptados a las necesidades reales de cada persona.
La educación sexual deficiente o sesgada, la falta de conexión con el propio cuerpo y los patrones sexuales que priorizan el placer masculino son, según Kabaj, los ingredientes de esa compleja amalgama que explica la brecha sexual. A esto hay que sumar que muchas mujeres aprenden desde la infancia a priorizar el deseo ajeno, a desconfiar de su cuerpo o incluso a sentir vergüenza por darse placer. En este sentido el experto apunta que la soledad ha constituido para muchas un refugio en el que desaparecen la presión y el miedo al juicio o al rendimiento sexual, lo que ha permitido una exploración más íntima y pausada.
Por su parte la experta sexual de Iroha, Monica Chang, señala otro de los aspectos que también pueden contribuir a explicar esta brecha y es la incomprensión de la pareja sobre lo que realmente necesitan las mujeres para llegar al orgasmo y el desconocimiento de que la estimulación del clítoris es crucial para la mayoría de ellas. Además, según asegura la experta, son muchas las parejas que eligen priorizar el placer masculino frente al femenino. «El sexo heterosexual en particular suele centrarse en el coito vaginal, que no es la vía más fiable para llegar al orgasmo en la mayoría de las mujeres», aclara Chang.
Además se da la circunstancia, como alerta el experto de Inty Essentials, de que muchas mujeres acceden al conocimiento de su propio placer en una etapa tardía y eso no se debe al hecho de que hayan tenido o no pareja, sino a la mayor o menor autoexploración. «El dominio de sus preferencias, la forma y el momento idóneos y la capacidad de manifestarlo con libertad continúa siendo una reciente adquisición para muchas de ellas. No es casualidad que quienes practican la masturbación de forma habitual también reporten orgasmos de mayor calidad en pareja: su conocimiento corporal y el conocimiento de sus deseos es más preciso, y sus inhibiciones al comunicarlo son menores«, revela Kabaj.
Pero el problema, como advierte Kabaj, no se resuelve solo con conocimiento, ya que en contextos en los que existe dolor, sequedad, vergüenza o molestias específicas (como en el posparto, la menopausia o tras una experiencia sexual difícil) el placer puede parecer inalcanzable. «Ahí es donde el cuidado íntimo cobra importancia: no como una solución mágica, sino como parte de una reconexión progresiva con el cuerpo, el deseo y el bienestar», añade el experto de IntyEssentials. Algunos recursos prácticos en este sentido son, según explica Kabak, lubricantes adaptados al pH, aceites de masaje sin perfumes agresivos, anillos amortiguadores, productos hidratantes íntimos o incluso la práctica frecuente de rituales sencillos que ayuden al cuerpo a sentirse bien, sin presiones ni exigencias.
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