Machu Picchu: así es la experiencia con las nuevas normas de acceso para que el santuario inca no muera de éxito

Son las nueve de la mañana en Aguas Calientes, un poblado que parece del lejano oeste, más caótico cada año que pasa, crecido sin orden ni concierto a orillas del río Urubamba para dar servicio turístico a Machu Picchu, la ciudadela inca más famosa del mundo. En el paseo que va en paralelo al arroyo que da nombre al pueblo se ha formado ya una larga cola y me apresuro a ponerme en ella, temiendo lo que ya he sufrido en otras visitas a este santuario histórico patrimonio mundial de la Unesco desde 1983: horas de espera, empujones e incomodidades para conseguir abordar sin que nadie se te cuele en uno de los pequeños autobuses que suben hasta la entrada al yacimiento.

Seguir leyendo

 Las recientes reglas para llegar hasta el monumento más famoso de Perú han logrado ordenar el caos en Aguas Calientes y hacer más cómoda y razonable la visita, además de proteger mejor este patrimonio mundial de la Unesco  

Son las nueve de la mañana en Aguas Calientes, un poblado que parece del lejano oeste, más caótico cada año que pasa, crecido sin orden ni concierto a orillas del río Urubamba para dar servicio turístico a Machu Picchu, la ciudadela inca más famosa del mundo. En el paseo que va en paralelo al arroyo que da nombre al pueblo se ha formado ya una larga cola y me apresuro a ponerme en ella, temiendo lo que ya he sufrido en otras visitas a este santuario histórico patrimonio mundial de la Unesco desde 1983: horas de espera, empujones e incomodidades para conseguir abordar sin que nadie se te cuele en uno de los pequeños autobuses que suben hasta la entrada al yacimiento.

Pero, para mi sorpresa, la cola no es tan larga y va mucho más fluida que en mis experiencias anteriores. Un cartel a lo lejos me confirma la razón: pone simplemente “10.00 a.m.”. Eso que significa que solo podemos abordar esos buses de 21 plazas los visitantes que hemos comprado la entrada para el turno de las diez de la mañana. Un par de funcionarios armados con lectores de QR revisan en la cola que todos tengamos una entrada nominal para esa hora y que nuestro nombre coincida con el del pasaporte. Nadie que no sea de este turno está autorizado a subir al transporte.

Desde que en julio de 2017 las autoridades turísticas peruanas se tomaran en serio las aglomeraciones y colas que había para visitar un patrimonio que recibe 1,6 millones de turistas al año y pusieran orden en el caos que se formaba cada día para acceder, hasta la última actualización de esas normas, el pasado 1 de junio de 2024, la entrada a Machu Picchu ha ido ordenándose poco a poco hasta conseguir que, por fin, la visita al monumento considerado una de las siete maravillas del mundo moderno sea más respetuosa con el legado histórico y más cómoda y práctica para los turistas.

La ciudad de Aguas Calientes y, a la derecha, el autobús que lleva a los visitantes a la entrada de Machu Picchu.

Resumiendo: en Machu Picchu hay un cupo máximo diario de visitantes, que es dinámico. En temporada alta, desde el 1 de junio al 15 de octubre, llega a 5.600 personas. Igual que para días señalados, como Navidad (25 de diciembre), Año Nuevo (1 de enero) y Fiestas Patrias (28 de julio). El resto del año, es de 4.500 personas al día.

No puedes estar dentro todo el tiempo que quieras. Los turnos de visitas son de entre dos horas y media y cuatro, según circuito. Y lo más importante: tampoco puedes moverte libremente por todo el yacimiento. Se han establecido tres recorridos concretos que engloban un total de 10 rutas y tienes que adquirir uno —o los tres, si lo deseas— para acceder.

La paradoja es que según qué circuito te toque puede darse el caso de que hagas la famosa foto que salió en National Geographic desde el mirador de la Casa del Guardián, pero no puedas visitar el resto de la ciudadela. O que visites parte o todas las ruinas, pero no te puedas hacer la foto típica desde ese mirador. Te explico por qué.

  • El circuito 1, llamado circuito Panorámico, es el más corto y permite una vista completa de la ciudadela inca y sus principales construcciones desde las terrazas superiores, que incluyen ese famoso mirador desde donde se hace la foto fetén. Pero no puedes bajar a ver el recinto. Es, a mi juicio, el peor. Recomendable solo si tienes prisa y no quieres más que la foto. El circuito 1A incluye la montaña Machu Picchu. El 1C permite ir hasta la portada del Sol o Intipunku. Y el 1D, hasta puente del Inka (estos dos últimos están disponibles solo en temporada alta).
Turistas en una de las terrazas superiores de Machu Picchu en Perú.
  • El circuito 2B (Machu Picchu Clásico) es, en mi opinión, el mejor. Te permite hacer la foto panorámica desde una perspectiva casi igual a la de la ruta Panorámica, un poquito más baja, pero casi igual. A cambio, incluye un recorrido de dos horas y media por la zona principal de la ciudadela, la clásica. El 2A es lo mismo, pero sin la terraza inferior.
  • El circuito 3, con sus variantes, es llamado el Machu Picchu Realeza, y permite recorrer la zona de la ciudadela donde habitaban las clases altas. El problema es que este no autoriza a visitar ni el mirador de la Casa del Guardián ni la terraza inferior, es decir, los dos lugares desde donde hay una buena panorámica, por lo que no podrás tomarte la clásica foto postal ante la ciudad inca. El 3A es el que debes adquirir ahora si además quieres subir a la cima del Huayna Picchu (experiencia más que recomendable). El 3C incluye la visita a la Gran Caverna (es el de mayor duración, puedes dedicarle hasta siete horas). Y el 3D contempla también la subida al Huchuy Picchu, una pequeña cima anexa al Huayna que se abrió al turismo en 2021; es más indicada que el Huayna para familias con niños pequeños o viajeros con poca experiencia en senderismo o mala condición física. Tanto el 3C y el 3D están disponibles solo en temporada alta y cuentan con cupos diarios muy reducidos.

“¿Cuál es el problema?”, se preguntarán muchos viajeros. “Con comprar el circuito que más se adapte a mis intereses, solucionado”. No es tan fácil. Los tres circuitos, con sus variantes, cuestan lo mismo. A día de hoy, 152 soles (unos 40 euros, al cambio actual). Los que incluyen Huayna Picchu o montaña Machu Picchu cuestan algo más, unos 52 euros. Como hay un cupo máximo por día, si reservas con mucho tiempo podrás elegir el que quieras. Si esperas a última hora, solo te quedará lo que nadie quería; normalmente el circuito 1. Y por el mismo precio. A esto hay que sumar el precio del autobús de subida, 24 dólares, que no está incluido en la entrada oficial.

Los boletos pueden adquirirse por anticipado (cosa que recomiendo encarecidamente hacer, por los menos dos o tres meses antes) en la web del Gobierno peruano. Por ley, se reservan 1.000 entradas diarias para compra presencial de última hora en las oficinas de la DDC (Dirección Desconcertada de Cultura) tanto de Cuzco (dos oficinas: en la calle Garcilaso, muy cerca de la plaza de Armas, y en la calle Maruri, 324), como en la de Aguas Calientes. Esta compra presencial del ticket permite acceder a Machu Picchu al día siguiente. Se puede ver con antelación la disponibilidad de esos 1.000 boletos en tiempo real en la web. Es muy posible que entres a este sitio online oficial y ya no queden entradas para el día que hayas elegido, pero sí que queden en algunas de las numerosísimas agencias que organizan tour y visitas guiadas a la ciudadela. Prueba en alguna de ellas; en internet encontrarás multitud de oferta. Pero, ojo, asegúrate que son de confianza: hay también mucho timo.

Mi consejo: dedícale, como poco, dos días enteros a Machu Picchu. El primero para el circuito 2B y el otro para el circuito 3, en cualquiera de sus variantes. Solo así te llevarás una idea completa de uno de esos lugares mágicos que hay que ver una vez en la vida.

 Feed MRSS-S Noticias

Te Puede Interesar