Con su revelador álbum de debut, Bright Green Field (2021), surgido en pleno crepúsculo de la pandemia, el quinteto Squid acabó de trazar desde Brighton -y ahora desde Bristol- el mapa de la nueva escena rock del Reino Unido. Su último y más sofisticado trabajo, Cowards, lanzado el pasado febrero por Warp Records, consolida la líneas maestras de la música de estos británicos a los que la etiqueta de post punk se les ha quedado pequeña. Artie, jazzy, funky… todo es posible con los Squid (calamar en español) que desde su costa sur miran con añoranza al Viejo Continente.
El sexteto surgido en Brighton presentó su tercer álbum, ‘Cowards’, al masivo público del Fòrum
Con su revelador álbum de debut, Bright Green Field (2021), surgido en pleno crepúsculo de la pandemia, el quinteto Squid acabó de trazar desde Brighton -y ahora desde Bristol- el mapa de la nueva escena rock del Reino Unido. Su último y más sofisticado trabajo, Cowards, lanzado el pasado febrero por Warp Records, consolida la líneas maestras de la música de estos británicos a los que la etiqueta de post punk se les ha quedado pequeña. Artie, jazzy, funky… todo es posible con los Squid (calamar en español) que desde su costa sur miran con añoranza al Viejo Continente.
Lee también
“Somos uno de los únicos países que se autoimponen sanciones económicas”, afirman en ocasión de su actuación, el sábado, en el Primavera Sound. La Vanguardia charla con el vocalista y batería Ollie Judge y los guitarristas Louis Borlase y Anton Pearson. Faltan Laurie Nankivell (bajo) y Arthur Leadbetter (teclados). Todos acaban de cumplir los 30. “Sí, ya no somos veinteañeros”. ¿Son maduros entonces? “Bueno, somos muy blancos, eso se lo puedo asegurar”, dicen escondiéndose del sol del Fòrum [risas].
Ocuparon los primeros puestos en las listas de éxitos británicas con su primera álbum de estudio, pero ¿en qué dirección va eso ahora cuando ha salido el tercero?
Anton Pearson: Es como un día gris, el sol se ha escondido, ja ja.
Ollie Judge: No, simplemente seguimos adelante haciendo música interesante juntos. No lo pensamos demasiado, solo lo que nos interesa en ese momento.
¿Pero sienten que fueron una sensación nueva y ahora tienen que demostrar mucho más?
Louis Borlase: No. Nuestra música simplemente ha cambiado con el tipo de personas que somos ahora.
¿Y qué tipo de personas serían esas?
L.B.: Nos conocemos mejor y somos mejores amigos. Hace diez años que nos conocemos, lo que hace que pase ese algo inexplicable de cuando haces música con personas que conoces realmente bien. Actúas menos por impulso y eres más medido en cómo haces las cosas.
A.P.: Si, hemos tenido suerte, como decía Louis, de haber encontrado relaciones en las que podemos nutrir la creatividad del otro. No creo que tenga que ver con que seamos músicos increíblemente especiales, mavericks o genios. Creo que lo más importante no es tener un grupo de personas deslumbrantes, sino tener un entorno realmente increíble donde incluso personas bastante aburridas puedan prosperar.
L.B.: ¡Sí, claro! Un espacio seguro para gente aburrida.
A.P.: Quiero decir que lo más importante es la relación que tenemos entre nosotros, lo que nos permite expresarnos realmente y probar cosas nuevas y apoyarnos mutuamente.
L.B.: Pero es importante remarcar que esa seguridad de lo que significa estar en una banda para mucha gente, como la estética de la banda, es algo que nunca hemos tenido y no creo que jamás tengamos. No es solo imagen, es algo más: ese ethos de lo que muchas bandas de rock creen que son. Eso nunca ha sido lo nuestro. Cuando tocamos o componemos juntos, es más sobre nuestras individualidades y lo colectivo. Sobre la música que queremos hacer y las ideas que queremos desarrollar. No se trata de cómo se nos percibe colectivamente. Es difícil de explicar…
No se van a decolorar el pelo como The Police, ¿es eso?
O. J.: Bueno, Laurie se decoloró el pelo una vez.
A.P.: No fue muy sabio por entonces, esa es la diferencia. Era una fase, estaba en sus veintes.
¿Tienen la sensación de que contienen décadas de música en su trabajo?
O.J.: No es algo que hablemos nunca. Es una influencia subconsciente, creo. La música que escuchamos siempre se cuela, de forma grande o pequeña. Pero no nos sentamos a decir, “oh, he estado escuchando mucho a The Clash, vamos a hacer una canción que suene así”.
L.B.: Además, cada uno de nosotros escucha cosas muy distintas.
¿Pero seguro que se obsesionan con una banda, un álbum, una canción?
O.J.: Cuando eso me pasa, no se lo digo a nadie, por si se dan cuenta de que estamos copiando. Lo mantengo en secreto. En cinco años a lo mejor lo cuento.
¿Y cuando eran adolescentes, con qué se obsesionaron?
O.J.: Curiosamente, Kim Deal y The Breeders… ella está ahora mismo actuando [en el escenario Revolut].
¿Y usted aquí, dando una entrevista, en lugar de estar allí?
O.J.: Ya, pero la escucho, así que está bien.
A.P.: Yo escuchaba mucha radio cuando era adolescente. Bandas indie como The Cribs. Amaba Grizzly Bear, aún me gustan, y están tocando aquí también. Pero hubo un año en que solo escuchaba Led Zeppelin y Jimi Hendrix. Tenía como 12 años. Aquello fue importante, aunque me alegra haber ampliado mis gustos.
L.B.: Yo absorbí muchos gustos musicales de mi familia. Mi hermana, que es cuatro años mayor que yo y un poco más emo, escuchaba Bright Eyes. Pero mi familia escuchaba mucho a Neil Young. Álbumes como Harvest son clásicos familiares para mí.
Este festival surgió para dar voz a la música indie, sellos independientes. ¿Qué creen que queda de eso que luego ha acabado siendo una etiqueta musical?
A.P.: Todavía hay cosas buenas por ahí. Supongo que Dry Cleaning clasificarían como banda indie.
O.J.: Sí, pero ya no sé qué significa “indie”. Es solo que son independientes.
L.B.: O es por estar en un sello independiente históricamente y ahora es un género musical.
A.P.: Sí, hubo mucha música que no funcionó más allá de su época, entre 2007 y 2011. Alguna era buena pero otras quedaron atrapadas en esa época. Pero creo que aún hay gente que se hace buena música indie.
L.B.: Sí, además, todo se volvió mucho más individualista. En los últimos cinco años, artistas como Charli XCX dominan la escena mundial, son como fuerzas individuales. Pero ahora parece que hemos pasado a otra etapa: hay colaboración entre bandas como Turnstile y Charli XCX, o sea que bandas y artistas solistas coexisten perfectamente. Es curioso verlo.
¿Cómo abordaron desde el principio la banda como negocio? ¿Eran conscientes de que necesitaban un plan?
A.P.: Hemos tenido managers desde hace bastante tiempo y han sido muy buenos. Nuestro objetivo siempre fue que solo tuviéramos que centrarnos en escribir, tocar, ensayar. Aun así, tenemos que hacer muchos conciertos, probablemente más de los que quisiéramos, para poder mantener cinco sueldos al año. Es difícil. Pero lo hemos hecho bastante bien. Afortunadamente no tenemos grandes reuniones de negocios. Solo escribimos la música que queremos.
L.B.: Quizás deberíamos tenerlas [risas].
¿Se gana dinero en un Primavera Sound o es más cosa de prestigio y de estar en el ‘place to be’?
O.J.: Ambas cosas, sin duda.
L.B.: Pero es muy importante para nosotros encontrar un equilibrio entre festivales y conciertos propios. Musicalmente, tiene un efecto dominó en nuestros propios conciertos, como en la gira que acabamos de terminar. Tocamos por más tiempo y tenemos más por explorar porque la gente que viene a vernos ya entiende lo que hacemos. Los festivales también son un buen entorno para elegir con qué socios quieres encontrarte.
O.J.: Los festivales son como citas rápidas, ¿no? Te quedas solo con lo mejor, en una hora.
Ya es su segundo Primavera. ¿Dirían que les representa?
O.J.: Siempre me han encantado los carteles. ¿No fue el primer festival en hacer una programación con paridad de género 50/50? Un logro impresionante, aunque probablemente llegó demasiado tarde.
Dice el cantante de una banda de chicos.
A.P.: Nunca fue nuestra intención tener una banda solo de chicos.
O.J.: Tampoco fue nunca nuestra intención que esto se convirtiera en nuestra carrera [risas]. Solo estábamos bromeando entre nosotros en nuestras habitaciones. ¡Y ahora estamos haciendo entrevistas en el Primavera!
¿Cómo escriben las canciones? ¿Es un proceso democrático?
L.B.: Normalmente, una persona trae un pequeño fragmento. Nos gusta mucho la idea de observar a fondo algo y tener paciencia y dejar que la decoración se construya alrededor. Normalmente primero hacemos la música y luego las letras. Oli, Anton o yo escribimos la letra. Hablamos mucho sobre cómo te sientes al desechar cosas que sabes que son buenas, pero con las que tenemos distintos niveles de apego. Y muchas veces hay que eliminar cosas en el contexto de un álbum, porque no puedes tener un álbum demasiado denso o inconsistente. Así que necesitamos mucha comunicación para expresar por qué creemos que ciertas ideas son las más importantes o las que mejor nos representan. Es un proceso que requiere paciencia, pero también hay momentos de creatividad real. A veces uno piensa: “No puedo creer que hayamos creado algo con lo que todos nos sentimos tan conectados emocionalmente”. Es una sensación muy única y propia de lo que hacemos como músicos.
Su música se está volviendo sofisticada. ¿Están de acuerdo?
A.P.: Sí, estoy de acuerdo.
L.B.: La edad, la presión del tiempo y la experiencia tiene un impacto en la idea de qué tan auténtico es un proyecto. Porque hemos escrito música antes que, musicalmente, era mucho menos avanzada, pero que en su momento tenía algo especial.
Ustedes que están más cerca del continente… ¿cómo se vive desde Brighton la realidad del Brexit?
A.P.: Brighton, específicamente, es una ciudad bastante anti-Brexit. No sé si puedo dar una visión representativa, pero casi todo el mundo allí se siente afortunado de vivir en un lugar donde la mayoría se preocupa por el bienestar de los demás. Brighton fue durante mucho tiempo la única circunscripción en Reino Unido con un diputado del Partido Verde. En la última elección, se sumaron un par más, uno en Bristol y otro en Waverley, Valley Inn, North Suffolk. Pero fue un momento muy triste para el país el Brexit. Te hacía sentir muy mal con respecto al lugar donde vives. Y todavía sufrimos las consecuencias económicas. Es uno de los ejemplos más terribles de suicidio económico en la historia política. Escuché a alguien decir que somos uno de los únicos países que se ha impuesto sanciones económicas a sí mismo. Y más allá de eso, hay tantas cosas importantes que debemos abordar como cultura global. Cuanto más nos alejamos unos de otros con cosas como el Brexit, peor irá todo. Necesitamos actuar con urgencia ante cosas como el cambio climático y tomar decisiones difíciles. Aunque nos cueste a los humanos tomar decisiones de esa escala, es urgente. Estar en organizaciones como la Unión Europea solo puede ayudar a que eso ocurra. Siento que estamos mucho más alineados con nuestros vecinos europeos que con lugares como Estados Unidos, que parecen un mundo totalmente diferente. Hay gente genial allí, pero cuando vamos, se nota que es otra cultura. Y cuando giramos por Europa, nos sentimos mucho más en casa.
Pero no escriben letras al respecto…
L.B.: No, no es una plataforma para eso. Nos gusta más la idea de diseñar algo. Algunos de nosotros pensamos la música de manera bastante visual. Arthur, por ejemplo, tiene sinestesia. Al componer, experimenta imágenes muy fuertes con lo que escucha, y es muy interesante escucharlo hablar de eso.
O.J.: Para mí, se trata más de evasión. De escapar a otro mundo, uno que no sea tan sombrío como el nuestro. Empezamos esto para divertirnos. Y no creo que fuera muy divertido para nosotros sentarnos todos juntos y decir “vamos a escribir algo sobre el Brexit”.
Cultura