El último acto del rey en su visita a Arequipa fue asistir al homenaje a Mario Vargas Llosa. Como manifestó el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, estaba pendiente que España rindiera homenaje póstumo al escritor y el Gobierno acordó que se celebrara en Arequipa. Así fue como los directores del Instituto Cervantes y la RAE, el propio ministro y el de Relaciones Exteriores de Perú, más cuatro escritores del orbe hispano glosaron la figura del premio Nobel.
El CILE rinde homenaje al escritor peruano en su ciudad natal de Arequipa
El último acto del rey en su visita a Arequipa fue asistir al homenaje a Mario Vargas Llosa. Como manifestó el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, estaba pendiente que España rindiera homenaje póstumo al escritor y el Gobierno acordó que se celebrara en Arequipa. Así fue como los directores del Instituto Cervantes y la RAE, el propio ministro y el de Relaciones Exteriores de Perú, más cuatro escritores del orbe hispano glosaron la figura del premio Nobel.
Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, subrayó la necesidad que ha de tener un escritor de “leer y releer Conversación en La Catedral, así como el Quijote, antes de escribir una nueva novela, porque en cada lectura se descubren cosas nuevas”. Este libro forma parte del canon de obras maestras del escritor peruano, pues, como repitieron algunos intervinientes, fue autor de varias obras maestras, cinco o seis, según las opiniones vertidas.
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Como recordó el novelista español Javier Cercas, “a los 33 años ya había escrito tres obras maestras”: La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en La Catedral, sobre la que la mayoría de voces coincidieron en señalar quizá su mejor obra. Pero Cercas aún añadió tres más: La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo y La fiesta del chivo. Excepto en el caso de La tía Julia, el escritor limeño Alonso Cueto coincidió en señalar estos títulos como obras maestras y declaró: “Un gran escritor no solo crea un gran lenguaje, sino un universo propio”.
La escritora dominicana Soledad Álvarez centró su intervención en La fiesta del chivo, que transcurre en la República Dominicana, y sobre la que aseguró: “Se trata de una novela total, con el añadido de que, al no tratarse de su país, tuvo que llevar a cabo una investigación prolija, no para explicar una verdad, sino para mentir con conocimiento de causa”.
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El antropólogo y ensayista colombiano Carlos Granés habló de Vargas Llosa como de un gran defensor de la libertad de expresión, que defendía que “en las sociedades abiertas se llega a la verdad hablando y contrastando ideas”. Pero fue precisamente esta faceta ideológica y política la que, al parecer de Cercas, “ensombreció su faceta literaria y por ello el Nobel le llegó tan tarde”.
“La literatura en él hace que la literatura se haga vida y la vida, conocimiento”, resumió el director del Cervantes, Luis García Montero. Y el ministro Urtasun destacó que Vargas Llosa “poseía el fascinante secreto del punto de vista” y citó extensamente el estudio sobre el premio Nobel peruano que ha llevado a cabo Xavi Ayén, redactor jefe de Cultura de La Vanguardia y especialista en el boom latinoamericano.
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