Hallan una ruta alternativa de entrada de nuestros antepasados a Europa por Turquía y a través del mar Egeo

Hasta ahora nadie, o casi nadie, discutía la idea de que los primeros ‘europeos’ de nuestra especie llegaron al ‘viejo continente’ a través de los Balcanes. Durante mucho tiempo, en efecto, los paleontólogos han estado convencidos de que la principal vía de entrada a Europa fue un gran corredor terrestre que conectaba el Cuerno de África con Oriente Próximo, el llamado ‘corredor levantino’. Desde ahí, nuestros ancestros siguieron una ruta hacia el norte, bordeando el Mediterráneo oriental y adentrándose por fin, hace algo más de 40.000 años , en el continente europeo a través de los Balcanes. Era la ruta más lógica, y también la que confirmaba la mayor parte de los hallazgos arqueológicos. Sin embargo, y como a menudo sucede en ciencia, un hallazgo inesperado está obligando a repensar, puede que incluso a reescribir, este antiguo capítulo de nuestra historia. Y es que un equipo de arqueólogas de Turquía acaba de hacer pública la localización de una posible ‘ruta de entrada’ alternativa. El escenario sería la costa del mar Egeo, en la propia Turquía, un lugar que hasta ahora era más conocido por sus paradisíacos paisajes, sus olivares y sus aguas turquesas, pero que, según un nuevo estudio recién publicado en ‘Journal of Island and Coastal Archaeology’ , fue en su momento un puente de tierra que facilitó una ruta de migración humana previamente desconocida.Tras un intenso trabajo de campo el equipo científico, formado en su totalidad por mujeres, ha documentado en la región de Ayvalık la existencia, en el Paleolítico, de una zona de 200 km² que hoy es una península, pero que durante la Edad del Hielo formaba parte de una gran masa de tierra que unía Anatolia con Europa.«Nuestro descubrimiento arqueológico -explica la arqueóloga Göknur Karahan, de la universidad turca de Hacettepeha y coautora del artículo- ha revelado que esta región, ahora idílica, pudo haber ofrecido un puente de tierra vital para el movimiento humano durante el Pleistoceno, cuando el nivel del mar descendió y el paisaje sumergido quedó brevemente expuesto. Estamos muy emocionadas y encantadas con este hallazgo. Estos descubrimientos sitúan a Ayvalık firmemente en el mapa de la prehistoria humana, abriendo una nueva posibilidad sobre cómo los primeros humanos pudieron haber entrado en Europa».Un periodo complicadoPara comprender mejor la trascendencia del hallazgo, regresemos por un momento al Pleistoceno, varios cientos de miles de años atrás. Se trata de un periodo geológico profundamente marcado por continuas y largas glaciaciones que hacían de la Tierra un mundo muy distinto del que conocemos hoy. Los inmensos casquetes polares, que cubrían gran parte de los continentes, atrapaban una cantidad colosal de agua, lo que provocaba que el nivel del mar estuviera más de 100 metros por debajo del actual , de forma que lo que ahora son islas dispersas y penínsulas, como es el caso de Ayvalık, eran entonces vastas llanuras costeras, enormes territorios inexplorados que se erigían en auténticos puentes terrestres entre continentes.Según el estudio, el descenso de las aguas hizo que una gran parte del mar Egeo, que hoy es un laberinto de islas, se convirtiera en una única y continua masa de tierra que unía Anatolia con las islas del norte, y de ahí, a la Europa continental.Y fue precisamente allí, en estas antiguas llanuras costeras, ahora sumergidas o radicalmente transformadas, donde el equipo de investigadoras realizó sus hallazgos. Para lo cual tuvieron que llevar a cabo una ardua y agotadora expedición a pie, a menudo a través de terrenos fangosos y difícilmente transitables. Pero el esfuerzo valió la pena.Diez yacimientos desconocidosDe hecho, Karahan y sus colegas localizaron hasta 10 yacimientos arqueológicos previamente desconocidos, y desenterraron más de 500 artefactos líticos, entre ellos algunas herramientas de gran trascendencia, como hachas de mano, lascas cortantes y, lo que es más importante, artefactos que habían sido claramente elaborados con la sofisticada tecnología Levallois, un complejo procedimiento de fabricación que requiere de una preparación especial y que debe su nombre al hecho de que las primeras muestras fueron desenterradas, en el siglo XIX, en las cercanías de Levallois-Perret, en el departamento francés de Altos del Sena.Antes del Levallois, nuestros ancestros tallaban las rocas simplemente golpeándolas unas contra otras, sin una planificación previa. El resultado era una herramienta burda y, a menudo, ineficaz. Pero con la tecnología Levallois todo cambió. Nuestra especie aprendió a preparar meticulosamente las rocas, quitando lascas de forma controlada y dando al ‘núcleo’ de piedra una forma específica. Este tipo de tecnología está asociada tanto a los neandertales como a los primeros Homo sapiens, y su presencia en Ayvalık es una prueba irrefutable de que la región formaba parte de una vasta red de intercambio y dispersión cultural que se extendía por África, Asia y Europa.«Estas grandes herramientas de corte -explica Karahan- están entre los artefactos más icónicos del Paleolítico y son reconocibles al instante, lo que las convierte en un hallazgo muy importante. La presencia de estos objetos en Ayvalık es particularmente significativa, ya que proporciona evidencia directa de que la región formaba parte de amplias tradiciones tecnológicas compartidas».Una nueva vía de entradaAyvalık, por lo tanto, no era un rincón aislado, sino un gran corredor que una vez conectó la península de Anatolia con Europa. Una vía de entrada que ofrece una alternativa, o por lo menos un complemento sustancial, a la ruta tradicional del Levante y los Balcanes. A pesar de que las condiciones geológicas de la zona no favorecen en absoluto la preservación de los restos, el equipo logró identificar valiosos yacimientos que demuestran una ocupación continua y una diversidad de herramientas que reflejan la capacidad de adaptación e innovación de nuestros antepasados.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Insectos de hace 100 millones de años atrapados en ámbar, el tesoro de una cantera de Ecuador descubierto por españoles noticia Si Crean el primer cristal de tiempo observable a simple vistaEn su artículo, Karahan y sus colegas sugieren que esto es solo el principio, y que futuras excavaciones, junto al uso de las últimas tecnologías disponibles, revelarán la auténtica importancia de este yacimiento. De lo que no cabe duda es de que una nueva e inesperada página acaba de añadirse al emocionante relato de nuestra dispersión por el planeta. Hasta ahora nadie, o casi nadie, discutía la idea de que los primeros ‘europeos’ de nuestra especie llegaron al ‘viejo continente’ a través de los Balcanes. Durante mucho tiempo, en efecto, los paleontólogos han estado convencidos de que la principal vía de entrada a Europa fue un gran corredor terrestre que conectaba el Cuerno de África con Oriente Próximo, el llamado ‘corredor levantino’. Desde ahí, nuestros ancestros siguieron una ruta hacia el norte, bordeando el Mediterráneo oriental y adentrándose por fin, hace algo más de 40.000 años , en el continente europeo a través de los Balcanes. Era la ruta más lógica, y también la que confirmaba la mayor parte de los hallazgos arqueológicos. Sin embargo, y como a menudo sucede en ciencia, un hallazgo inesperado está obligando a repensar, puede que incluso a reescribir, este antiguo capítulo de nuestra historia. Y es que un equipo de arqueólogas de Turquía acaba de hacer pública la localización de una posible ‘ruta de entrada’ alternativa. El escenario sería la costa del mar Egeo, en la propia Turquía, un lugar que hasta ahora era más conocido por sus paradisíacos paisajes, sus olivares y sus aguas turquesas, pero que, según un nuevo estudio recién publicado en ‘Journal of Island and Coastal Archaeology’ , fue en su momento un puente de tierra que facilitó una ruta de migración humana previamente desconocida.Tras un intenso trabajo de campo el equipo científico, formado en su totalidad por mujeres, ha documentado en la región de Ayvalık la existencia, en el Paleolítico, de una zona de 200 km² que hoy es una península, pero que durante la Edad del Hielo formaba parte de una gran masa de tierra que unía Anatolia con Europa.«Nuestro descubrimiento arqueológico -explica la arqueóloga Göknur Karahan, de la universidad turca de Hacettepeha y coautora del artículo- ha revelado que esta región, ahora idílica, pudo haber ofrecido un puente de tierra vital para el movimiento humano durante el Pleistoceno, cuando el nivel del mar descendió y el paisaje sumergido quedó brevemente expuesto. Estamos muy emocionadas y encantadas con este hallazgo. Estos descubrimientos sitúan a Ayvalık firmemente en el mapa de la prehistoria humana, abriendo una nueva posibilidad sobre cómo los primeros humanos pudieron haber entrado en Europa».Un periodo complicadoPara comprender mejor la trascendencia del hallazgo, regresemos por un momento al Pleistoceno, varios cientos de miles de años atrás. Se trata de un periodo geológico profundamente marcado por continuas y largas glaciaciones que hacían de la Tierra un mundo muy distinto del que conocemos hoy. Los inmensos casquetes polares, que cubrían gran parte de los continentes, atrapaban una cantidad colosal de agua, lo que provocaba que el nivel del mar estuviera más de 100 metros por debajo del actual , de forma que lo que ahora son islas dispersas y penínsulas, como es el caso de Ayvalık, eran entonces vastas llanuras costeras, enormes territorios inexplorados que se erigían en auténticos puentes terrestres entre continentes.Según el estudio, el descenso de las aguas hizo que una gran parte del mar Egeo, que hoy es un laberinto de islas, se convirtiera en una única y continua masa de tierra que unía Anatolia con las islas del norte, y de ahí, a la Europa continental.Y fue precisamente allí, en estas antiguas llanuras costeras, ahora sumergidas o radicalmente transformadas, donde el equipo de investigadoras realizó sus hallazgos. Para lo cual tuvieron que llevar a cabo una ardua y agotadora expedición a pie, a menudo a través de terrenos fangosos y difícilmente transitables. Pero el esfuerzo valió la pena.Diez yacimientos desconocidosDe hecho, Karahan y sus colegas localizaron hasta 10 yacimientos arqueológicos previamente desconocidos, y desenterraron más de 500 artefactos líticos, entre ellos algunas herramientas de gran trascendencia, como hachas de mano, lascas cortantes y, lo que es más importante, artefactos que habían sido claramente elaborados con la sofisticada tecnología Levallois, un complejo procedimiento de fabricación que requiere de una preparación especial y que debe su nombre al hecho de que las primeras muestras fueron desenterradas, en el siglo XIX, en las cercanías de Levallois-Perret, en el departamento francés de Altos del Sena.Antes del Levallois, nuestros ancestros tallaban las rocas simplemente golpeándolas unas contra otras, sin una planificación previa. El resultado era una herramienta burda y, a menudo, ineficaz. Pero con la tecnología Levallois todo cambió. Nuestra especie aprendió a preparar meticulosamente las rocas, quitando lascas de forma controlada y dando al ‘núcleo’ de piedra una forma específica. Este tipo de tecnología está asociada tanto a los neandertales como a los primeros Homo sapiens, y su presencia en Ayvalık es una prueba irrefutable de que la región formaba parte de una vasta red de intercambio y dispersión cultural que se extendía por África, Asia y Europa.«Estas grandes herramientas de corte -explica Karahan- están entre los artefactos más icónicos del Paleolítico y son reconocibles al instante, lo que las convierte en un hallazgo muy importante. La presencia de estos objetos en Ayvalık es particularmente significativa, ya que proporciona evidencia directa de que la región formaba parte de amplias tradiciones tecnológicas compartidas».Una nueva vía de entradaAyvalık, por lo tanto, no era un rincón aislado, sino un gran corredor que una vez conectó la península de Anatolia con Europa. Una vía de entrada que ofrece una alternativa, o por lo menos un complemento sustancial, a la ruta tradicional del Levante y los Balcanes. A pesar de que las condiciones geológicas de la zona no favorecen en absoluto la preservación de los restos, el equipo logró identificar valiosos yacimientos que demuestran una ocupación continua y una diversidad de herramientas que reflejan la capacidad de adaptación e innovación de nuestros antepasados.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Insectos de hace 100 millones de años atrapados en ámbar, el tesoro de una cantera de Ecuador descubierto por españoles noticia Si Crean el primer cristal de tiempo observable a simple vistaEn su artículo, Karahan y sus colegas sugieren que esto es solo el principio, y que futuras excavaciones, junto al uso de las últimas tecnologías disponibles, revelarán la auténtica importancia de este yacimiento. De lo que no cabe duda es de que una nueva e inesperada página acaba de añadirse al emocionante relato de nuestra dispersión por el planeta.  

Hasta ahora nadie, o casi nadie, discutía la idea de que los primeros ‘europeos’ de nuestra especie llegaron al ‘viejo continente’ a través de los Balcanes. Durante mucho tiempo, en efecto, los paleontólogos han estado convencidos de que la principal vía de entrada a … Europa fue un gran corredor terrestre que conectaba el Cuerno de África con Oriente Próximo, el llamado ‘corredor levantino’. Desde ahí, nuestros ancestros siguieron una ruta hacia el norte, bordeando el Mediterráneo oriental y adentrándose por fin, hace algo más de 40.000 años, en el continente europeo a través de los Balcanes. Era la ruta más lógica, y también la que confirmaba la mayor parte de los hallazgos arqueológicos.

Sin embargo, y como a menudo sucede en ciencia, un hallazgo inesperado está obligando a repensar, puede que incluso a reescribir, este antiguo capítulo de nuestra historia. Y es que un equipo de arqueólogas de Turquía acaba de hacer pública la localización de una posible ‘ruta de entrada’ alternativa. El escenario sería la costa del mar Egeo, en la propia Turquía, un lugar que hasta ahora era más conocido por sus paradisíacos paisajes, sus olivares y sus aguas turquesas, pero que, según un nuevo estudio recién publicado en ‘Journal of Island and Coastal Archaeology’, fue en su momento un puente de tierra que facilitó una ruta de migración humana previamente desconocida.

Tras un intenso trabajo de campo el equipo científico, formado en su totalidad por mujeres, ha documentado en la región de Ayvalık la existencia, en el Paleolítico, de una zona de 200 km² que hoy es una península, pero que durante la Edad del Hielo formaba parte de una gran masa de tierra que unía Anatolia con Europa.

«Nuestro descubrimiento arqueológico -explica la arqueóloga Göknur Karahan, de la universidad turca de Hacettepeha y coautora del artículo- ha revelado que esta región, ahora idílica, pudo haber ofrecido un puente de tierra vital para el movimiento humano durante el Pleistoceno, cuando el nivel del mar descendió y el paisaje sumergido quedó brevemente expuesto. Estamos muy emocionadas y encantadas con este hallazgo. Estos descubrimientos sitúan a Ayvalık firmemente en el mapa de la prehistoria humana, abriendo una nueva posibilidad sobre cómo los primeros humanos pudieron haber entrado en Europa».

Un periodo complicado

Para comprender mejor la trascendencia del hallazgo, regresemos por un momento al Pleistoceno, varios cientos de miles de años atrás. Se trata de un periodo geológico profundamente marcado por continuas y largas glaciaciones que hacían de la Tierra un mundo muy distinto del que conocemos hoy. Los inmensos casquetes polares, que cubrían gran parte de los continentes, atrapaban una cantidad colosal de agua, lo que provocaba que el nivel del mar estuviera más de 100 metros por debajo del actual, de forma que lo que ahora son islas dispersas y penínsulas, como es el caso de Ayvalık, eran entonces vastas llanuras costeras, enormes territorios inexplorados que se erigían en auténticos puentes terrestres entre continentes.

Según el estudio, el descenso de las aguas hizo que una gran parte del mar Egeo, que hoy es un laberinto de islas, se convirtiera en una única y continua masa de tierra que unía Anatolia con las islas del norte, y de ahí, a la Europa continental.

Y fue precisamente allí, en estas antiguas llanuras costeras, ahora sumergidas o radicalmente transformadas, donde el equipo de investigadoras realizó sus hallazgos. Para lo cual tuvieron que llevar a cabo una ardua y agotadora expedición a pie, a menudo a través de terrenos fangosos y difícilmente transitables. Pero el esfuerzo valió la pena.

Diez yacimientos desconocidos

De hecho, Karahan y sus colegas localizaron hasta 10 yacimientos arqueológicos previamente desconocidos, y desenterraron más de 500 artefactos líticos, entre ellos algunas herramientas de gran trascendencia, como hachas de mano, lascas cortantes y, lo que es más importante, artefactos que habían sido claramente elaborados con la sofisticada tecnología Levallois, un complejo procedimiento de fabricación que requiere de una preparación especial y que debe su nombre al hecho de que las primeras muestras fueron desenterradas, en el siglo XIX, en las cercanías de Levallois-Perret, en el departamento francés de Altos del Sena.

Antes del Levallois, nuestros ancestros tallaban las rocas simplemente golpeándolas unas contra otras, sin una planificación previa. El resultado era una herramienta burda y, a menudo, ineficaz. Pero con la tecnología Levallois todo cambió. Nuestra especie aprendió a preparar meticulosamente las rocas, quitando lascas de forma controlada y dando al ‘núcleo’ de piedra una forma específica. Este tipo de tecnología está asociada tanto a los neandertales como a los primeros Homo sapiens, y su presencia en Ayvalık es una prueba irrefutable de que la región formaba parte de una vasta red de intercambio y dispersión cultural que se extendía por África, Asia y Europa.

«Estas grandes herramientas de corte -explica Karahan- están entre los artefactos más icónicos del Paleolítico y son reconocibles al instante, lo que las convierte en un hallazgo muy importante. La presencia de estos objetos en Ayvalık es particularmente significativa, ya que proporciona evidencia directa de que la región formaba parte de amplias tradiciones tecnológicas compartidas».

Una nueva vía de entrada

Ayvalık, por lo tanto, no era un rincón aislado, sino un gran corredor que una vez conectó la península de Anatolia con Europa. Una vía de entrada que ofrece una alternativa, o por lo menos un complemento sustancial, a la ruta tradicional del Levante y los Balcanes.

A pesar de que las condiciones geológicas de la zona no favorecen en absoluto la preservación de los restos, el equipo logró identificar valiosos yacimientos que demuestran una ocupación continua y una diversidad de herramientas que reflejan la capacidad de adaptación e innovación de nuestros antepasados.

En su artículo, Karahan y sus colegas sugieren que esto es solo el principio, y que futuras excavaciones, junto al uso de las últimas tecnologías disponibles, revelarán la auténtica importancia de este yacimiento. De lo que no cabe duda es de que una nueva e inesperada página acaba de añadirse al emocionante relato de nuestra dispersión por el planeta.

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