El delantero noruego marca el tanto de la victoria atlética en el descuento tras un gran ejercicio de supervivencia Leer El delantero noruego marca el tanto de la victoria atlética en el descuento tras un gran ejercicio de supervivencia Leer
Era el plan. Trazado con maestría. Con la pericia del perro viejo. Sabiendo dónde se le podía hacer daño al Barça. Desde la desesperación. Del muro a la victoria. 18 duelos ha costado, pero lo logró Simeone y dejó al Barça en la UVI, en la que lleva ya siete partidos y colocó a su Atlético líder. Oblak construyó y Sorloth remató. A Flick, en la grada, le llevarían los demonios porque lo quiso más, pero no lo encontró. Un noruego quiso hacer historia. [Narración y estadísticas, 1-2]
Valentía. Era la palabra clave en este duelo en la cumbre. Mitad de temporada, sí; pero más que tres puntos entre dos contendientes a esta liga, le guste al Cholo o no. El argentino, sobre el que pesaba la sombra de la sospecha, salió con sus habituales: pretorianos, pero con clase. Flick, en cambio, se quiso proteger de salida con un equipo más trabajador que de costumbre, aunque el partido tuviera que verlo desde la grada por su expulsión ante el Betis.
Sin embargo, planillas y pizarras aparte, el Barça salió como un ciclón en Montjuic. No parecía que las dinámicas entre ambos, opuestas, se intercambiaran en los primeros minutos. Raphinha perdonó un gol y Gallagher tapó otro. La mala noticia para el Atlético es que fue en apenas cinco minutos en los que los jugadores rojiblancos, el sábado de celeste, parecían más aguadores que futbolistas.
Diez minutos tardó el Atlético en tener su primera posesión larga, muchas más iba a necesitar para apagar los ánimos blaugranas con un combativo Gavi y un imaginativo Pedri. Ha recuperado su mejor nivel el canario con Flick y el equipo lo nota. Si ya encima marca, pues miel sobre hojuelas. Se aprovechó el 8 de un mal control de Gavi para hacer una pared involuntaria y colocarla en la base del palo imposible para Oblak.
En el primer cuarto de hora, la posesión era 70/30 a favor de los locales. Como si a Simeone eso le importara. En el 17 llegó el primer atisbo de peligro rojiblanco tras un gran cambio de juego de Gallagher. Se iba abriendo el Atlético, pero faltaba llegar con algún pase más. Se hacía complicado precisar a pelotazos. Se echaba en falta a De Paul, el faro rojiblanco en los últimos partidos, ahogado entre blaugranas igual que Barrios.
Ni siquiera el gol de Pedri, en el minuto 29, cambió al Atlético su plan inicial de estar agazapado y salir rápido, más que rápido, precipitado. Mientras, los azulgrana mordían más arriba y haciéndole daño desde el costado de Raphinha, un puñal. Está el brasileño en su curso, ese que esperó, paciente, cuando media parroquia blaugrana pedía su venta para hacer caja. Le faltó una zancada para hacer el segundo al filo del descanso después de que Íñigo Martínez evitara que Julián empatara en boca de gol.
El que evitó el segundo en el inicio de la segunda parte fue Oblak. Tapó bien el esloveno el disparo de Fermín tras una cesión infructuosa de Giménez, que salió unos minutos más tarde con un problema muscular. Volvió en Montjuic el calvario para el uruguayo. Y eso que el Atlético había salido con otra intención inicial, más agresivo en la presión y pisando más campo contrario, pero el Barcelona seguía amenazando no solo a la contra sino también con posesiones largas para aplacar los ánimos colchoneros.
De una de las primeras inventó Pedri otro precioso pase en profundidad, el enésimo, pero Raphinha estrelló su vaselina en el larguero. Y como en el duelo la cosa iba de pases a la red. Quiso De Paul imitar a Pedri para reivindicar su presencia en el partido. Culminó el argentino una contra que comenzó él mismo con un putt al segundo palo de Peña. Otro que se estiraba para la foto. Y el gol trajo de nuevo los mismos papeles con los que se inició la contienda con cambios, ambos, con esas intenciones. El Atlético pasaba a su clásico 5-3-2. Estilos, los llaman.
Desde la defensa intentó sorprender el Cholo y casi le sale si Barrios llega a embocar la que tuvo solo ante Iñaki Peña. Respondió bien el cancerbero. Oblak le respondió poco después por partida doble salvando un mano a mano ante Raphinha a pase de Pedri y otro ante el propio canario. Hasta que llegó Sorloth para cumplir el plan del Cholo. Se impusieron los estilos, triunfó la manta. Una victoria gloriosa e histórica.
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