Una ofensiva separatista en Yemen amenaza con revivir la guerra civil

La acción de los rebeldes, respaldados por Emiratos Árabes Unidos, provoca tensiones entre los países del Golfo Leer La acción de los rebeldes, respaldados por Emiratos Árabes Unidos, provoca tensiones entre los países del Golfo Leer  

Un grupo separatista en Yemen ha lanzado una ofensiva en el sur del país, tomando hasta ocho provincias y desencadenando una grave crisis de gobierno que pone en jaque la frágil alianza de fuerzas de un país desolado tras una década de guerra. El Consejo de Transición del Sur (CTS), respaldado por Emiratos Árabes Unidos, controla ahora Hadramaut, la región más grande y rica del país, donde se encuentran las principales instalaciones petroleras de Yemen.

En los últimos días, las fuerzas del CTS avanzaron hasta la provincia de Mahra, fronteriza con Omán, e incluso tomaron el control del paso fronterizo entre ambos países. En el Oeste, ocuparon el palacio presidencial de Adén, sede del actual Gobierno. Durante su avance se produjeron enfrentamientos con otras fuerzas de la misma coalición de gobierno a la que pertenece el CTS y que lucharon en el mismo bando durante la guerra civil.

Así, el CTS, que busca la secesión del sur de Yemen, expulsó de estas ocho provincias a las fuerzas leales al Gobierno reconocido internacionalmente. Estos enfrentamientos no solo ponen en riesgo la frágil estabilidad de Yemen, también han provocado una escalada de tensiones en el Golfo, entre las potencias que respaldan a los dos bandos: Emiratos Árabes Unidos apoya al CTS, pero Arabia Saudí es el principal valedor del Gobierno reconocido internacionalmente.

El líder del CTS y actual vicepresidente del Gobierno, Aidarous al Zubaida, justificó los avances militares en la búsqueda por restaurar la «estabilidad en la región» y para luchar contra «Irán, Al Qaeda y el grupo Estado Islámico«.

Señaló que la provincia de Hadramaut -donde se encuentran las instalaciones petrolíferas- se ha convertido en una «plataforma para las operaciones de contrabando» y que su ofensiva militar se llevó a cabo tras «agotar todas las opciones propuestas». Los medios de comunicación afiliados al grupo separatista mostraron otra realidad, con miles de manifestantes apoyando en las calles las acciones del grupo, ondeando la bandera separatista de Yemen, con un triángulo azul claro y una estrella roja.

«Es el día de la cumbre, el día del gran triunfo, cuando liberemos todas las regiones del Sur», declaró a los medios Mohamed al Zaher, un manifestante que ondeaba la bandera reivindicando la independencia de este territorio, que existió como Estado independiente hasta 1990.

El Ejecutivo de Arabia Saudí, que apoya al Gobierno reconocido internacionalmente y mantiene tropas en Adén, retiró a sus fuerzas del sur del territorio asegurando que se trata de una «estrategia de reposicionamiento».

A principios de semana impuso un cierre del espacio aéreo de Yemen, lanzando una advertencia a las fuerzas apoyadas por Emiratos Árabes Unidos. Envió una delegación a la provincia ocupada de Hadramaut, donde el general Mohammed al Qatani declaró en un vídeo que su Gobierno «rechaza cualquier imposición». El Parlamento yemení, formado por las fuerzas aliadas de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, condenó en un comunicado la escalada «unilateral» del CTS y afirmó que la ofensiva constituye una «violación flagrante» de la autoridad que dirige actualmente el país.

Los aliados del Golfo se han enfrentado previamente en Yemen, sobre todo en 2019, cuando el Gobierno respaldado por Riad acusó a Abu Dabi de lanzar ataques aéreos contra sus fuerzas. Ambos países respaldan a bandos opuestos en la guerra de Sudán, donde Emiratos Árabes Unidos suministra armas a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), mientras Arabia Saudí respalda a las fuerzas armadas sudanesas.

Sin embargo, mantuvieron una frágil unidad durante la guerra civil de Yemen, que estalló en 2014 cuando los rebeldes hutíes tomaron la capital. Los países del Golfo se implicaron un año después en un intento de restaurar el Gobierno anterior, desatando de esta forma una larga guerra que provocó una grave crisis humanitaria -especialmente hambruna- y económica que destrozó al país.

El conflicto se congeló en 2022 con un acuerdo de alto el fuego y un acercamiento diplomático entre Arabia Saudí e Irán, principal apoyo de los hutíes.

Pese a la tregua, el país no ha estado exento de conflictos. A finales de octubre de 2023 los rebeldes hutíes iniciaron una serie de ataques contra buques en el mar Rojo, en respuesta a la ofensiva israelí en la Franja de Gaza. En apoyo al llamado Eje de Resistencia -las milicias de Oriente Próximo que operan bajo la influencia de Irán-, los rebeldes hutíes pusieron en jaque el comercio marítimo en el mar Rojo. Estados Unidos y Reino Unido respondieron con ataques aéreos contra el país, que causaron decenas de muertos civiles.

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