Carreño vence a Moller y España remonta por primera vez un 0-2 adverso al imponerse a Dinamarca

El asturiano cumplió ante el número dos danés y certificó el pase del equipo de David Ferrer a la Final a 8 de Bolonia. Martínez Portero, héroe de la eliminatoria al salvar un punto de partido ante Rune tras ganar el dobles junto a Munar. Leer El asturiano cumplió ante el número dos danés y certificó el pase del equipo de David Ferrer a la Final a 8 de Bolonia. Martínez Portero, héroe de la eliminatoria al salvar un punto de partido ante Rune tras ganar el dobles junto a Munar. Leer  

Pablo Carreño puso la guinda a la remontada de España frente a Dinamarca al imponerse a Elmer Moller, número dos visitante, y certificar la clasificación del equipo capitaneado por David Ferrer para la Final a 8, que se disputará en Bolonia del 13 al 20 de noviembre. Por primera vez en su historia, los hexacampeones de la competición, vencedores por un global de 3-2, levantan una desventaja de 0-2 tras la primera jornada, logro que se les había resistido en las 47 ocasiones anteriores en las que se vieron en tal trance. Al veterano jugador gijonés, que vuelve a tomarle el gusto al tenis tras un largo tiempo lesionado, no le tembló la mano para definir ante el número 113º del mundo, que en la primera jornada había sorprendido a Jaume Munar. Ganó por 6-2 y 6-3, desatando la euforia colectiva en el Club de Tenis Puente Romano.

El héroe de la eliminatoria fue, no obstante, Pedro Martínez Portero, quien en principio tenía asignado un papel complementario. Después de conseguir junto a Munar el primer punto para España en el dobles, salvó un match point y derribó a Holger Rune, número 1 danés, número 11 del mundo, en un duelo con todos los componentes de las grandes citas de la Copa Davis, para llevar el desenlace al límite. Corajudo, valiente, indesmayable, se impuso por 6-1, 4-6 y 7-6 (3), en tres horas y 15 minutos.

El español dominaba un set arriba y 4-2, pero se vio obligado a disputar un tercer parcial donde estuvo 5-3 y 30-0 abajo y debió salvar a continuación una bala letal gracias a un resto valiente y preciso. Rune, que fue atendido en el adductor de la pierna derecha tras el quinto juego del tercer set, precisó cuidados nuevamente después del noveno. Por momentos, dio la impresión de que difícilmente podría seguir compitiendo.

El hombre llamado a jugar ese encuentro ante el danés, atendiendo a las jerarquías, era Munar, pero su derrota el sábado ante Moller y el hecho de que Martínez hubiese ganado esta temporada a Rune en Rotterdam, en el único duelo entre ambos hasta este domingo, inclinaron al capitán a elegir al valenciano, 67º, en un encuentro donde los anfitriones ponían en juego su supervivencia.

Rune empezó mal. Se quejó al juez de silla y se dirigió a la grada tras anotarse un punto en el cuarto juego, ya con desventaja en el marcador. Martínez encontró premio a su buen trabajo con un break en el cuarto, sellado con una doble falta del danés. Funcionaba la corriente alterna del número 67 del mundo, aplicado tanto en dictar las condiciones del juego como en replicar cuando se hacía necesario e hiriendo con su revés cortado.

Iracundo, autodestructivo, Rune respondía fielmente a su peor perfil, el de un jugador muy dotado que no sabe hacer frente a las adversidades, remar y buscar soluciones alternativas. La Copa Davis siempre iguala. Y volvió a hacerlo. Un tenista de 22 años que ya ha pasado por el número 4 del mundo, vigente campeón del Conde de Godó, ganador del Masters 1000 de Paris Bercy en 2022 ante el mismísimo Novak Djokovic, poseedor de cinto títulos, con un esperanzador porvenir, era superado por otro de 28, un esmerado trabajador de clase media con el ATP 250 de Santiago de Chile como única conquista, que estaba poco menos que ante el partido de su vida.

Después de perder el saque en el tercer juego del segundo set tras errar una sencilla volea de derecha, Rune se encaró con la grada, lanzó dos pelotas fuera del estadio y recibió una amonestación. Su propósito de enmienda, algo más dispuesto a trabajar en la reanudación, había durado poco. Pero aún tendría tenis y arrestos para mantenerse en la lucha y poner a prueba la entereza de su adversario.

Respondió Martínez, aprovechó una de esas oportunidades que solo brinda una competición como ésta. Prendido por una grada que, al fin, se enganchó de lleno a la eliminatoria, se sobrepuso a la lógica fatiga de disputar dos partidos consecutivos e hizo bueno su primer match point en el desempate, en una tarde que ya no olvidará jamás.

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