La Niña del Atlas, la mariposa que se rompió en 200 pedazos y sobrevivió

La Niña del Atlas ( Polyommatus atlantica ) es una pequeña mariposa del tamaño de una moneda de 20 céntimos que solo se encuentra en las cordilleras de Marruecos y el noreste de Argelia. Con las alas extendidas, los machos lucen un precioso azul metálico, mientras que las hembras son marrones con unas distintivas franjas naranjas. Tremendamente fotogénicas, pero muy difíciles de observar. Quedan tan pocos ejemplares que alguna población llegó a darse por extinguida. Las que sobreviven, apenas unos centenares, no solo son raras por su escasez, sino también porque poseen el genoma con más cromosomas del mundo animal: 229 pares. En comparación, el genoma humano tiene solo 23.Los científicos ya sospechaban que esta mariposa contenía un elevado número de cromosomas, pero un equipo del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), y el Wellcome Sanger Institute lo ha confirmado tras secuenciar su genoma completo por primera vez. «Nos ha sorprendido porque tiene aún más cromosomas de lo que pensábamos», afirma a este periódico Roger Vila, investigador principal del IBE que lleva muchos años estudiando en su entorno a la Niña del Atlas. Esto no significa que sea el animal con el genoma más grande, un honor que le corresponde al pez pulmonado de Sudamérica que, en cambio, tiene solo 19 pares de cromosomas gigantes.Solo algunas plantas y protozoos superan a esta mariposa en número de cromosomas. Pero si la forma habitual en la que los seres vivos ‘ganan’ cromosomas es duplicándolos, la Niña del Atlas, en cambio, ha fragmentado todos los cromosomas, excepto los sexuales, pasando de 24 a 229 en aproximadamente tres millones de años, un período relativamente corto según los estándares evolutivos.Noticia Relacionada estandar No Treinta veces mayor que el del ser humano: secuenciado el mayor genoma de todo el reino animal José Manuel NievesCuriosamente, este mecanismo también se ha observado en células cancerosas humanas, por lo que la investigación, publicada este miércoles en ‘Current Biology’, podría conducir a nuevos avances en la salud humana y arrojar luz sobre el desarrollo de los tumores.Adaptarse al hábitatLa fragmentación del genoma de la mariposa se ha producido en puntos donde el ADN se encuentra menos compactado. Esto significa que la cantidad de información genética es aproximadamente la misma, pero está empaquetada en secciones más pequeñas. Los cromosomas tienen en sus extremos unas «puntas protectoras» denominadas telómeros que impiden que el ADN se dañe durante las divisiones celulares. Pero el genoma de estas mariposas es tan inusual que contiene telómeros en el interior de los cromosomas, donde precisamente se produce la fragmentación. «Se trata de un mecanismo novedoso -afirma el investigador-; de esta forma, cuando el genoma se rompe, los fragmentos ya están protegidos por los telómeros y se evita la degradación celular». Además, estos fragmentos son prácticamente idénticos y diminutos, «los más pequeños que hemos visto jamás y el tamaño mínimo para que sean funcionales». Mientras para la mayoría de los organismos esta fragmentación sería algo «monstruoso, un problema muy grave», esta mariposa ha conseguido sobrevivir con ella e incluso sacarle rédito, aunque los investigadores no saben exactamente para qué. «La rotura de cromosomas se ha observado en otras especies cercanas, como la Niña de Sierra Nevada y otras mariposas en la Península Ibérica, pero no hasta este extremo, lo que sugiere que puede haber razones importantes para este proceso», dice Vila. «Quizás les haya servido para adaptarse a un hábitat cambiante o para combatir con mutaciones rápidas infecciones víricas muy recurrentes», añade.Aunque Polyommatus atlantica ha vivido durante miles y miles de años con estas mutaciones, ahora se encuentra amenazada por las acciones humanas. La tala ilegal de los bosques de cedros en los que habita y el sobrepastoreo, que acaba con su planta nutricia, la vulneraria, de la que depende la oruga para sobrevivir, la están llevando al colapso. También es víctima del cambio climático. Según Vila, es habitual encontrarla a unos 2.000 metros de altitud, «pero a medida que se suceden las sequías y suben las temperaturas, el insecto intenta buscar hábitats cada vez más altos para sobrevivir». La cuestión es que «ya ha alcanzado un límite y no puede subir más», se lamenta.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El español Juan Pérez Mercader, más cerca de lograr vida artificial noticia Si Un hallazgo del James Webb sugiere que el Universo podría estar dentro de un agujero negroPor todo esto, «es una mariposa muy difícil de encontrar. Lamentablemente, es un ejemplo clarísimo de cuántas especies que podrían ser muy útiles de cara a la medicina o para entender la biología se extinguen sin que las conozcamos bien. Si no hubiésemos obtenido el genoma ahora, probablemente no se habría hecho nunca. No se puede encontrar ADN de calidad en un museo», apunta el biólogo. La Niña del Atlas ( Polyommatus atlantica ) es una pequeña mariposa del tamaño de una moneda de 20 céntimos que solo se encuentra en las cordilleras de Marruecos y el noreste de Argelia. Con las alas extendidas, los machos lucen un precioso azul metálico, mientras que las hembras son marrones con unas distintivas franjas naranjas. Tremendamente fotogénicas, pero muy difíciles de observar. Quedan tan pocos ejemplares que alguna población llegó a darse por extinguida. Las que sobreviven, apenas unos centenares, no solo son raras por su escasez, sino también porque poseen el genoma con más cromosomas del mundo animal: 229 pares. En comparación, el genoma humano tiene solo 23.Los científicos ya sospechaban que esta mariposa contenía un elevado número de cromosomas, pero un equipo del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), y el Wellcome Sanger Institute lo ha confirmado tras secuenciar su genoma completo por primera vez. «Nos ha sorprendido porque tiene aún más cromosomas de lo que pensábamos», afirma a este periódico Roger Vila, investigador principal del IBE que lleva muchos años estudiando en su entorno a la Niña del Atlas. Esto no significa que sea el animal con el genoma más grande, un honor que le corresponde al pez pulmonado de Sudamérica que, en cambio, tiene solo 19 pares de cromosomas gigantes.Solo algunas plantas y protozoos superan a esta mariposa en número de cromosomas. Pero si la forma habitual en la que los seres vivos ‘ganan’ cromosomas es duplicándolos, la Niña del Atlas, en cambio, ha fragmentado todos los cromosomas, excepto los sexuales, pasando de 24 a 229 en aproximadamente tres millones de años, un período relativamente corto según los estándares evolutivos.Noticia Relacionada estandar No Treinta veces mayor que el del ser humano: secuenciado el mayor genoma de todo el reino animal José Manuel NievesCuriosamente, este mecanismo también se ha observado en células cancerosas humanas, por lo que la investigación, publicada este miércoles en ‘Current Biology’, podría conducir a nuevos avances en la salud humana y arrojar luz sobre el desarrollo de los tumores.Adaptarse al hábitatLa fragmentación del genoma de la mariposa se ha producido en puntos donde el ADN se encuentra menos compactado. Esto significa que la cantidad de información genética es aproximadamente la misma, pero está empaquetada en secciones más pequeñas. Los cromosomas tienen en sus extremos unas «puntas protectoras» denominadas telómeros que impiden que el ADN se dañe durante las divisiones celulares. Pero el genoma de estas mariposas es tan inusual que contiene telómeros en el interior de los cromosomas, donde precisamente se produce la fragmentación. «Se trata de un mecanismo novedoso -afirma el investigador-; de esta forma, cuando el genoma se rompe, los fragmentos ya están protegidos por los telómeros y se evita la degradación celular». Además, estos fragmentos son prácticamente idénticos y diminutos, «los más pequeños que hemos visto jamás y el tamaño mínimo para que sean funcionales». Mientras para la mayoría de los organismos esta fragmentación sería algo «monstruoso, un problema muy grave», esta mariposa ha conseguido sobrevivir con ella e incluso sacarle rédito, aunque los investigadores no saben exactamente para qué. «La rotura de cromosomas se ha observado en otras especies cercanas, como la Niña de Sierra Nevada y otras mariposas en la Península Ibérica, pero no hasta este extremo, lo que sugiere que puede haber razones importantes para este proceso», dice Vila. «Quizás les haya servido para adaptarse a un hábitat cambiante o para combatir con mutaciones rápidas infecciones víricas muy recurrentes», añade.Aunque Polyommatus atlantica ha vivido durante miles y miles de años con estas mutaciones, ahora se encuentra amenazada por las acciones humanas. La tala ilegal de los bosques de cedros en los que habita y el sobrepastoreo, que acaba con su planta nutricia, la vulneraria, de la que depende la oruga para sobrevivir, la están llevando al colapso. También es víctima del cambio climático. Según Vila, es habitual encontrarla a unos 2.000 metros de altitud, «pero a medida que se suceden las sequías y suben las temperaturas, el insecto intenta buscar hábitats cada vez más altos para sobrevivir». La cuestión es que «ya ha alcanzado un límite y no puede subir más», se lamenta.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El español Juan Pérez Mercader, más cerca de lograr vida artificial noticia Si Un hallazgo del James Webb sugiere que el Universo podría estar dentro de un agujero negroPor todo esto, «es una mariposa muy difícil de encontrar. Lamentablemente, es un ejemplo clarísimo de cuántas especies que podrían ser muy útiles de cara a la medicina o para entender la biología se extinguen sin que las conozcamos bien. Si no hubiésemos obtenido el genoma ahora, probablemente no se habría hecho nunca. No se puede encontrar ADN de calidad en un museo», apunta el biólogo.  

La Niña del Atlas (Polyommatus atlantica) es una pequeña mariposa del tamaño de una moneda de 20 céntimos que solo se encuentra en las cordilleras de Marruecos y el noreste de Argelia. Con las alas extendidas, los machos lucen un precioso azul metálico, mientras … que las hembras son marrones con unas distintivas franjas naranjas. Tremendamente fotogénicas, pero muy difíciles de observar. Quedan tan pocos ejemplares que alguna población llegó a darse por extinguida. Las que sobreviven, apenas unos centenares, no solo son raras por su escasez, sino también porque poseen el genoma con más cromosomas del mundo animal: 229 pares. En comparación, el genoma humano tiene solo 23.

Los científicos ya sospechaban que esta mariposa contenía un elevado número de cromosomas, pero un equipo del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), y el Wellcome Sanger Institute lo ha confirmado tras secuenciar su genoma completo por primera vez. «Nos ha sorprendido porque tiene aún más cromosomas de lo que pensábamos», afirma a este periódico Roger Vila, investigador principal del IBE que lleva muchos años estudiando en su entorno a la Niña del Atlas. Esto no significa que sea el animal con el genoma más grande, un honor que le corresponde al pez pulmonado de Sudamérica que, en cambio, tiene solo 19 pares de cromosomas gigantes.

Solo algunas plantas y protozoos superan a esta mariposa en número de cromosomas. Pero si la forma habitual en la que los seres vivos ‘ganan’ cromosomas es duplicándolos, la Niña del Atlas, en cambio, ha fragmentado todos los cromosomas, excepto los sexuales, pasando de 24 a 229 en aproximadamente tres millones de años, un período relativamente corto según los estándares evolutivos.

Curiosamente, este mecanismo también se ha observado en células cancerosas humanas, por lo que la investigación, publicada este miércoles en ‘Current Biology’, podría conducir a nuevos avances en la salud humana y arrojar luz sobre el desarrollo de los tumores.

Adaptarse al hábitat

La fragmentación del genoma de la mariposa se ha producido en puntos donde el ADN se encuentra menos compactado. Esto significa que la cantidad de información genética es aproximadamente la misma, pero está empaquetada en secciones más pequeñas. Los cromosomas tienen en sus extremos unas «puntas protectoras» denominadas telómeros que impiden que el ADN se dañe durante las divisiones celulares. Pero el genoma de estas mariposas es tan inusual que contiene telómeros en el interior de los cromosomas, donde precisamente se produce la fragmentación. «Se trata de un mecanismo novedoso -afirma el investigador-; de esta forma, cuando el genoma se rompe, los fragmentos ya están protegidos por los telómeros y se evita la degradación celular». Además, estos fragmentos son prácticamente idénticos y diminutos, «los más pequeños que hemos visto jamás y el tamaño mínimo para que sean funcionales».

Mientras para la mayoría de los organismos esta fragmentación sería algo «monstruoso, un problema muy grave», esta mariposa ha conseguido sobrevivir con ella e incluso sacarle rédito, aunque los investigadores no saben exactamente para qué. «La rotura de cromosomas se ha observado en otras especies cercanas, como la Niña de Sierra Nevada y otras mariposas en la Península Ibérica, pero no hasta este extremo, lo que sugiere que puede haber razones importantes para este proceso», dice Vila. «Quizás les haya servido para adaptarse a un hábitat cambiante o para combatir con mutaciones rápidas infecciones víricas muy recurrentes», añade.

Aunque Polyommatus atlantica ha vivido durante miles y miles de años con estas mutaciones, ahora se encuentra amenazada por las acciones humanas. La tala ilegal de los bosques de cedros en los que habita y el sobrepastoreo, que acaba con su planta nutricia, la vulneraria, de la que depende la oruga para sobrevivir, la están llevando al colapso. También es víctima del cambio climático. Según Vila, es habitual encontrarla a unos 2.000 metros de altitud, «pero a medida que se suceden las sequías y suben las temperaturas, el insecto intenta buscar hábitats cada vez más altos para sobrevivir». La cuestión es que «ya ha alcanzado un límite y no puede subir más», se lamenta.

Por todo esto, «es una mariposa muy difícil de encontrar. Lamentablemente, es un ejemplo clarísimo de cuántas especies que podrían ser muy útiles de cara a la medicina o para entender la biología se extinguen sin que las conozcamos bien. Si no hubiésemos obtenido el genoma ahora, probablemente no se habría hecho nunca. No se puede encontrar ADN de calidad en un museo», apunta el biólogo.

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