A Emilie Blichfeldt la idea de llevar a cabo La hermanastra fea se le ocurrió durante una siesta. “Con solo veinte minutos de descanso mi cerebro hace asociaciones muy curiosas. Estaba trabajando en otra película con un personaje de unos dos metros de altura y lo imaginé como Cenicienta. Visioné que subía al caballo con el príncipe y su zapato se llenaba de sangre, por lo que se daba cuenta de que no era Cenicienta, sino la hermanastra”, señala esta admiradora de David Cronenberg en conversación La Vanguardia. Blichfeldt acaba de ganar el premio a la mejor película en el festival de Sitges y es una de las voces que sin duda van a sonar fuerte en el cine de género femenino.
La directora de ‘La hermanastra fea’, que sufrió de dismorfia corporal, asegura que los personajes de la película son víctimas del patriarcado
A Emilie Blichfeldt la idea de llevar a cabo La hermanastra fea se le ocurrió durante una siesta. “Con solo veinte minutos de descanso mi cerebro hace asociaciones muy curiosas. Estaba trabajando en otra película con un personaje de unos dos metros de altura y lo imaginé como Cenicienta. Visioné que subía al caballo con el príncipe y su zapato se llenaba de sangre, por lo que se daba cuenta de que no era Cenicienta, sino la hermanastra”, señala esta admiradora de David Cronenberg en conversación La Vanguardia. Blichfeldt acaba de ganar el premio a la mejor película en el festival de Sitges y es una de las voces que sin duda van a sonar fuerte en el cine de género femenino.
La historia parte tanto de la inspiración de La cenicienta y el príncipe, un filme de los años setenta “que vemos en Noruega cada Navidad”, como de la versión del cuento de los hermanos Grimm, donde las hermanastras de la heroína son capaces, alentadas por su misma madre, de cortarse algunos dedos para que el zapato acabe encajando. “Cuando desperté de la siesta quedé en shock porque por primera vez había simpatizado con un personaje, la hermanastra, con el que nunca antes había mostrado ni una pizca de simpatía”.

Marcel Zyskind
Blichfeldt afirma que llegó a identificarse con ella. “No solo calzo un 42, y en Noruega no hay muchas zapaterías de mujeres que lo vendan, sino que también he vivido bastante intentando encajar en el ideal de belleza. Y pensé: no soy la única que se identifica con ella. Solo hay una Cenicienta, un ideal de belleza, y las demás luchamos por encajar en su zapato”.
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Con un diseño de producción espectacular, la realizadora recrea un universo repleto de hipocresía donde ninguno de los personajes se parece al del cuento de hadas original. Tan solo Alma, quien encarna a la hermana de Elvira, la hermanastra del título, muestra sentido común y compasión. “Todos mis personajes, excepto Alma, son víctimas. Y víctimas del patriarcado. Y son horribles de alguna manera, por lo que necesitaba a alguien que me diera esperanza. Y creo que si eres un hermano menor y aún eres un niño, aún no has sido sometido a la cosificación ni a estos gusanos cerebrales, entonces tal vez puedas ver la locura o la hipocresía y, por lo tanto, ser crítico antes de que te sometan a ello”, admite.
Debemos mantenernos unidos para vencer la tiranía de una industria que nos manipula, que se hace llamar industria de belleza cuando en realidad vende productos de apariencia y que gana dinero aprovechándose de las inseguridades de la gente
Emilie Blichfeldt
La directora confiesa que sufrió de dismorfia corporal, y “no tenía ninguna posibilidad de salir de ahí porque mi visión sobre mí misma estaba corrompida. Así que necesitaba que Alma me tomara de la mano y me dijera: ‘Lo que ves no es verdad. Te han manipulado’”. Es por ello que cree fundamental “que no pensemos que esto es un asunto personal que tenemos que resolver solos. En realidad, es un asunto político”. Y subraya: “Debemos mantenernos unidos y ayudarnos mutuamente para vencer la tiranía de una industria que nos manipula, que se hace llamar industria de belleza cuando en realidad vende productos de apariencia y que gana tanto dinero aprovechándose de las inseguridades de la gente”.
El hecho de ambientar el relato como un drama de época se debe a que “durante siglos las mujeres hemos sido objeto de deseo y hemos intentado cambiar nuestro cuerpo o apariencia para convertirnos en el ideal de belleza”. La directora reconoce que “es bastante irónico que sigamos desempeñando este papel de objeto, aunque en el mundo occidental nos hemos emancipado y podemos ser dueñas de nosotras mismas”.

Efe
La actriz Lea Myren, que se somete a escenas de una gran crudeza en los que se deja romper la nariz o coserse unas pestañas postizas para enamorar al príncipe, dice que fue fácil meterse en su piel. “Es mi primera película y ha sido un sueño hecho realidad interpretar a Elvira. Soy super feminista y esta historia lo es. Estaba todo muy claro en el guion y creo que el horror corporal es un medio excelente para mostrar cosas extremas, como los cánones de belleza. Es una forma fácil de mostrar al público algo impactante y hacer que la gente grite, se ría y cierre los ojos. Pero en el fondo, hay un mensaje”, expresa.
Sobre su personaje opina que “tampoco es inocente porque también se porta mal con Agnes” y que “no podemos disculparnos por ella”. “La película -prosigue- habla de la necesidad de parar antes de que sea demasiado tarde. Parar antes de lastimarte o lastimar a otros en términos de alcanzar cierto estándar de belleza”.

Marcel Zyskind
El papel requirió de una preparación previa. “Trabajamos medio año antes en su aspecto. Y creo que eso fue una parte importante de mi desarrollo del personaje, porque quería meterme en su cuerpo, porque es un cuerpo que no es el mío, ¿sabes? Usamos prótesis, pero también intentábamos embellecerla a nuestra manera. Creo que fue un gran paso y de gran importancia para mí comprender su lenguaje corporal y cómo se comporta”, reconoce.
De pequeña era fan de ‘La cenicienta’. Pero luego creces y piensas: ‘Espera, ¿qué historia es esta? ¿Tengo que encajar en este zapatito y esperar a que un príncipe venga a salvarme? No, gracias’
Thea Sofie Loch NæssActriz
Por su parte, Thea Sofie Loch Næss, que asume el rol de la Cenicienta bajo el nombre de Agnes, asegura que de pequeña era fan del cuento de Disney. “Pero luego creces y piensas: ‘Espera, ¿qué historia es esta? ¿Tengo que encajar en este zapatito y esperar a que un príncipe venga a salvarme? No, gracias’. Sin embargo, le encantó interpretar a una Cenicienta “donde ella tiene mucha más autonomía y puede ser una persona real que no es perfecta. Estamos acostumbrados a verla como una especie de víctima, una damisela en apuros, pero aquí, ella también actúa para salvarse”.
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