Chemnitz, sorpresas arquitectónicas, culturales y paisajísticas en la Capital Europea de la Cultura

Chemnitz fue una importante ciudad industrial, hasta tal punto que se la conocía como “la Mánchester sajona” en el siglo XIX. Fueron años en que las 800 chimeneas de las fábricas y refinerías eran la seña de identidad de la ciudad alemana, tal y como reflejó en su obra el expresionista Karl Schmidt-Rottluff, oriundo de Chemnitz. Una época en la que este lugar también era famoso por su producción textil y metalúrgica, antes de quedar prácticamente destruido por los bombardeos de la II Guerra Mundial. Tras la división de Europa en la posguerra, llegaron los tiempos de la RDA y recibió el nombre de Karl-Marx-Stadt (Ciudad de Karl Marx, en castellano), cuya cabeza de piedra de siete metros de altura y 40 toneladas de peso se ha convertido en su nueva seña de identidad, a pesar de que el filósofo y autor del Manifiesto Comunista nunca estuvo aquí.

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 La ciudad alemana despliega este 2025 todos sus encantos. Una ruta por sus museos imprescindibles, el casco antiguo o la bella plaza del Teatro que se extiende a las cercanas Zwickau y Ehrenfriedersdorf  

Chemnitz fue una importante ciudad industrial, hasta tal punto que se la conocía como “la Mánchester sajona” en el siglo XIX. Fueron años en que las 800 chimeneas de las fábricas y refinerías eran la seña de identidad de la ciudad alemana, tal y como reflejó en su obra el expresionista Karl Schmidt-Rottluff, oriundo de Chemnitz. Una época en la que este lugar también era famoso por su producción textil y metalúrgica, antes de quedar prácticamente destruido por los bombardeos de la II Guerra Mundial. Tras la división de Europa en la posguerra, llegaron los tiempos de la RDA y recibió el nombre de Karl-Marx-Stadt (Ciudad de Karl Marx, en castellano), cuya cabeza de piedra de siete metros de altura y 40 toneladas de peso se ha convertido en su nueva seña de identidad, a pesar de que el filósofo y autor delManifiesto Comunista nunca estuvo aquí.

Al poco de la reunificación alemana de 1990, la ciudad de Karl Marx recuperó su nombre genuino y hoy Chemnitz ha merecido el nombramiento de Ciudad Europea de la Cultura 2025, junto con 38 municipalidades de Sajonia Central, los Montes Metálicos y la ciudad de Zwickau, ofreciendo la oportunidad de explorar esta zona del este de Alemania en el corazón de Europa. Bajo el lema de “Hacer visible, lo invisible”, se suceden festivales, exposiciones, conciertos, eventos gastronómicos, regionales y deportivos. Todo aquello que ayude a entender el pasado y vislumbrar el futuro de este enclave.

El comienzo de la ruta puede ser en el Monumento a Karl Marx, conocido popularmente como Nischel, que sirve de punto de encuentro y partida (imposible pasarlo de largo) de un agradable paseo por una ciudad lo suficientemente pequeña para recorrerla andando. Se alza la vista hasta abarcar al Hotel Cosmos, el edificio más alto de Chemnitz, y se baja para no pisar la isla dibujada en el suelo de la calle Inner Klosterstraße, llena de estatuillas de pingüinos, cuya coordenada geográfica de longitud 12°55′11′’ marca el este hasta dar con una de las mayores colonias de pingüino emperador de la Antártida, exactamente a 15.000 kilómetros de distancia.

El Monumento a Karl Marx, conocido popularmente como 'Nischel', en Chemnitz.
El Monumento a Karl Marx, conocido popularmente como ‘Nischel’, en Chemnitz.Silvio Quick (Alamy / CORDON PRESS)

Lo que sería el casco antiguo responde a una variedad arquitectónica que cuenta la historia de Chemnitz. Un Ayuntamiento neorenacentista cuya torre ofrece la panorámica de la ciudad; la llamada Torre Roja que habla de tiempos medievales, de cuando era una ciudad amurallada; y una serie de edificios construidos tras la caída del muro por arquitectos de renombre como Helmut Jahn, Hans Kollhoff o Christoph Ingenhoven. De la corriente art noveau es la piscina Stadtbad Chemnitz, diseñada por Fred Otto, una auténtica revolución de los años veinte cuando fue una de las más modernas y grandes, y que sigue aun cumpliendo su función. El estilo arquitectónico de la Bauhaus hace alarde en un edificio diseñado por el arquitecto Erich Mendelsohn en 1929. Si sus 3.000 metros cuadrados se destinaron a los rompedores almacenes Schocken, hoy son sede del Museo Estatal de Arqueología, cuyo propósito es mostrar 300.000 años de la historia de Sajonia en diferentes ámbitos.

Interior de la piscina Stadtbad Chemnitz, diseñada por Fred Otto.
Interior de la piscina Stadtbad Chemnitz, diseñada por Fred Otto.Agencja Fotograficzna Caro / Alamy / CORDON PRESS

Uno de los rincones más bellos de la ciudad se encuentra en el conjunto arquitectónico de la plaza del Teatro, cuya Ópera de diseño Jugendstil es obra de Richard Möbius y en ella se suceden todo tipo de eventos culturales. A un lado se yergue la catedral neogótica de San Pedro, al otro, el Kunstsammlungen, o museo de Arte Contemporáneo, donde disfrutar de exposiciones temporales y permanentes, como la dedicada a Karl Schmidt-Rottluff. Al fondo de la plaza aparece el muy aconsejable Hotel Chemnitzer Hof, construido en 1929 en estilo puro Bauhaus.

La plaza de Chemnitz en la que se concentran su Ópera y la catedral neogótica de San Pedro.
La plaza de Chemnitz en la que se concentran su Ópera y la catedral neogótica de San Pedro. rudi (Alamy / CORDON PRESS)

El Museo Gunzenhauser rinde homenaje al provocativo y satírico Otto Dix, uno de los representantes de la Nueva Objetividad alemana. Lo que en principio fue un banco construido por Fred Otto en 1939, el estudio Staab Architekten lo transformó en 2007 en el actual museo que alberga la colección del doctor Alfred Gunzenhauser, un apasionado del arte que donó casi 3.000 obras de 270 artistas a la ciudad de Chemnitz, entre ellas la mayor colección del expresionista Otto Dix, además de obras de Gabriele Münter, Serge Poliakoff, Uwe Lausen y Johannes Grützke.

El museo de la Industria de Chemnitz es un ineludible donde comprender el desarrollo de la ciudad sajona. Allí se muestran los telares, las máquinas de coser legendarias y todo tipo de maquinaria de cuando la industria textil de era uno de los factores vitales de la ciudad. Como también es un disfrute ver la máquina de vapor de 1896, funcionando, y observar los precursores de ordenadores y teléfonos móviles.

El museo de la Industria de Chemnitz (Alemania).
El museo de la Industria de Chemnitz (Alemania).Florian Freund (Alamy / CORDON PRESS)

Y, aprovechando los proyectos artísticos para el año de la capitalidad de Chemnitz, hay que seguir la ruta de los 30.000 antiguos garajes de la RDA, áreas que se utilizaban como archivos, lugares de reuniones o exposiciones y cuya historia se narrará a través de motivos creativos.

El jardín botánico al norte de Chemnitz también tiene una agradable visita, y, al sur de la ciudad, el castillo Klaffenbach —entre los muchos otros con los que cuenta la región— se ha convertido en hotel rodeado por un lago y frondosos bosques. Organizan exposiciones de arte y hay un parque para niños e incluso un campo de golf de 18 hoyos. Durante el verano se organizan conciertos en su patio, que acoge el mercadillo en la estación navideña.

Coches y música en Zwickau

Vecina de Chemnitz, la ciudad alemana de Zwickau tiene un papel primordial en la capitalidad cultural de la primera ciudad en 2025, aportando una gran herencia en el sector del automóvil y también en el musical.

El museo de August Horch ofrece una fascinante inmersión en el mundo del motor, especialmente de la marca Audi, que dio un paso de gigante al fusionarse con las alemanas DKW, Horch y Wanderer, y de cuya unión nació el famoso logo de los cuatro círculos. Sus 6.400 metros cuadrados están magistralmente distribuidos para presumir de cien años de la vida del automóvil, con fastuosos modelos años veinte, cuando carrocería, tapicería y ornamentos se cuidaban al detalle, hasta los primeros coches de Fórmula 1, pasando por el entrañable Trabant, símbolo automovilístico de la RDA.

Una de las salas del museo de August Horch, en la ciudad alemana de Zwickau.
Una de las salas del museo de August Horch, en la ciudad alemana de Zwickau.Jan Woitas (picture alliance / Getty Images)

Respecto a su faceta musical, en Zwickau nació el 8 de junio de 1810 el compositor Robert Schumann, y allí se estableció con su esposa, la pianista y compositora Clara Schumann, creando un hogar hoy reconvertido en uno de los museos de música más completos de Alemania.

Un sendero artístico en la región

Senderos de arte y escultura del Camino Púrpura es como se ha venido a nombrar a la iniciativa artística por los Montes Metálicos, antiguo enclave minero por excelencia. Una exposición única que abarca cantidad de espacios públicos, en los que obras de diferentes artistas de renombre, tanto locales como internacionales, crean un lazo entre Chemnitz y 38 ciudades y municipios como parte del programa de la capitalidad cultural de la región. Ejemplo de ello es Wildschweine, en la localidad de Ehrenfriedersdorf, que enseña las tres esculturas en bronce del artista Carl Emanuel Wolff, custodiando la antigua mina de estaño y plata. Mientras que en el parque del balneario Bad Schlema se yergue la fascinante obra Stack, del inglés Tony Cragg, una columna de bronce de cuatro metros de altura que parece estar en movimiento.

La obra 'Wildschweine', de Carl Emanuel Wolff, en el Camino Púrpura a su paso por Ehrenfriedersdorf.
La obra ‘Wildschweine’, de Carl Emanuel Wolff, en el Camino Púrpura a su paso por Ehrenfriedersdorf.MANENA MUNAR

Por el pueblo de Schneeberg se suceden los testimonios de su antigua razón de ser como villa minera. Nombres de calles, esculturas, o sus genuinos candelabros en forma de arco que adornan las ventanas en la estación navideña. En una esquina del Schwibbogen, las figuritas de mineros muestran los varones que tiene la familia, mientras que los ángeles, en el otro extremo, representan las niñas de la casa. Y hablando de Navidad, hay que mencionar que este pueblo, antaño minero, hoy es famoso por el esmero con que se viste en esa estación. Numerosos visitantes acuden a ver su mercadillo, disfrutar del aroma y el sabor de las galletas de jengibre, de su vino caliente (glühwein) y de esa artesanía que le ha afamado los últimos años. Tanto, que Schneeberg cuenta con una academia de artes y oficios a la que se apunta gente de todo el mundo para aprender técnicas textiles y de talla de la madera.

El nombramiento de Chemnitz como capital europea de la cultura supone una invitación para descubrir diferentes aspectos de la región sajona —ellos esperan unos 80.000 visitantes—. Lugares que, si hasta ahora no han tenido una especial atención turística, aprovecharán este año para enseñar lo mucho que pueden ofrecer.

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