Noventa y dos años de prohibición no fueron suficientes. Conducir estaba fuera de su alcance hasta 2117, pero eso no impidió que lo intentara una vez más. El destino, o más bien la policía de Nueva Gales del Sur, tenía otros planes para él. A sus 73 años, un conductor reincidente fue detenido de nuevo, sumando un capítulo más a su largo historial de infracciones.
Dado que la policía de Nueva Gales del Sur ya lo conocía bien, es evidente que su historial es lo suficientemente extenso como para justificar una inhabilitación tan grande
Noventa y dos años de prohibición no fueron suficientes. Conducir estaba fuera de su alcance hasta 2117, pero eso no impidió que lo intentara una vez más. El destino, o más bien la policía de Nueva Gales del Sur, tenía otros planes para él. A sus 73 años, un conductor reincidente fue detenido de nuevo, sumando un capítulo más a su largo historial de infracciones.
La escena ocurrió en Bathurst, una ciudad australiana donde el control policial de tráfico es habitual. El hombre circulaba al volante de un Subaru Liberty de tercera generación cuando los agentes lo interceptaron para una prueba de alcoholemia aleatoria. No hizo falta mucho para que las alarmas saltaran. Lo reconocieron al instante. No era la primera vez que lo encontraban en la carretera sin permiso para estar allí.
Un conductor con más prohibiciones que años
Su historial es cualquier cosa menos breve. Según el informe de CarExpert, esta es la tercera vez en cinco años que se enfrenta a cargos por conducir sin licencia. Cada detención anterior reforzó su reputación como un infractor reincidente, alguien que ignora deliberadamente las restricciones. Esta vez, la detención tuvo consecuencias inmediatas: fue trasladado a la comisaría de Bathurst y se le denegó la fianza.
Las sanciones en Nueva Gales del Sur para quienes conducen sin carnet son claras y contundentes. En primera instancia, una condena puede llevar a seis meses de prisión. Para reincidentes como él, la pena se endurece y puede llegar hasta un año tras las rejas. En su caso, la reincidencia es un hecho innegable, y el juez tendrá poco margen para la indulgencia cuando comparezca ante el tribunal.
Además del proceso judicial, su vehículo no salió indemne. Se le impuso un aviso de confiscación de matrícula, una medida habitual en estos casos para impedir que el coche vuelva a circular en manos de quien no debería conducirlo. Pero incluso sin esta medida, el futuro al volante de este hombre ya estaba prácticamente sellado.
Lee tambiénLa Vanguardia

Desde el momento en que se le impuso la prohibición de 91 años, las posibilidades de recuperar su licencia eran casi nulas. Para volver a conducir legalmente, tendría que vivir hasta los 165 años, algo que la biología aún no permite. Y con cada nueva infracción, esa remota posibilidad se aleja aún más.
Motor