Café Quijano: “Cuando uno está muy jodido, pasándolo mal, no se pone un reguetón”

Café Quijano ha tenido siempre un pie en España y otro en América, de ahí que su último disco, Miami 1990, esté dedicado a la ciudad en la que de alguna manera empezó todo. Después de actuar este mes de octubre en Dublín y Londres y antes de hacerlo en Zurich y Bruselas, Manolo, Óscar y Raúl Quijano atienden a La Vanguardia en una cafetería de Madrid para hablar de este proyecto y de la gira que ya han emprendido y que el año que viene los llevará a recorrer más de una veintena de grandes teatros y auditorios de toda España.

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 El grupo reivindica la universalidad de las canciones de amor en su nuevo disco, ‘Miami 1990’   

Café Quijano ha tenido siempre un pie en España y otro en América, de ahí que su último disco, Miami 1990, esté dedicado a la ciudad en la que de alguna manera empezó todo. Después de actuar este mes de octubre en Dublín y Londres y antes de hacerlo en Zurich y Bruselas, Manolo, Óscar y Raúl Quijano atienden a La Vanguardia en una cafetería de Madrid para hablar de este proyecto y de la gira que ya han emprendido y que el año que viene los llevará a recorrer más de una veintena de grandes teatros y auditorios de toda España.

En la entrevista, como en la banda, la voz cantante la lleva Manolo Quijano, que emprendió su propia carrera en solitario en un paréntesis de tres años (2007-2010), pero los tres hermanos participan de una conversación que trata sobre todo de música y amor, y de cómo ha cambiado todo desde 1997, cuando estos leoneses se echaron a la carretera del pop-rock.

¿Por qué ese título de Miami 1990?

En aquella época estaba de moda Corrupción en Miami (la mítica serie de televisión protagonizada por Don Johnson y Philip Michael Thomas), que fue la primera que empezó a darle mucha importancia a la música, y teníamos un café concierto en León. Yo allí iba a buscar grupos de música: a Jamaica, a la República Dominicana, a Cuba. Y luego ya surgió la oportunidad y empezamos nosotros en el 97. Y es verdad que estando allí en Miami fue cuando llamó Warner por las maquetas que habíamos mandado y con ella seguimos casi 30 años después. 

La industria musical ha evolucionado mucho desde entonces, ya no se piensa tanto en discos como en temas sueltos y giras…

Bueno, nosotros ahí vamos un poco contracorriente, de vez en cuando sacamos alguna canción suelta, como hace poco con Calamaro, pero seguimos con la filosofía de hacer discos conceptuales y que tengan ese hilo conductor. 

“Las canciones de amor siempre son recursos para el que las compone, de desahogo, y para el que las escucha, para desahogarse también”

También la promoción ha cambiado, y la manera de llegar al público a través de las plataformas de música en streaming, de las redes sociales…

Sí, nos hemos ido adaptando a la fuerza, pero así son las nuevas tendencias… Es lo que hay. El mundo evoluciona y cambia en todos los sentidos, y la música es una parte más de todo ese ecosistema de la vida, ¿no? Cuando empezamos no había internet. Ahora, sin ser los más aplicados con las redes sociales, les dedicamos el tiempo que creemos necesario, no más de lo que nos pueda impedir estar tranquilos, eso sí… 

Las nuevas generaciones escuchan música de otra manera…

Sí, pero hemos mirado en Spotify a los Rolling Stones y solo tienen una canción, ¡los Rolling!, por encima de mil millones de reproducciones… Hay cosas que en la actualidad distorsionan lo que realmente es el mundo de la música: si miras la cantidad de entradas que venden los grupos, la mayoría de ellos, quitando cuatro entre los veinte primeros, son bandas de toda la vida. Nosotros estamos metiendo más gente en los conciertos que nunca y tocando más que nunca, ¿no? Pero no lo parece…

Los tres miembros de Café Quijano en una imagen promocional
Café Quijano 
Café Quijano

¿Se prima, pues, el espectáculo por encima de la música en sí?

Sí. Hay una adulteración ahora mismo de la música en directo, y es que hay una tendencia de la hostia a que la música en directo no sea música en directo, hay muchos espectáculos de artista en directo que no son con música en directo. El otro día alguien nos decía: “Hostia, qué raro es ver a una banda con su sección de metales…”. Y es que ya no es lo habitual…

De entre las músicas latinas que les han interesado desde siempre y de las que ustedes beben, sin duda, ahora el reguetón es la que está más en boga… ¿Cómo ven este fenómeno?

Nosotros ya hicimos ritmos con reguetón hace 30 años. Fui muchas veces a Jamaica, a festivales de reggae. Hay muchos grupos rockeros de toda la vida que tienen algún ritmo de reguetón. Pero eso es una cosa y otra el movimiento tan bestia que ha significado, que para la mayoría de la gente iba a ser algo pasajero. Algo tiene para que ahí siga. Otra cosa es que te guste más o menos, pero en el reguetón, como en el rock, la música clásica, la música dance, hay cosas que merecen la pena, que están bien hechas, y otras que no, como en todos los géneros.

“Hay muchos grupos rockeros de toda la vida que tienen algún ritmo de reguetón”

Y, después de tantos años, las canciones de Café Quijano siguen siendo canciones de amor…

Yo creo que las canciones, no sé en qué porcentaje, pero un porcentaje muy alto, de una manera o de otra, casi siempre pasan, rozan o entran de lleno en el tema del amor, ¿no? Pero no siempre hablan de lo que tiene que ver contigo: no hay posibilidad de vivir tantas cosas al mismo tiempo: despecho, enamoramiento, amor, celos, desamor… No puedes sentir todo eso para hacer un disco, pero sí meterte en ese papel, como hacen los actores… Hay que imaginarlo.

Es decir, que lo que busca el público que va a sus conciertos y compra sus discos son canciones de amor…

Sí, sobre todo en los boleros. En otras canciones de pop-rock se pueden introducir temas diferentes. Pero el amor es el recurso al que vamos cuando hace falta. Hablábamos antes del reguetón, ¿no? Yo siempre decía una cosa y creo que es verdad: cuando uno está muy jodido, cuando uno está pasándolo mal, no se pone un regueton para animarse. Se martiriza más escuchando leña, buscando, a lo mejor, la empatía, o buscando, hostias, no ser el único que lo está pasando mal, ¿no? Las canciones de amor siempre son recursos para el que las compone, de desahogo, y para el que las escucha, para desahogarse también.

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