La mayor cantidad de horas de luz solar, la subida de las temperaturas (aunque sean demasiado elevadas para estas fechas), la cercanía de la paga extra (en algunos casos), las oportunidades de conciliación que brinda la jornada intensiva (para algunas personas), el inicio de las vacaciones escolares, el aumento de las actividades al aire libre y la mayor socialización son algunos de los factores que se conjugan en estas fechas del año y que han hecho que, de una forma más comercial y motivacional que científica, se lancen todo tipo de mensajes inspiradores con motivo del ‘ Yellow Day’ o día más feliz del año. El origen de la consideración de ‘Yellow Day’ se remonta a 2005 y en realidad nace en contraposición al ‘ Blue Monday ‘, conocido como el día más triste del año. Según el análisis del psicólogo Cliff Arnald, el día más feliz del año tenía que cumplir precisamente con estas premisas que suelen darse en esta fecha: que fuese un día que permitiese más horas de ocio, que hubiera buenas condiciones climáticas, que estuviesen cercanos los días libres o vacaciones y que se produjese un aumento de las temperaturas y de las horas de luz.Etiquetar cada 20 de junio como el día más feliz del año o, en su versión anglosajona, como el ‘Yellow Day’ se debe más a la coincidencia de esos factores que favorecen el bienestar emocional que a una explicación empírica o con base científica. Por eso la psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen, Pilar Conde, invita a vivir este tipo de declaraciones con ganas de disfrutarla pero sin exigencias . «El hecho de que ese día sea considerado como el más feliz del año no es algo que deba hacernos sentir mal ni presionarnos. Quien quiera disfrutarlo y pasárselo bien, puede hacerlo, pero siempre desde el juego y el disfrute», aclara. Lo que está claro es que cada persona tiene una visión muy distinta de lo que es ser feliz. Y eso explica por qué desde el ámbito de la psicología siempre se insiste en que el concepto de la felicidad no implica la ausencia de dificultades, sino la capacidad de enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y optimismo. «Intentar ser felices constantemente no es es realista. Lo que tenemos que buscar es el bienestar emocional: sentirnos estables, satisfechos y motivados. La felicidad no puede idealizarse. Para alcanzarla, es necesario aceptar también las emociones negativas, porque la vida nos va a presentar circunstancias que tendremos que afrontar y gestionar», aclara la psicóloga Pilar Conde quien propone fomentar, en lugar de una felicidad constante, una actitud positiva sostenida a través de hábitos sencillos que se pueden aplicar en el día a día:Hábitos para fomentar una actitud positiva Pensar en tres cosas por las que estar agradecido cada día. Ante una situación difícil, formular la frase: «me ha pasado esto, pero afortunadamente…». Rodearse de personas positivas y optimistas. Evitar las críticas constantes y las comparaciones. Limitar el consumo de noticias negativas. Practicar técnicas de respiración, relajación y mindfulness, observando la experiencia interna sin juzgarla. Elaborar planes de acción a corto plazo y reforzar los logros conseguidos Modificar el lenguaje interno, sustituyendo los ‘debería’ por ‘quiero’ o ‘elijo’.Noticias relacionadas estandar No «Aburrirse es bueno para el cerebro»: Ed Sheeran no tiene teléfono y los psicólogos lo aplauden Melissa González estandar No Preocuparse por todo no sirve para nada: la ciencia y la psicología explican cómo funciona esta emoción Jesús MatosPor su parte los psicólogos de la Clínica López Ibor invitan a abordar los trastornos afectivos a través de este decálovo de consejos: 1. Confiar en el autocuidado . Es fundamental cuidar la alimentación y mantener una rutina de ejercicio físico regular. Una dieta equilibrada y nutritiva puede influir en la salud mental de manera significativa. Alimentos ricos en nutrientes como omega-3, vitaminas B y D, y antioxidantes, han sido asociados con la reducción de los síntomas depresivos y el mantenimiento de un buen estado de ánimo. Incorporar frutas, verduras, pescado, nueces y granos enteros en nuestra alimentación diaria puede ser beneficioso tanto para nuestra salud física como mental. Realizar 30 minutos de actividad física diaria, ya sea caminar, asistir a una clase de baile o seguir una rutina de ejercicios, ayuda a reducir el estrés y liberar endorfinas que generan una sensación de placer.2. Adoptar una visión optimista que permita encontrar oportunidades en lugar de obstáculos. Eso impulsará a buscar soluciones y a aprender de las experiencias. Además, sonreír desencadena beneficios significativos en nuestra salud mental y emocional. La simple acción de sonreír activa la liberación de endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y alegría.3. Desarrollar resiliencia . Al enfrentar los desafíos como oportunidades de aprendizaje, desarrollamos una mayor claridad mental, una mayor autoestima y una mayor sensación de control sobre nuestras vidas. La resiliencia nos ayuda a mantener una salud mental sólida y nos empodera para enfrentar los altibajos de la vida con valentía y confianza en nuestro propio potencial.4. Evitar la procrastinación es importante establecer metas claras, crear un plan de tareas, eliminar las distracciones, utilizar técnicas de gestión del tiempo, practicar la autorregulación, establecer recompensas y consecuencias, y buscar apoyo y rendición de cuentas. Al implementar estas estrategias de manera consistente, podemos superar la tendencia a posponer y aumentar nuestra productividad, logrando así una sensación de logro y bienestar en nuestras vidas.5. Aprender a transitar por los cambios. No tienen que verse como algo negativo, sino que se trata de visualizarlos desde la perspectiva de una nueva oportunidad para crecer y aprender. Al igual que nosotros cambiamos también lo hace nuestro entorno, por lo que, también tendremos que aceptar los cambios de nuestros amigos y familiares.6. Aprovechar los beneficios de la naturaleza. Pasar tiempo al aire libre, disfrutar del sol y conectar con la belleza de la naturaleza pueden tener un impacto positivo en nuestro estado de ánimo y bienestar. La naturaleza es un espacio de tranquilidad y serenidad, que se aleja del estrés y permitiéndonos encontrar momentos de felicidad y conexión con nosotros mismos.7. Darse cuenta de la importancia de las pequeñas cosas . Apreciar las pequeñas cosas puede ayudarnos a ser más felices y tener un impacto en nuestro bienestar emocional. Para la mayoría de las personas la felicidad se encuentra en las grandes metas sin darse cuenta de todo lo que sucede por el camino. Pensar sobre las cosas positivas que nos ocurren en el día a día o vivir el momento presente es una forma de aprender a valorar las pequeñas cosas, en las que podemos encontrar alegría y felicidad.8. Cuidar las relaciones sociales . Mantener las relaciones con tu entorno, familia y amigos permite crear conexiones significativas y duraderas. Esto trae consigo un aumento del bienestar emocional y una mejora de las habilidades sociales. Al mismo tiempo se consigue establecer una red de apoyo para momentos en lo que se necesitan.9. Aceptarse . Ser uno mismo y aceptar nuestras propias características es muy importante al valorar cómo somos realmente. Aprender a poner límites saludables nos ayudará a convertirnos en personas más seguras.10. Ver el camino, no la meta. Las redes sociales y la sociedad actual a veces promueven la idea de que podemos esforzarnos por ser felices, considerando la felicidad como una meta a alcanzar. Incluso se ha denominado a este fenómeno «depresión sonriente», que hace referencia a situaciones depresivas en las que las personas ocultan los síntomas de la depresión. Represar las emociones complica su gestión y fomenta el autoengaño. Aunque no se debe fingir la felicidad, sonreír tiene un impacto positivo en la salud mental. Por eso, aunque no se finge, hay que ser positivos y mirar la vida con optimismo. La mayor cantidad de horas de luz solar, la subida de las temperaturas (aunque sean demasiado elevadas para estas fechas), la cercanía de la paga extra (en algunos casos), las oportunidades de conciliación que brinda la jornada intensiva (para algunas personas), el inicio de las vacaciones escolares, el aumento de las actividades al aire libre y la mayor socialización son algunos de los factores que se conjugan en estas fechas del año y que han hecho que, de una forma más comercial y motivacional que científica, se lancen todo tipo de mensajes inspiradores con motivo del ‘ Yellow Day’ o día más feliz del año. El origen de la consideración de ‘Yellow Day’ se remonta a 2005 y en realidad nace en contraposición al ‘ Blue Monday ‘, conocido como el día más triste del año. Según el análisis del psicólogo Cliff Arnald, el día más feliz del año tenía que cumplir precisamente con estas premisas que suelen darse en esta fecha: que fuese un día que permitiese más horas de ocio, que hubiera buenas condiciones climáticas, que estuviesen cercanos los días libres o vacaciones y que se produjese un aumento de las temperaturas y de las horas de luz.Etiquetar cada 20 de junio como el día más feliz del año o, en su versión anglosajona, como el ‘Yellow Day’ se debe más a la coincidencia de esos factores que favorecen el bienestar emocional que a una explicación empírica o con base científica. Por eso la psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen, Pilar Conde, invita a vivir este tipo de declaraciones con ganas de disfrutarla pero sin exigencias . «El hecho de que ese día sea considerado como el más feliz del año no es algo que deba hacernos sentir mal ni presionarnos. Quien quiera disfrutarlo y pasárselo bien, puede hacerlo, pero siempre desde el juego y el disfrute», aclara. Lo que está claro es que cada persona tiene una visión muy distinta de lo que es ser feliz. Y eso explica por qué desde el ámbito de la psicología siempre se insiste en que el concepto de la felicidad no implica la ausencia de dificultades, sino la capacidad de enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y optimismo. «Intentar ser felices constantemente no es es realista. Lo que tenemos que buscar es el bienestar emocional: sentirnos estables, satisfechos y motivados. La felicidad no puede idealizarse. Para alcanzarla, es necesario aceptar también las emociones negativas, porque la vida nos va a presentar circunstancias que tendremos que afrontar y gestionar», aclara la psicóloga Pilar Conde quien propone fomentar, en lugar de una felicidad constante, una actitud positiva sostenida a través de hábitos sencillos que se pueden aplicar en el día a día:Hábitos para fomentar una actitud positiva Pensar en tres cosas por las que estar agradecido cada día. Ante una situación difícil, formular la frase: «me ha pasado esto, pero afortunadamente…». Rodearse de personas positivas y optimistas. Evitar las críticas constantes y las comparaciones. Limitar el consumo de noticias negativas. Practicar técnicas de respiración, relajación y mindfulness, observando la experiencia interna sin juzgarla. Elaborar planes de acción a corto plazo y reforzar los logros conseguidos Modificar el lenguaje interno, sustituyendo los ‘debería’ por ‘quiero’ o ‘elijo’.Noticias relacionadas estandar No «Aburrirse es bueno para el cerebro»: Ed Sheeran no tiene teléfono y los psicólogos lo aplauden Melissa González estandar No Preocuparse por todo no sirve para nada: la ciencia y la psicología explican cómo funciona esta emoción Jesús MatosPor su parte los psicólogos de la Clínica López Ibor invitan a abordar los trastornos afectivos a través de este decálovo de consejos: 1. Confiar en el autocuidado . Es fundamental cuidar la alimentación y mantener una rutina de ejercicio físico regular. Una dieta equilibrada y nutritiva puede influir en la salud mental de manera significativa. Alimentos ricos en nutrientes como omega-3, vitaminas B y D, y antioxidantes, han sido asociados con la reducción de los síntomas depresivos y el mantenimiento de un buen estado de ánimo. Incorporar frutas, verduras, pescado, nueces y granos enteros en nuestra alimentación diaria puede ser beneficioso tanto para nuestra salud física como mental. Realizar 30 minutos de actividad física diaria, ya sea caminar, asistir a una clase de baile o seguir una rutina de ejercicios, ayuda a reducir el estrés y liberar endorfinas que generan una sensación de placer.2. Adoptar una visión optimista que permita encontrar oportunidades en lugar de obstáculos. Eso impulsará a buscar soluciones y a aprender de las experiencias. Además, sonreír desencadena beneficios significativos en nuestra salud mental y emocional. La simple acción de sonreír activa la liberación de endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y alegría.3. Desarrollar resiliencia . Al enfrentar los desafíos como oportunidades de aprendizaje, desarrollamos una mayor claridad mental, una mayor autoestima y una mayor sensación de control sobre nuestras vidas. La resiliencia nos ayuda a mantener una salud mental sólida y nos empodera para enfrentar los altibajos de la vida con valentía y confianza en nuestro propio potencial.4. Evitar la procrastinación es importante establecer metas claras, crear un plan de tareas, eliminar las distracciones, utilizar técnicas de gestión del tiempo, practicar la autorregulación, establecer recompensas y consecuencias, y buscar apoyo y rendición de cuentas. Al implementar estas estrategias de manera consistente, podemos superar la tendencia a posponer y aumentar nuestra productividad, logrando así una sensación de logro y bienestar en nuestras vidas.5. Aprender a transitar por los cambios. No tienen que verse como algo negativo, sino que se trata de visualizarlos desde la perspectiva de una nueva oportunidad para crecer y aprender. Al igual que nosotros cambiamos también lo hace nuestro entorno, por lo que, también tendremos que aceptar los cambios de nuestros amigos y familiares.6. Aprovechar los beneficios de la naturaleza. Pasar tiempo al aire libre, disfrutar del sol y conectar con la belleza de la naturaleza pueden tener un impacto positivo en nuestro estado de ánimo y bienestar. La naturaleza es un espacio de tranquilidad y serenidad, que se aleja del estrés y permitiéndonos encontrar momentos de felicidad y conexión con nosotros mismos.7. Darse cuenta de la importancia de las pequeñas cosas . Apreciar las pequeñas cosas puede ayudarnos a ser más felices y tener un impacto en nuestro bienestar emocional. Para la mayoría de las personas la felicidad se encuentra en las grandes metas sin darse cuenta de todo lo que sucede por el camino. Pensar sobre las cosas positivas que nos ocurren en el día a día o vivir el momento presente es una forma de aprender a valorar las pequeñas cosas, en las que podemos encontrar alegría y felicidad.8. Cuidar las relaciones sociales . Mantener las relaciones con tu entorno, familia y amigos permite crear conexiones significativas y duraderas. Esto trae consigo un aumento del bienestar emocional y una mejora de las habilidades sociales. Al mismo tiempo se consigue establecer una red de apoyo para momentos en lo que se necesitan.9. Aceptarse . Ser uno mismo y aceptar nuestras propias características es muy importante al valorar cómo somos realmente. Aprender a poner límites saludables nos ayudará a convertirnos en personas más seguras.10. Ver el camino, no la meta. Las redes sociales y la sociedad actual a veces promueven la idea de que podemos esforzarnos por ser felices, considerando la felicidad como una meta a alcanzar. Incluso se ha denominado a este fenómeno «depresión sonriente», que hace referencia a situaciones depresivas en las que las personas ocultan los síntomas de la depresión. Represar las emociones complica su gestión y fomenta el autoengaño. Aunque no se debe fingir la felicidad, sonreír tiene un impacto positivo en la salud mental. Por eso, aunque no se finge, hay que ser positivos y mirar la vida con optimismo.
Los psicólogos alertan de las frustraciones y las expectativas que pueden generar este tipo de declaraciones motivacionales con poca base científica
La mayor cantidad de horas de luz solar, la subida de las temperaturas (aunque sean demasiado elevadas para estas fechas), la cercanía de la paga extra (en algunos casos), las oportunidades de conciliación que brinda la jornada intensiva (para algunas personas), el inicio de las vacaciones escolares, el aumento de las actividades al aire libre y la mayor socialización son algunos de los factores que se conjugan en estas fechas del año y que han hecho que, de una forma más comercial y motivacional que científica, se lancen todo tipo de mensajes inspiradores con motivo del ‘Yellow Day’ o día más feliz del año.
El origen de la consideración de ‘Yellow Day’ se remonta a 2005 y en realidad nace en contraposición al ‘Blue Monday‘, conocido como el día más triste del año. Según el análisis del psicólogo Cliff Arnald, el día más feliz del año tenía que cumplir precisamente con estas premisas que suelen darse en esta fecha: que fuese un día que permitiese más horas de ocio, que hubiera buenas condiciones climáticas, que estuviesen cercanos los días libres o vacaciones y que se produjese un aumento de las temperaturas y de las horas de luz.
Etiquetar cada 20 de junio como el día más feliz del año o, en su versión anglosajona, como el ‘Yellow Day’ se debe más a la coincidencia de esos factores que favorecen el bienestar emocional que a una explicación empírica o con base científica. Por eso la psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen, Pilar Conde, invita a vivir este tipo de declaraciones con ganas de disfrutarla pero sin exigencias. «El hecho de que ese día sea considerado como el más feliz del año no es algo que deba hacernos sentir mal ni presionarnos. Quien quiera disfrutarlo y pasárselo bien, puede hacerlo, pero siempre desde el juego y el disfrute», aclara.
Lo que está claro es que cada persona tiene una visión muy distinta de lo que es ser feliz. Y eso explica por qué desde el ámbito de la psicología siempre se insiste en que el concepto de la felicidad no implica la ausencia de dificultades, sino la capacidad de enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y optimismo. «Intentar ser felices constantemente no es es realista. Lo que tenemos que buscar es el bienestar emocional: sentirnos estables, satisfechos y motivados. La felicidad no puede idealizarse. Para alcanzarla, es necesario aceptar también las emociones negativas, porque la vida nos va a presentar circunstancias que tendremos que afrontar y gestionar», aclara la psicóloga Pilar Conde quien propone fomentar, en lugar de una felicidad constante, una actitud positiva sostenida a través de hábitos sencillos que se pueden aplicar en el día a día:
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Pensar en tres cosas por las que estar agradecido cada día.
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Ante una situación difícil, formular la frase: «me ha pasado esto, pero afortunadamente…».
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Rodearse de personas positivas y optimistas.
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Evitar las críticas constantes y las comparaciones.
-
Limitar el consumo de noticias negativas.
-
Practicar técnicas de respiración, relajación y mindfulness, observando la experiencia interna sin juzgarla.
-
Elaborar planes de acción a corto plazo y reforzar los logros conseguidos
-
Modificar el lenguaje interno, sustituyendo los ‘debería’ por ‘quiero’ o ‘elijo’.
Por su parte los psicólogos de la Clínica López Ibor invitan a abordar los trastornos afectivos a través de este decálovo de consejos:
1. Confiar en el autocuidado. Es fundamental cuidar la alimentación y mantener una rutina de ejercicio físico regular. Una dieta equilibrada y nutritiva puede influir en la salud mental de manera significativa. Alimentos ricos en nutrientes como omega-3, vitaminas B y D, y antioxidantes, han sido asociados con la reducción de los síntomas depresivos y el mantenimiento de un buen estado de ánimo. Incorporar frutas, verduras, pescado, nueces y granos enteros en nuestra alimentación diaria puede ser beneficioso tanto para nuestra salud física como mental. Realizar 30 minutos de actividad física diaria, ya sea caminar, asistir a una clase de baile o seguir una rutina de ejercicios, ayuda a reducir el estrés y liberar endorfinas que generan una sensación de placer.
2. Adoptar una visión optimista que permita encontrar oportunidades en lugar de obstáculos. Eso impulsará a buscar soluciones y a aprender de las experiencias. Además, sonreír desencadena beneficios significativos en nuestra salud mental y emocional. La simple acción de sonreír activa la liberación de endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y alegría.
3. Desarrollar resiliencia. Al enfrentar los desafíos como oportunidades de aprendizaje, desarrollamos una mayor claridad mental, una mayor autoestima y una mayor sensación de control sobre nuestras vidas. La resiliencia nos ayuda a mantener una salud mental sólida y nos empodera para enfrentar los altibajos de la vida con valentía y confianza en nuestro propio potencial.
4. Evitar la procrastinación es importante establecer metas claras, crear un plan de tareas, eliminar las distracciones, utilizar técnicas de gestión del tiempo, practicar la autorregulación, establecer recompensas y consecuencias, y buscar apoyo y rendición de cuentas. Al implementar estas estrategias de manera consistente, podemos superar la tendencia a posponer y aumentar nuestra productividad, logrando así una sensación de logro y bienestar en nuestras vidas.
5. Aprender a transitar por los cambios. No tienen que verse como algo negativo, sino que se trata de visualizarlos desde la perspectiva de una nueva oportunidad para crecer y aprender. Al igual que nosotros cambiamos también lo hace nuestro entorno, por lo que, también tendremos que aceptar los cambios de nuestros amigos y familiares.
6. Aprovechar los beneficios de la naturaleza. Pasar tiempo al aire libre, disfrutar del sol y conectar con la belleza de la naturaleza pueden tener un impacto positivo en nuestro estado de ánimo y bienestar. La naturaleza es un espacio de tranquilidad y serenidad, que se aleja del estrés y permitiéndonos encontrar momentos de felicidad y conexión con nosotros mismos.
7. Darse cuenta de la importancia de las pequeñas cosas. Apreciar las pequeñas cosas puede ayudarnos a ser más felices y tener un impacto en nuestro bienestar emocional. Para la mayoría de las personas la felicidad se encuentra en las grandes metas sin darse cuenta de todo lo que sucede por el camino. Pensar sobre las cosas positivas que nos ocurren en el día a día o vivir el momento presente es una forma de aprender a valorar las pequeñas cosas, en las que podemos encontrar alegría y felicidad.
8. Cuidar las relaciones sociales. Mantener las relaciones con tu entorno, familia y amigos permite crear conexiones significativas y duraderas. Esto trae consigo un aumento del bienestar emocional y una mejora de las habilidades sociales. Al mismo tiempo se consigue establecer una red de apoyo para momentos en lo que se necesitan.
9. Aceptarse. Ser uno mismo y aceptar nuestras propias características es muy importante al valorar cómo somos realmente. Aprender a poner límites saludables nos ayudará a convertirnos en personas más seguras.
10. Ver el camino, no la meta. Las redes sociales y la sociedad actual a veces promueven la idea de que podemos esforzarnos por ser felices, considerando la felicidad como una meta a alcanzar. Incluso se ha denominado a este fenómeno «depresión sonriente», que hace referencia a situaciones depresivas en las que las personas ocultan los síntomas de la depresión. Represar las emociones complica su gestión y fomenta el autoengaño. Aunque no se debe fingir la felicidad, sonreír tiene un impacto positivo en la salud mental. Por eso, aunque no se finge, hay que ser positivos y mirar la vida con optimismo.
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