Detenidos, una Valladolid blindada y mucha tensión: «¡La Vuelta patrocina, Israel asesina!»

El recorte de la contrarreloj, las vallas y el refuerzo policial contrarrestaron las llamadas al boicot. La organización teme el fin de semana en Madrid. Leer El recorte de la contrarreloj, las vallas y el refuerzo policial contrarrestaron las llamadas al boicot. La organización teme el fin de semana en Madrid. Leer  

Las llamadas al boicot, a «cortar las calles», a «impedir que los ciclistas lleguen» a la meta, chocaron de lleno con un despliegue policial con pocos precedentes en la Vuelta a España. Valladolid amaneció blindada y, sobre un recorrido por sus calles de 12,2 kilómetros, 15 menos de lo previsto, repleto de vallas y cortes de calles aledañas, los ciclistas volaron a más de 50 kilómetros por hora en esta extraña incertidumbre a la que se ha habituado la ronda española.

En las calles pucelanas se mezclaban los aficionados al ciclismo, los vallisoletanos que seguían de celebración, séptimo día de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo, y los manifestantes propalestinos que se fueron repartiendo por distintos puntos de la ciudad. «Venimos convocados desde diferentes plataformas y teníamos previstos 11 puntos por dónde repartirnos, pero por el cambio de recorrido de anoche se han quedado en menos», comentaba una pareja ataviada con la kufiya y con una bandera palestina que, por si acaso, habían traído escondida en el bolso. Pablo Fernández, secretario de organización de Podemos, había denunciado en redes a primera hora que la policía estaba impidiendo acercarse «a la zona de salida de la contrarreloj si lleva banderas o distintivos palestinos». Él mismo, presente en la ciudad, fue identificado después: «Lo que faltaba ya es criminalizar las protestas pro Palestina y contra el genocidio. ¡Qué vergüenza, Marlaska!».

Las congregaciones estabas espaciadas estratégicamente por el trazado. Una en el primero kilómetro, otra en una enorme rotonda, en el kilómetro 10. Y otra, numerosa, esperaba a la vuelta de la esquina donde se sitúan los autobuses de los equipos, donde los ciclistas sudan en el rodillo antes de encarar la crono. Pero el del Israel-Premier Tech estaba en la otra punta, ‘escondido’, sin rastros del nombre del país desde hace días y protegido por policías nacionales. Hubo un refuerzo extra, que será superior todavía en la Comunidad de Madrid este fin de semana. Ayer, además de los ya habituales, había 400 policías nacionales y 150 guardias civiles más. Y se notó. Pese a la evidente tensión, el principal y casi único incidente se produjo en la manifestación de la plaza de la Universidad de Valladolid, donde hubo dos detenidos por saltar la valla e invadir el trazado. Por suerte, ningún ciclista cruzaba en ese momento. También hubo algún que otro rifirrafe con aficionados que portaban banderas españolas.

La concentración más numerosa y tensa estaba a 300 metros de la meta, en la Avenida Zorrilla. Fuera, eso sí, del tiro de cámara de la retransmisión. «Van llegando poco a poco y cada vez son más pero, de momento, está controlado», confirmaba un policía, controlando cada paseante sospechoso. «Por el lado derecho llega una pareja con banderas», informaba por el pinganillo a sus compañeros. Las vallas temblaban con los golpes al paso de los corredores. Todos por igual, pues a la velocidad a la que pasaban resultaba casi imposible distinguir el maillot de los corredores del Israel-Premier Tech. Y se gritaba contra el genocidio, en favor de una Palestina libre -«Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá»- pero también en contra de la propia carrera: «¡La Vuelta patrocina, Israel asesina!».

El pelotón se ha ido acostumbrando a esta extraña normalidad de medidas de seguridad, cambios de recorrido y recortes de etapa. Pese a las dos últimas jornadas sin incidentes, no están seguros de que el fin de semana en Madrid todo vaya a transcurrir sin imprevistos. La propia Ministra de Educación y Deportes, Pilar Alegría, apostó en El Larguero por la expulsión del Israel: «No deben competir. Las competencias las tiene la UCI y la decisión tendría que ser compartida por el COI. Frente a la situación que vivimos, de una magnitud tan grave, hay que tomar posición y una decisión. Esto no va contra los deportistas».

«Hay días que parece que va mejor, otros peor. Pero yo sólo sigo las instrucciones que me dan en el equipo en cada salida» admitía a su llegada Markel Beloki, el hijo de Joseba y el más joven de la toda la carrera. Ahí, tanto el sábado en el final (será decisivo) en la Bola del Mundo como el domingo en las calles de la ciudad, se concentran las alarmas. Es lo que más teme ahora la organización, aliviada tras cada etapa salvada, pues las llamadas a la movilización se están organizando con fuerza en las redes.

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