Al menos 14 muertos en tres ataques contra cuatro narcolanchas el lunes, según ha confirmado Pete Hegseth, secretario de Guerra Leer Al menos 14 muertos en tres ataques contra cuatro narcolanchas el lunes, según ha confirmado Pete Hegseth, secretario de Guerra Leer
El huracán Melissa ha irrumpido con fuerza devastadora, con vientos de hasta 295 kilómetros por hora y marejadas ciclónicas, sobre el tablero geopolítico en el que se decide el futuro de Nicolás Maduro, presidente de facto de Venezuela. Los primeros embates en el Caribe del huracán de categoría 5 (rebajado a 4 al tocar tierra en Jamaica), la «mayor tormenta del siglo», ha forzado al Comando Sur de Estados Unidos a reubicar a las ocho embarcaciones del despliegue ordenado por Washington contra el Cártel de los Soles y contra quien considera su gran capo.
Una presión que, pese a la fuerza de la naturaleza, no deja de redoblarse, aunque las últimas operaciones se hayan desviado al Pacífico. Al menos 14 supuestos «narcoterroristas» perdieron la vida en los tres «ataques cinéticos letales» contra cuatro narcolanchas desencadenados durante el lunes, según ha confirmado Pete Hegseth, secretario de Guerra, sin determinar cuántas se realizaron frente a las costas de Colombia.
«Las cuatro embarcaciones eran conocidas por nuestro aparato de Inteligencia, transitaban por rutas conocidas del narcotráfico y transportaban estupefacientes», aseguró Hegseth, quien añadió que sólo había un superviviente. Según medios estadounidenses, sus fuerzas entregaron la ubicación del hombre a la Guardia Costera de EEUU y a un avión militar mexicano que se encontraba en la zona.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, aclaró durante su conferencia matutina del martes que había ordenado rescatar el superviviente «por razones humanitarias y dentro de los tratados internacionales». La Secretaría de Marina añadió horas más tarde que un buque de patrulla oceánica y un avión de patrulla marítima participaban en la operación de rescate en el Pacífico, a 800 kilómetros al suroeste de Acapulco.
De esta forma, el Pentágono ha llevado a cabo un total de 13 ataques contra 14 embarcaciones en el Caribe y en el Pacífico, para un total de 57 muertos y 3 supervivientes. Los otros dos tripulantes que salvaron sus vidas fueron entregados a las autoridades de Colombia y Ecuador. Este último fue liberado.
«El Departamento ha dedicado más de dos décadas a defender otras patrias. Ahora, defendemos la nuestra. Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al Qaeda, y recibirán el mismo trato. Los rastrearemos, los conectaremos con redes y, luego, los cazaremos y los eliminaremos», insistió el secretario de Guerra en uno de sus discursos favoritos.
El zafarrancho bélico estadounidense se produce cuando se espera para finales de semana o principios de la siguiente al portaaviones Gerald Ford, el más poderoso de la Armada, que estaba surcando aguas mediterráneas cuando Washington ordenó su incorporación a un despliegue conformado por siete buques de guerra, un submarino y unidades de élite de marines. Una de ellas permanece estos días en Trinidad y Tobago, país caribeño muy cercano a las costas venezolanas.
«Por fin estamos librando una guerra contra los cárteles, como nunca antes la han visto. Y vamos a ganar esa batalla, ya la estamos ganando en el mar«, se jactó Donald Trump frente a sus tropas en Japón. El inquilino de la Casa Blanca ironizó incluso contra los «demócratas de la izquierda radical, que dijeron que sólo estaban pescando (los supuestos narcoterroristas). Los submarinos no pescan, ¿verdad? Ustedes saben más que yo de submarinos».
La acometida del huracán Melissa justo cuando Washington apretaba con más fuerza las tuercas contra Maduro no ha cambiado, sin embargo, los ejercicios militares que llevan a cabo los marines de la Unidad Expedicionaria 22 en Trinidad y Tobago, a escasos 11 kilómetros de la costa venezolana. La llegada al país caribeño del destructor USS Gravely ha provocado un terremoto entre los gobiernos de Caracas y Puerto España, que da por enterrado el importante acuerdo gasístico entre ambos países.
«Es una provocación peligrosa (…) convertir a Trinidad y Tobago en el portaaviones del imperio estadounidense contra Venezuela», bramó Maduro durante su programa personal de televisión de los lunes. Desde su Gobierno incluso se ha denunciado un demencial plan de «autoataque» estadounidense en una operación de «falsa bandera» desde Trinidad y Tobago contra el portaaviones Gerald Ford, que navega desde Europa hasta la zona de conflicto. El Parlamento de Venezuela ha declarado esta noche ‘persona non grata’ a la primera ministra de este país, Kamla Persad-Bissessar.
Semejante información se habría obtenido en los manuales intervenidos a tres supuestos agentes de la CIA, detenidos en Venezuela, quienes también preparaban ataques en una céntrica plaza caraqueña y en la antigua sede de la Embajada de EEUU en la capital.
«Hay un 80% de posibilidades de que vayamos a hacer algo, con el objetivo de que Maduro salga del poder», vaticinó James Story, antiguo embajador estadounidense en Caracas. Tanto en el seno de la revolución bolivariana como en Washington se da por hecho que de forma inmediata se llevarán a cabo acciones militares en territorio continental venezolano.
El interrogante ahora es si entre los efectos colaterales de Melissa, que tocó tierra jamaicana en la tarde del martes, se incluirá el retraso de las operaciones «en tierra», ya anunciadas por Donald Trump. «Estamos ante un escenario muy peligroso que se desarrollará en las próximas horas, con daños estructurales totales y ráfagas que podrían superar las 200 millas por hora (321 kms hora) en las zonas montañosas de Jamaica», alertó Michael Brennan, director del Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Un panorama parecido amenaza también a Cuba, que sería la siguiente isla en la trayectoria del superhuracánMelissa. Los expertos creen que atacará el suroeste de la isla, por Santiago de Cuba, que ha vivido en las últimas horas un gigantesco operativo de evacuación. Casi 170.000 personas han abandonado sus hogares para ser realojados en un centenar de centros de evacuación.
La militarización de la sociedad cubana facilita estas operaciones especiales ante grandes catástrofes. Pero, por otro lado, la crisis multisistémica que padece Cuba multiplica los efectos de los huracanes, un clásico en tiempos de revolución. Antes de que Melissa azote sus ciudades y campos, los cubanos ya sufren apagones diarios en el 50% del territorio nacional.
Frente a las sesiones extraordinarios del Consejo de Defensa Nacional se han multiplicado las críticas de los ciudadanos en las redes sociales ante apagones masivos, de 20 horas, en algunas de las zonas orientales del país.
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