David Grann: “La naturaleza humana es igual de lamentable desde el naufragio del Wager”

Cuando David Grann (Nueva York, 1967) vio su obra Los asesinos de la luna adaptada a la gran pantalla de la mano de Martin Scorsese y se enteró que conseguía diez nominaciones a los Oscar, supo que escribir algo nuevo iba a costar. “Siempre he sentido presión a la hora de escribir, pero aquello era difícil de superar”, reconoce por videoconferencia a La Vanguardia. “Empecé a pensar en temas. Miraba más de lo habitual al techo de mi habitación, por si bajaba la inspiración divina. Pronto me di cuenta de que tenía que salir de esas cuatro paredes si no quería volverme loco”.

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 El escritor y periodista revive en su nuevo libro la odisea de los supervivientes de un barco de la Marina Real británica y las ‘fake news’ que se publicaron en la época  

Cuando David Grann (Nueva York, 1967) vio su obra Los asesinos de la luna adaptada a la gran pantalla de la mano de Martin Scorsese y se enteró que conseguía diez nominaciones a los Oscar, supo que escribir algo nuevo iba a costar. “Siempre he sentido presión a la hora de escribir, pero aquello era difícil de superar”, reconoce por videoconferencia a La Vanguardia. “Empecé a pensar en temas. Miraba más de lo habitual al techo de mi habitación, por si bajaba la inspiración divina. Pronto me di cuenta de que tenía que salir de esas cuatro paredes si no quería volverme loco”.

Con la mente despejada, llegó la idea que estaba esperando: los motines. “Me fui al archivo de Inglaterra, donde encontré el relato en primera persona del marinero John Byron, que más tarde supe que era el abuelo del poeta Lord Byron. Cuanto más leía, más me interesaba, y eso que tardé un poco en leerlo porque estaba escrito en inglés antiguo. Hablaba de huracanes, de tempestades, de enfermedades como escorbuto o el tifus y del Wager, el naufragio más pavoroso de la historia”. Ese fue el germen de su nuevo libro, Los náufragos del Wager (Random House / Ara Llibres), recién llegado a librerías.

Encontré el relato del marinero John Byron. Hablaba de huracanes, de tempestades, de enfermedades como escorbuto o el tifus y del Wager»

El 28 de enero de 1742, treinta hombres desnutridos llegaron a las costas de Brasil, donde fueron recibidos como héroes. Decían ser supervivientes del HMS Wager, un barco de la Marina Real británica que se hundió frente a una isla desierta cerca de la Patagonia. “Iban a la caza del tesoro. Enviaron a 250 tripulantes para hacerse con las riquezas que portaba un galeón español. Fue un fracaso. A la Patagonia llegaron vivos 145”. Seis meses más tarde de la buena nueva en tierras brasileñas, tres náufragos más llegaron a las costas de Chile. Su relato era distinto, pues aseguraban que los primeros no eran héroes, sino amotinados.

El escritor y periodista David Grann
El escritor y periodista David Grann 
Rebecca Mansell

El suceso fue de lo más mediático. No hace falta más que echar un vistazo a las hemerotecas de los medios de la época para comprender la magnitud que alcanzó este choque de opiniones, en el que las acusaciones de traición y de asesinato estaban a la orden del día. Llegó incluso a convocarse un consejo de guerra. “Una batalla en la que la verdad estaba en juego, lo que resulta una parábola de nuestros tiempos y una muestra más de que las fake news siempre han existido”. 

Grann reconoce que acostumbra a elegir temas para sus no ficciones narrativas que “invitan al lector a pensar que nada ha cambiado demasiado. Si pudiéramos cambiar la época, la ropa que la gente lleva y su lenguaje, nos daremos cuenta de que, en realidad, la naturaleza humana es prácticamente la misma, igual de lamentable”.

Reflejar esto, asegura, “no me convierte en una persona pesimista, ya que no pierdo la esperanza en que las cosas puedan cambiar. Es por eso que me centro en estos temas, porque confío que despierten a más de uno y le animen a ser mejor persona”. 

Ya lo hizo en Los asesinos de la luna (Random House / Ara Llibres), donde narra los asesinatos en serie de los miembros de la nación indígena Osage, que era muy rica en petróleo; o en La ciudad perdida de Z (Random House), en la que plasmó como la obsesión por hallar la legendaria ciudad de El Dorado en el Amazonas dejó la jungla sembrada de cadáveres y desapariciones, como la del explorador británico Percy Fawcett. Ahora, acepta el reto de nuevo que, ya avanza, volverá a la pantalla grande en unos años con Scorsese y DiCaprio. “Está claro que hay química entre nosotros”.

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