El drama de Jordan Díaz y otros desencantos para España: «Estoy sin palabras, la verdad»

La lesión del campeón olímpico y la gris actuación de Lescay entristecen la jornada de la selección en Tokio Leer La lesión del campeón olímpico y la gris actuación de Lescay entristecen la jornada de la selección en Tokio Leer  

«Saldré vendado, pero tranquilos, que no quiere decir nada. Es sólo por precaución», aseguraba Jordan Díaz a los periodistas españoles presentes en Tokio antes de afrontar la clasificación de triple salto del Mundial. El campeón olímpico repitió una y mil veces que ya estaba recuperado de su lesión en la rodilla derecha, que se sentía preparado para competir, incluso que podía aspirar al podio. Pero en la clasificación de este viernes sólo pudo hacer un intento: un visto y no visto sobre el tartán del Estadio Olímpico de Tokio. De hecho, ni siquiera llegó a saltar.

Se lanzó a la carrera de aproximación, se preparó para el despegue y, de pronto, el dolor le sobrevino. «¡Ahhhh!». Su grito se escuchó desde las gradas. Con el rostro contraído, se aproximó a su entrenador, Iván Pedroso; ambos mantuvieron una brevísima charla y Díaz se marchó a los vestuarios. DNF. Retirado. La nota de corte en su prueba era accesible: le habría bastado con un salto de 16,80 metros, bastante menos de lo que logró en el reciente Campeonato de España. Pero su pierna derecha no le permitió ni lo más mínimo.

«He tenido una molestia en el cuádriceps derecho, algo inesperado porque llevaba tres años sin problemas en esa zona. No me molestaba nada, ni siquiera la rodilla antes de saltar, pero son cosas que pasan en el deporte cuando llevas el cuerpo al límite. Estoy sin palabras, la verdad. No queda otra que seguir y prepararme mentalmente para todo esto. A ver si me quito todas estas lesiones de una vez», comentó en la zona mixta antes de marcharse sin querer desvelar más.

Queda por ver, dentro de la discreta política de comunicación de Pedroso y su grupo, si se trata de una lesión mayor. En cualquier caso, Díaz tendrá ahora meses para recuperarse. Su gran objetivo, como subraya la Federación Española de Atletismo, son los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Todo lo demás forma parte del camino.

La decepción por la retirada de Díaz abrió una jornada de desencantos para la selección española. Como él, Lester Lescay -compañero suyo de entrenamientos en La Habana cuando ambos eran adolescentes- terminó lejos de su objetivo. Tras una clasificación brillante, en la final de salto de longitud empezó a enredarse con los nulos y entró a la mejora por los pelos. En la lucha por el podio hubo mucha igualdad: el italiano Mattia Furlani (oro, 8.39 metros), el jamaicano Tajay Gayle (plata, 8.34) y el chino Yuhao Shi (bronce, 8.33) acabaron muy cerca. Pero Lescay no logró competir al máximo y terminó octavo, con el otro español en la final, Jaime Guerra, en duodécima posición.

El desenlace de los 1.500 metros dejó un chasco similar para Adrián Ben. En su caso, su mera presencia en la final ya era una satisfacción: no tenía nada que perder. A falta de 200 metros para la meta todavía guardaba opciones de medalla. Sin Jakob Ingebrigtsen y con Josh Kerr lesionado, todas las posibilidades se abrieron y Ben se mantenía en el grupo. Pero al final, mientras el portugués Isaac Nader (3:34.10), el británico Jake Wightman y el keniano Reynold Cheruiyot alcanzaban la gloria, las fuerzas sólo le alcanzaron para terminar octavo.

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