Más de 500.000 muertos al año por calor: el negacionismo y la inacción climática amenazan la vida de millones de personas

El repliegue de las políticas contra el cambio climático vinculado al avance de los populismos conservadores pone en riesgo la vida de millones de personas en todo el mundo, porque el calentamiento es, principalmente, una amenaza para la salud global. Es lo que resalta el noveno informe Lancet Countdown, que desde hace casi una década analiza la relación entre el calentamiento global y la salud. Para ello, los investigadores emplean una serie de indicadores, como los fallecimientos por calor, las enfermedades tropicales y los efectos de la contaminación. De los 20 que han estudiado en esta ocasión, 13 están en niveles récord.

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 Los miles de fallecidos en el mundo por las emisiones muestran el impacto en la salud de los pasos atrás que están dando petroleras, bancos y gobiernos como los de Trump, Milei y Orbán  

El repliegue de las políticas contra el cambio climático vinculado al avance de los populismos conservadores pone en riesgo la vida de millones de personas en todo el mundo, porque el calentamiento es, principalmente, una amenaza para la salud global. Es lo que resalta el noveno informe Lancet Countdown, que desde hace casi una década analiza la relación entre el calentamiento global y la salud. Para ello, los investigadores emplean una serie de indicadores, como los fallecimientos por calor, las enfermedades tropicales y los efectos de la contaminación. De los 20 que han estudiado en esta ocasión, 13 están en niveles récord.

En la edición de 2025 han participado 128 expertos de 71 entidades académicas y agencias de Naciones Unidas. Este ejercicio de análisis nació en 2016, tras la firma del Acuerdo de París. Y esta es seguramente la vez en la que se mantiene un tono más sombrío, acorde a la situación geopolítica mundial.

“Paradójicamente, a medida que crece la necesidad de medidas decisivas para proteger la salud, algunos líderes mundiales hacen caso omiso del creciente conjunto de pruebas científicas sobre la salud y el cambio climático, frecuentemente favoreciendo intereses económicos y políticos a corto plazo”, advierte el estudio. “La prioridad de la lucha contra el cambio climático en las agendas políticas se está rebajando: las referencias a la salud y al cambio climático en las declaraciones anuales de los gobiernos durante el debate general de la ONU disminuyeron del 62% en 2021 al 30% en 2024″, ponen como ejemplo. “El compromiso está descendiendo en algunos de los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo”, y, cómo no, se cita directamente al Gobierno de Donald Trump. “La nueva administración estadounidense ha retirado el país del Acuerdo de París, de 2015, ha desmantelado investigaciones punteras de campo junto con organismos fundamentales dedicados a la salud, el clima y medio ambiente”, explican los autores. Pero, a diferencia de lo que ocurrió en el primer mandato de Trump, este negacionismo climático institucionalizado se ha ido extendiendo por el globo. “Algunos países (por ejemplo, Argentina y Hungría) han tomado medidas de obstrucción similares, mientras otros países han abandonado compromisos climáticos fundamentales”, alertan los autores.

“Estamos muy muy preocupados desde una perspectiva científica”, reconocía en la presentación de los resultados del informe Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown y miembro del University College de Londres. “Tenemos los datos, y no se puede negar que la situación no es buena, pero las políticas y las acciones no van en la línea con lo que muestra la evidencia”, añadía Romanello.

Este freno político se traduce en hechos concretos. Por ejemplo, en el sector que es el principal responsable de la crisis climática, el de los combustibles fósiles. “Al verse sometidos a una menor presión por parte de los líderes políticos más influyentes, los gigantes de los combustibles fósiles (entre ellos Shell, BP, ExxonMobil y Chevron) han pausado, retrasado o retirado sus compromisos climáticos, lo que empuja cada vez más al mundo hacia un futuro peligroso”, se explica en el informe. “A fecha de marzo de 2025, las 100 principales empresas productoras de petróleo y gas tenían estrategias de producción que las situaban en vías de superar la cuota de producción asignada coherente con un calentamiento de 1,5 grados Celsius en un 189% en 2040, frente al 183% en marzo de 2024″. Es decir, lejos de reducirse se agranda la brecha entre lo que se necesita para controlar el calentamiento y las acciones previstas.

El estudio apunta también a los financiadores de esas compañías, es decir, a la banca privada: “Sus préstamos a actividades del sector de los combustibles fósiles aumentaron en un 29%, hasta los 611.000 millones de dólares, en 2024, superando los préstamos al sector verde en un 15%”.

“El retroceso político en la acción climática y sanitaria amenaza con condenar a millones de personas a un futuro de enfermedades, desastres y muerte prematura”, sostienen estos científicos. Y esa afirmación se sustenta en lo que ha ocurrido ya. Por ejemplo, con las temperaturas extremas: la falta de acción contra el cambio climático ha hecho que las muertes vinculadas con el calor hayan aumentado en un 23% desde los años noventa. En el periodo comprendido entre 2012 y 2021 se produjeron anualmente de media 546.000 fallecimientos asociados a las altas temperaturas en el mundo. En España, —el informe ofrece datos nacionales de algunos países—, el estudio cifra en 5.800 los fallecimientos anuales, el doble que en los años noventa del siglo pasado.

Además, también se resalta que “solo en 2024, la contaminación atmosférica provocada por el humo de los incendios forestales se asoció a una cifra récord de 154.000 muertes”, de las que un millar se corresponden con España. Otro de los indicadores se refiere a las enfermedades históricamente vinculadas a latitudes tropicales, que ahora se están expandiendo. El potencial de transmisión del dengue, por ejemplo, ha aumentado casi un 50% desde la década de los cincuenta en el planeta.

El informe recoge más datos de la gravedad de la situación y de los efectos nocivos de los combustibles fósiles, que además de ser los principales responsables del calentamiento causan graves problemas de salud. Los autores cifran en 2,5 millones las muertes anuales atribuibles a la contaminación atmosférica provocada por la quema continua de combustibles fósiles, de las que 22.000 se registran en España. Sin embargo, pese a la avalancha de datos y estudios científicos, la acción de los Gobiernos en muchos casos va en dirección contraria. Por ejemplo, a la hora de invertir los fondos públicos: al dispararse los precios de los combustibles fósiles, los gobiernos gastaron 956.000 millones de dólares ayudas públicas al petróleo, el gas y el carbón en 2023, tras la crisis provocada por la invasión de Ucrania. En el caso de España, ascendieron a 6.810 millones de dólares.

Pese a la contundencia de los datos, la falta de acción, cuando no el retroceso, es evidente. Los expertos apuntas a las razones profundas de esta contradictoria situación: “el auge de un populismo que niega la ciencia, la desinformación y la información errónea exige un esfuerzo conjunto por parte de la comunidad científica, la prensa, los líderes mundiales y las redes sociales” para lograr “crear de forma rigurosa y eficaz una mayor conciencia sobre las pruebas científicas relativas al cambio climático y la salud”.

Porque, como Romanello advierte, “el actual retroceso de los compromisos climáticos de los líderes y organizaciones clave, las empresas de combustibles fósiles y las instituciones bancarias está poniendo en riesgo cada vez más los medios de vida, la salud y la supervivencia de las personas”. Sin embargo, la responsable de Lancet Countdown también deja un espacio para el optimismo, principalmente, cuando se refiere a la acción de las comunidades y autoridades locales, “que están viendo los impactos con sus propios ojos y están dando un paso al frente”.

Además, el estudio resalta el crecimiento del sector de las energías limpias en el mundo: “La cuota de electricidad generada por energías renovables modernas está creciendo rápidamente, alcanzando una cifra récord del 12,1% en 2022″. Y esto tiene un beneficio claro: el abandono del carbón, que todavía está centrado en las economías más desarrolladas, ha llevado a una reducción de los fallecimientos vinculados a las partículas finas del 5,8% entre 2010 y 2022, lo que supone 160.000 fallecimientos menos.

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