Francisco Serrano enmarca el terror político de los años setenta en un universo gótico

El extremeño Francisco Serrano (Guareña, 1982) trasciende en su cuarta novela, El corazón revolucionario del mundo , con la que ha ganado el premio Tusquets, los límites de su obra anterior, que se movía en el territorio underground, para llegar a más lectores: “El marco ya no es el género, ya no es la ciencia ficción o lo fantástico. Pero el enfoque sigue sin ser cien por cien realista”, explica en conversación con La Vanguardia .

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 El novelista publica ‘El corazón revolucionario del mundo’, una historia que trasciende el género fantástico  

El extremeño Francisco Serrano (Guareña, 1982) trasciende en su cuarta novela, El corazón revolucionario del mundo , con la que ha ganado el premio Tusquets, los límites de su obra anterior, que se movía en el territorio underground, para llegar a más lectores: “El marco ya no es el género, ya no es la ciencia ficción o lo fantástico. Pero el enfoque sigue sin ser cien por cien realista”, explica en conversación con La Vanguardia .

Ambientada en los años setenta, cuando grupos armados de extrema izquierda hacían la guerra por su cuenta contra el sistema capitalista, el autor no analiza tanto las convicciones que llevan a los protagonistas a la clandestinidad y el crimen como sus pulsiones, en un contexto en el que la ambigüedad entre lo real y lo inventado conviven entremezclados: “Me interesaba ver cómo la teoría política avanza, se va volviendo abstracta, impenetrable, una cosa de iniciados, y se va conectando de manera simbólica”.

“Quería transmitir cómo es ser una mala persona, querer a una mala persona”

El resultado es una escritura de tintes alucinógenos en la que personajes sin pasado se mueven por una geografía irreal, vagamente inspirada en la céltica y telúrica Averoigne, una región francesa inventada por Clark Ashton Smith, poeta y novelista del círculo de H.P. Lovecraft.

“Son autores que manejaban lo onírico y me interesaban para esta historia realista: quería situarla en lugares reales pero al mismo tiempo no superreales, que me diesen juego, por ejemplo, para crear ese halo romántico que tienen los forajidos”, argumenta el escritor, cuya obra anterior es un western.

“Me siento muy fascinado intelectualmente por lo que se conoce como numinoso, me parece que hay cosas que las personas tenemos por defecto, por cómo nos funciona el cerebro, y eso es el pensamiento mágico”, relata.

Esta ambivalencia entre realidad y fantasía, a través de una acción en la que “lo mistérico o lo sobrenatural siguen ahí como una radiación de fondo”, dice Serrano, está presente en toda la novela, protagonizada por Joel, un líder que tiene más de gurú de una secta esotérica que de ideólogo marxista-leninista; Valeria, una joven clarividente que se embarca en un viaje iniciático hacia el terror, y Carlos, un enigmático traficante de armas con aires de espía doble.

Junto a ellos, una célula terrorista y un plan de secuestro que se va complicando, lo que permite al narrador explorar las reacciones y poner a prueba a los personajes: “Quería transmitir el contraste con el mundo real, el daño que causan, el que reciben, cómo es ser una mala persona, cómo es querer a una mala persona”, analiza.

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