‘Skatepark’, así piensan los del monopatín

Teatro y espacio público se confunden en el Mercat de les Flors de la mano de la coreógrafa y bailarina Mette Ingvartsen, que propone exponer la realidad del mundo del skateboard de la que la artista danesa afincada en Bruselas también formó parte. Para ello, Ingvartsen ha pasado años observando los movimientos de una pista de patinaje en la capital belga, y la mezcla de culturas de la comunidad local que frecuenta ese parque.

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 La coreógrafa danesa Mette Ingvartsen funde teatro y plaza pública al recrear la experiencia de los skaters  

Teatro y espacio público se confunden en el Mercat de les Flors de la mano de la coreógrafa y bailarina Mette Ingvartsen, que propone exponer la realidad del mundo del skateboard de la que la artista danesa afincada en Bruselas también formó parte. Para ello, Ingvartsen ha pasado años observando los movimientos de una pista de patinaje en la capital belga, y la mezcla de culturas de la comunidad local que frecuenta ese parque.

“Me impresionaron la velocidad y la precisión de los movimientos de los patinadores, y también reconecté con un período de mi vida adolescente, cuando también patinaba”. Todo ello lo ha comprimido en lo que dura un show dancístico: se titula Skatepark y se puede ver hoy y mañana en la sala MAC del Mercat de les Flors, con el aforo casi vendido.

“Va de cómo un grupo de gente crea un universo para estar juntos basado en el goce, en la familia…”

La docena de patinadores que participan de la pieza no son performers profesionales, aunque a estas alturas ya se pueden considerar como tal, pues, pensada para ser itinerante, la obra lleva 70 funciones en 30 ciudades desde su estreno de hace dos años. Así lo cuenta la coreógrafa, que aterrizó hace 20 años en Bruselas para formarse en la prestigiosa P.A.R.S. de Anne Teresa de Keersmaeker.

Skatepark va de cómo un grupo de gente crea un universo para estar juntos basado en el goce, en la familia… Para mí de pequeña fue importante ser parte de esa familia del mundo skater y del hiphop. Hasta teníamos un grupo que bailaba en la calle”, asegura.

Las chicas ganan protagonismo en un mundo dominado por varones gracias al canto, micro en mano
Las chicas ganan protagonismo en un mundo dominado por varones gracias al canto, micro en mano
Bea Borgers

Los dueños del espectáculo son, en realidad, los propios patinadores. Con ellos lo ha construido Ingvartsen, aunque ha tenido que establecer una pauta para evitar choques en el reducido espacio de un escenario. Hasta las músicas han escogido entre todos… El patinaje –añade– es a su vez una cultura de la resistencia antifascista y anticapitalista. “Son temas que les interesan. Y aunque lo plantean como una actividad física y no como un movimiento político, está ahí”. Con todo, lo que realmente impresiona es su sentido del ritmo, la entrega total, su energía física y también su capacidad de coordinación y el respeto que muestran por la lógica de movimiento necesaria para evitar accidentes en su espacio compartido.

La obra escenifica un entorno vivo, un skatepark ocupado por diversos individuos y grupos que interpretarán una coreografía inspirada en los movimientos y comportamientos que se pueden ver en un parque de patinaje típico: patinar, ir en bici, hacer saltos en el aire, desafiar la gravedad, pero también escuchar música, hablar, reír, cantar y bailar… Hasta el sesgo sexista aparecerá reflejado, si bien la coreógrafa logra dar protagonismo a las mujeres haciendo que canten. “Yo subrayo la parte comunitaria y la inclusión casi utópica de la coexistencia”, dice la autora de esta “coreografía permeable” que persigue hacer que el escenario sea justamente eso, permeable a los movimientos de la vida real, situando la danza en diálogo con situaciones sociales.

El Mercat se convertirá en una pista de skateboard
El Mercat se convertirá en una pista de skateboard
Bea Borgers

“Es cierto que en el skate entras en una especie de flujo hipnotizador. Hay un elemento físico y cinético del mismo movimiento que prácticamente potencia los fluidos del propio cuerpo y provoca un efecto sanador”, puntualiza.

En Barcelona, los participantes de Skatepark quieren manifestarse frente al Macba para que siga siendo un espacio para skaters. “La mayoría de parques para ellos se construyen lejos del vecindario, pero el punto de vista de los skaters es el contrario: poder usar elementos arquitectónicos a los que ellos se adaptan, haciendo su propia lectura. Prefieren improvisar en esos espacios que ir a lugares pensados para practicar”.

Obra itinerante

En cada localidad donde actúan, se instalan durante 12 semanas para hacer un taller y reclutar artistas locales, que, en el preludio de la obra –la media hora en la que la sala está abierta y van entrando los asistentes–, subirán al escenario y durante unos minutos se mezclarán con el resto de patinadores. “La idea es crear un vínculo en la ciudad donde la obra esté de gira y, a la vez, llegar a públicos y comunidades que normalmente no van al teatro”, afirma Ingvartsen, que en Barcelona ha reclutado a ocho jóvenes skaters, a los que el Mercat de les Flors ha llegado a través de la comunidad de patinadores.

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