Viendo el ritmo al que crece la inversión en España en los últimos años, no parece que los fondos europeos de recuperación NGEU tengan la efectividad que se anunciaba. Son fondos diseñados para dejar atrás las secuelas de la crisis de la covid, recuperando lo perdido, pero también poniendo el foco en el tan necesario crecimiento de la productividad a largo plazo. La combinación de reformas estructurales con inversiones enfocadas a la digitalización y la transición energética del tejido productivo son las bases del plan de recuperación, transformación y resiliencia.
Viendo el ritmo al que crece la inversión en España en los últimos años, no parece que los fondos europeos de recuperación NGEU tengan la efectividad que se anunciaba. Son fondos diseñados para dejar atrás las secuelas de la crisis de la covid, recuperando lo perdido, pero también poniendo el foco en el tan necesario crecimiento de la productividad a largo plazo. La combinación de reformas estructurales con inversiones enfocadas a la digitalización y la transición energética del tejido productivo son las bases del plan de recuperación, transformación y resiliencia.Seguir leyendo…
Viendo el ritmo al que crece la inversión en España en los últimos años, no parece que los fondos europeos de recuperación NGEU tengan la efectividad que se anunciaba. Son fondos diseñados para dejar atrás las secuelas de la crisis de la covid, recuperando lo perdido, pero también poniendo el foco en el tan necesario crecimiento de la productividad a largo plazo. La combinación de reformas estructurales con inversiones enfocadas a la digitalización y la transición energética del tejido productivo son las bases del plan de recuperación, transformación y resiliencia.
La formación bruta de capital fijo ha crecido solo ligeramente por encima del 2% en los dos últimos años, por debajo del crecimiento del PIB (2,7% en el 2023 y 3,2% en el 2024), este último impulsado por el gasto público. El bajo ritmo de crecimiento de la inversión ya nos indica que los fondos NGEU no parece que estén siendo hasta ahora el motor que se esperaba.
El BCE estimaba inicialmente que en el 2026 el impacto de los fondos sería del 1,5% del PIB de la euroárea; ahora, entre el 0,4% y el 0,9%
España es una de las economías más beneficiadas por los fondos NGEU, con un importe global de 176.250 millones de euros, de los que 92.256 millones son fondos no reembolsables y el resto préstamos a devolver. Pues bien, de las transferencias no reembolsables, hasta junio del 2024 se han convocado a través de licitaciones y subvenciones el 71% (65.613 millones), pero a la economía real solo han llegado 43.002 millones, siendo este el importe de los fondos que han sido resueltos por las administraciones públicas. Lo que esto significa es que, hasta junio del 2024, a la economía real aún no ha llegado ni siquiera la mitad (en concreto, el 46,6%) de los fondos NGEU asignados a España.

DATI BENDO – COMISIÓN EUROPEA / Europa Press
El problema que se nos presenta es ser capaces de gastar más de la mitad de los fondos pendientes en solo dos años, ya que es agosto del 2026 la fecha que ha fijado Bruselas para ejecutar los fondos NGEU. Estamos hablando nada más y nada menos que de 49.254 millones de euros, y todos sabemos que no es fácil gastar de forma eficaz y eficiente semejante cantidad en tan poco tiempo.
En cualquier caso, el problema señalado no es exclusivo de España, sino que se extiende a otros países beneficiarios de los fondos. Así, en un reciente informe, el BCE ha revisado a la baja el impacto esperado de los fondos NGEU. Si inicialmente se estimaba que en el 2026 el impacto sería del 1,5% del PIB de la euroárea, la estimación actualizada la sitúa muy por debajo, entre el 0,4% y el 0,9%. Y uno de los factores que explican está sustancial corrección a la baja es el retraso en la implementación de los fondos. Según el BCE, el retraso tiene que ver con restricciones administrativas, aspecto del que se quejan las empresas españolas que reclaman que se agilice la publicación de las convocatorias y su resolución y que se reduzcan las trabas burocráticas.
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