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Este fin de semana estoy en China. Aquí hay satisfacción porque las cosas funcionan bien. Son muy conscientes de que muchos países del mundo no quieren ver que la economía de China se convierta en la primera del mundo. Pero en China eso no es un objetivo, el objetivo es mejorar la calidad de vida de los más pobres, lo que requiere puestos de trabajo y más en determinadas áreas donde la pobreza viene de su escasez.

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 Este fin de semana estoy en China. Aquí hay satisfacción porque las cosas funcionan bien. Son muy conscientes de que muchos países del mundo no quieren ver que la economía de China se convierta en la primera del mundo. Pero en China eso no es un objetivo, el objetivo es mejorar la calidad de vida de los más pobres, lo que requiere puestos de trabajo y más en determinadas áreas donde la pobreza viene de su escasez.Seguir leyendo…  

Este fin de semana estoy en China. Aquí hay satisfacción porque las cosas funcionan bien. Son muy conscientes de que muchos países del mundo no quieren ver que la economía de China se convierta en la primera del mundo. Pero en China eso no es un objetivo, el objetivo es mejorar la calidad de vida de los más pobres, lo que requiere puestos de trabajo y más en determinadas áreas donde la pobreza viene de su escasez.

El Gobierno de China no quiere guerras y prefiere mantener una buena relación con los países del mundo. Tiene un objetivo claro de cómo mejorar la economía, y eso requiere estimular a que muchas empresas monten algunas de sus fábricas en las áreas más pobres, que las universidades avancen en el estudio de las tecnologías y que las empresas las apliquen.

La cooperación entre escuelas de dirección de empresas es una oportunidad excelente

La creación de escuelas más avanzadas por las universidades es algo muy bien visto, y es fácil ver profesores prestigiosos de Europa o de Estados Unidos que pasan un tiempo como profesores en China. Ellos aprenden cosas del país, pero son muy escuchados y muy respetados por los profesores y los directivos chinos.

Siempre me ha parecido que la colaboración entre escuelas de dirección de empresas es una oportunidad excelente para ir mejorando. Hace unos años, un excelente profesor de la Harvard Business School me explicó que cada siete años allí en Harvard él tiene un año sabático que dedicar a la tarea que considere. Ese importante profesor me pidió estar ese año en mi escuela de China en un puesto desde el que pudiese aprender.

El tema coincidió con que el profesor que ocupaba la dirección me había explicado que el periodo que había estado en la dirección de la escuela le había sido muy útil, pero que quería dejar la dirección y volver a enfocarse en docencia e investigación. Se me ocurrió ofrecerle al prestigioso profesor de Harvard que fuese durante su “año sabático” el director de la escuela de China, cosa que sería un gran aprendizaje para él y, dado su conocimiento de la organización de la Harvard Business School, podría mejorar la escuela de China. Aceptó entusiasmado e hizo una excelente aportación a esa escuela.

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Cuando ese año se iba a acabar, otro también excelente profesor de la Harvard Business School me dijo que le encantaría pasar su año sabático trabajando en la escuela de China. Yo no tuve ninguna duda en colocarlo en la dirección de la escuela de China para que siguiera aportando su experiencia en Harvard. Su trabajo también fue extraordinariamente útil. Yo ya había seguido en China el modelo de mi escuela en España, el IESE, pero el IESE había seguido el modelo de Harvard, que era la escuela más prestigiosa del mundo.

Los dos años dedicados por estos profesores de Harvard a mi escuela de China fueron extraordinarios en cuanto a establecer una excelente dirección, tema que se ha mantenido y ha ayudado a montar programas para altos directivos chinos que están una semana en el Ceibs en Shanghai, un par de meses después otra semana en el IESE en Barcelona y otro par de meses después la última semana en Boston, en la Harvard Business School.

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