Sergio Ramos, eterno, vuela sobre el Rose Bowl para obrar el pequeño milagro de Monterrey ante el Inter

El de Camas anotó el 1-0 con un soberbio cabezazo y fue un muro en el asedio de los italianos, que sólo consiguieron un empate por medio de Lautaro. Leer El de Camas anotó el 1-0 con un soberbio cabezazo y fue un muro en el asedio de los italianos, que sólo consiguieron un empate por medio de Lautaro. Leer  

La jugada parece sencilla: un centro y un gol. Como en La Décima, un diestro lanzó un córner y Sergio Ramos, imperial, voló para cabecear a gol. No era Luka Modric, sino Óliver Torres, y el remate fue al palo izquierdo de Sommer, no al derecho de Courtois, pero la acción es tradición. El central de Camas obró el pequeño milagro de Rayados de Monterrey contra el Inter de Milán, finalista de la última Champions. Marcó el 1-0 y construyó un muro defensivo, despeje tras despeje, que sólo pudo ser superado una vez por la estrategia italiana. Empató Lautaro, viven los mexicanos en el Mundial de clubes.

Tras el fichaje de Simone Inzaghi por el Al Hilal de Arabia Saudí, que hoy se enfrenta al Real Madrid en Miami, el Inter ha confiado su futuro a Cristian Chivu, en el pasado central de corte, impetuoso, ahora técnico con gusto por la posesión y la verticalidad. Su equipo juega al ritmo de Barella y ejecuta cuando encuentra a Lautaro, pero ante Monterrey le faltó impulso. Todo lo que le sobró a Rayados.

Los del español Doménec Torrent, también de estreno en el cargo, se estrenaron en el torneo con la fuerza de un novato. Fueron físicos y generosos en defensa, y aprovecharon las pocas ocasiones que tuvieron en el encuentro, todas con acento español. En su vestuario manda Ramos y son segundos generales Sergio Canales y Óliver Torres, y en sus botas creció el equipo.

El Inter saltó incómodo al Rose Bowl de Pasadena, estadio que es leyenda del deporte americano y que congregó a miles de mexicanos que hicieron suyo el campo. Dominaron los italianos, pero se encontraron una y otra vez con Ramos.

En el 24, un córner de Óliver lo remató sobre Acerbi el de Camas, imponente como en los viejos tiempos. Se elevó y puso el balón donde Sommer no pudo llegar. El grito de rabia fue el de un futbolista que se pasó casi nueve meses sin jugar esperando la oportunidad correcta en el momento exacto. En febrero firmó con Rayados y ahora brilla en lo alto del fútbol mundial. Lo que siempre deseó para sus últimos pasos.

El gol del español hizo reaccionar al Inter, que fue más incisivo en sus ataques, más vertical, y más intenso en las transiciones defensivas. No le permitió nada a Rayados. Se hizo grande el portero Andrada, capaz de detener todo lo que le llegaba, y Canales pausó el juego cuando pudo.

En el 43, el Inter encontró el empate de la única forma posible en la tarde californiana: una jugada de estrategia, con un pase picado en una falta desde la frontal para que en dos toques Lautaro firmara las tablas.

Tras el descanso parecía que los italianos tenían más talento para llevarse el triunfo, pero a veces el fútbol requiere de otras virtudes. Lo peleó Monterrey, encerrado en su área y creando un muro infranqueable con Ramos como capitán general. El de Camas lo despejó todo, e incluso vio cómo Canales lanzó al palo un disparo lejano para meter miedo al Inter.

Barella comandó el asedio final de los transalpinos, que olieron la victoria en varias ocasiones pero se encontraron con su mala tarde y la defensa rival. Lautaro marcó, pero estaba en fuera de juego, y luego falló un disparo claro desde el punto de penalti de esos que no suele errar.

Zalewski y Dimarco, puñales en las bandas, inclinaron todavía más el duelo hacia la portería mexicana, pero cada acercamiento era despejado por un contundente Ramos, brillante en grandes escenarios y MVP del partido.

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