Trump se declara «muy decepcionado» con Putin por las acciones de Rusia en Ucrania y le da «10 o 12 días» para firmar un acuerdo de paz

El presidente estadounidense se reúne con el ‘premier’ británico, Keir Starmer, en Escocia. Londres quiere que Estados Unidos presione a Israel para levante el bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria y de alimentos en Gaza Leer El presidente estadounidense se reúne con el ‘premier’ británico, Keir Starmer, en Escocia. Londres quiere que Estados Unidos presione a Israel para levante el bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria y de alimentos en Gaza Leer  

La relación entre Donald Trump y Vladimir Putin sigue deteriorándose. Así lo ha declarado el mandatario estadounidense en un encuentro con el primer ministro británico, Keir Starmer, en Escocia. «Estoy decepcionado con el presidente Putin, muy decepcionado con él. Así que vamos a tener que verlo y voy a reducir los 50 días que le di a un número más bajo», ha declarado Trump al recibir a Starmer en uno de sus campos de golf en Escocia. El ruso tendrá «10 o 12 días» para firmar un acuerdo de paz o se enfrentará a sanciones.

Trump había anunciado el 14 de julio que, si Rusia no mostraba voluntad de alcanzar un acuerdo de paz con Ucrania, impondría sanciones económicas a Moscú a principios de septiembre. En aquella ocasión, Trump mencionó también la venta de armas a los aliados europeos, que a su vez podrían reenviarlas a Ucrania o emplearlas para reabastecer sus arsenales en el caso de que estén ya dando armamento a Kiev. Esa última opción ya está siendo puesta en práctica con misiles antiaéreos Patriot.

En sus declaraciones ese día, realizadas junto con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump no entró en detalles acerca de las sanciones. El comercio bilateral entre Moscú y Washington es minúsculo, y Trump, además, ha excluido a Rusia de sus subidas de aranceles, al igual que a otras dictaduras, como Cuba, Corea del Norte o Bielorrusia, pese a lo cual Trump ha lanzado en vías ocasiones la amenaza de imponerles aranceles.

La Casa Blanca también ha lanzado la idea de «sanciones secundarias», es decir, a países que comercian con Rusia, sobre todo comprándole petróleo o vendiéndole tecnología que Moscú usa en la guerra. Esas sanciones podrían incluir la prohibición del uso del sistema financiero de Estados Unidos, la congelación de los activos de esas entidades en el país o la pérdida de sus licencias para operar en el país. Otra opción es imponer aranceles de hasta el 100% a países que comercian con Rusia. Esa segunda opción parece más remota, dado que uno de los mayores compradores de petróleo ruso es un aliado de Estados Unidos: India.

En todo caso, las amenazas de Trump a Rusia deben ser tratadas con cierta cautela. Una semana después de amenazar a Rusia con sanciones, el presidente estadounidense defendió en la cumbre del G-7 en Alberta la reentrada de Rusia en ese grupo y se negó a imponer más sanciones a Moscú con el argumento de que «cuestan muchísimo dinero». Trump llegó a la Casa Blanca prometiendo que alcanzaría a paz entre Rusia y Ucrania en su primer día en el cargo. Después, ha dicho en al menos dos ocasiones que «vamos a esperar dos semanas» para ver si Putin se avenía a razones, pero no ha hecho nada cuando Rusia ha continuado la guerra.

En su comparecencia, Trump dijo que «cuatro o cinco veces» ha había hablado con Putin y alcanzado un acuerdo, tras lo cual el dictador ruso había bombardeado más ciudades ucranianas. Su relato parece coincidir con los rumores de que ha sido la esposa del presidente, Melania Trump, quien le ha convencido de que Putin ignora sus propias promesas y sigue atacando las ciudades de Ucrania.

En la comparecencia, Starmer trató de presionar a Trump para que fuerce a Israel a adoptar un alto al fuego en Gaza que permita la entrada de ayuda humanitaria en el territorio palestino, que está empezando a sufrir una hambruna por el bloqueo del Estado judío. El primer ministro británico declaró que su país está trabajando «con Jordania para alcanzar un acuerdo que permita lanzar comida en paracaídas». Trump también atacó, como es habitual en él, la inmigración en Europa, que, dio «es un lugar muy diferente ahora de lo que era hace cinco o diez años», en referencia a la llegada de ciudadanos de terceros países. Trump calificó a los inmigrantes de «asesinos, traficantes de drogas, y gente que no quieren en otros países».

El viaje de Trump a Escocia ha levantado cierta controversia en Estados Unidos, ya que va a costar al contribuyente alrededor de 10 millones de dólares (8,6 millones de euros) pero está destinado fundamentalmente a la promoción de los clubs privados que el presidente estadounidense posee en ese país del Reino Unido.

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