A lo largo de la historia, la relación entre la alimentación y la salud ha sido un asunto central en la vida cotidiana. Sabemos, porque la evidencia es abrumadora, que lo que ingerimos determina en buena medida cómo nos sentimos a lo largo del día . Sin embargo, a pesar de conocer la importancia de llevar una dieta equilibrada , existe un elemento que descoloca incluso a aquellos que gozan de una gran fuerza de voluntad: los antojos de azúcar . Ese ingrediente omnipresente cuyo consumo excesivo se asocia con problemas metabólicos, inflamación y fatiga . Pero, si sabemos que no nos conviene, ¿por qué a veces parece imposible resistirse a esa sensación tan humana de necesitar algo dulce?Para responder a esta pregunta, la farmacéutica y divulgadora María de los Ángeles García, conocida popularmente como Boticaria García , ha compartido en sus redes sociales una explicación detallada sobre lo que ocurre en nuestro cuerpo cuando experimentamos el deseo repentino de tomar algo azucarado . En el vídeo publicado en su cuenta de Instagram, la experta en nutrición señala que, para comprender por qué tenemos antojos de azúcar , es necesario observar el comportamiento de nuestro organismo después de ingerir determinados alimentos , en especial aquellos ricos en hidratos de carbono simples o procesados con altas concentraciones de azúcar añadido . Según explica: «Cuando comemos este tipo de alimentos, el azúcar pasa a sangre y se produce un pico de glucosa elevado, al estilo de una montaña rusa». Es decir, nuestro nivel de energía aumenta de manera rápida y brusca . Sin embargo, tal como advierte la especialista, «como todo lo que sube baja, después habrá una caída». Es en ese descenso cuando se desencadena la sensación fisiológica y psicológica : «Los populares antojos, porque tu cuerpo busca volver a lo alto de la montaña y sabe cómo conseguirlo».La altura de esa ‘montaña’, continúa la farmacéutica, no es igual para todos los alimentos y dependerá «de la carga glucémica de cada alimento». «Una especie de DNI del azúcar, un número personal e intransferible que nos indica la velocidad a la que aumenta la glucosa en sangre, es decir, el pico de la montaña rusa en función de los hidratos de carbono totales que tenga el alimento», añade.Los efectos de la ingesta de azúcarAsimismo, la experta en dietética menciona que existen varios estudios que evidencian los efectos de estas fluctuaciones . «Se han hecho estudios y en las personas que después de comer tuvieron montañas rusas con caídas más grandes, el hambre aumentó un 9% y además hicieron su siguiente comida media hora antes que los que tuvieron caídas más pequeñas. Es decir, tuvieron más hambre y ese hambre apareció antes». «Además, las personas con caídas grandes en la montaña rusa, tuvieron una ingesta de unas 300 kilocalorías más durante todo el día que las personas que tuvieron caídas pequeñas», añade. Una diferencia que parece menor a corto plazo, pero que puede ser significativa en el tiempo . «Ese extra de calorías puede convertirse en un aumento de peso de unos 9 kg al año», detalla la dietista.Noticia Relacionada estandar No Boticaria García advierte del error que cometen muchos españoles tras comprar huevos en el supermercado Jorge Herrero La divulgadora lanza una advertencia importante sobre un hábito muy común en la mayoría de los hogaresUno de los aspectos más curiosos que menciona la farmacéutica es que, en esas investigaciones, también se «observaron que aunque los participantes del estudio comieran lo mismo, sus montañas rusas eran distintas». Esto sugiere que cada organismo responde de una manera particular . Pero aún más sorprendente es que «también observaron que la misma persona, comiendo lo mismo en dos días diferentes, podía experimentar una montaña rusa distinta en cada ocasión. Es decir, la caída no solo depende del metabolismo, sino también de las circunstancias del día a día». Por tanto, factores como el estrés, el descanso, la actividad física o el horario pueden modificar cómo reacciona nuestro cuerpo ante los mismos alimentos . Esto explica, en parte, por qué hay días en los que resistirse a un pastel parece imposible y otros en los que la tentación de consumir alimentos azucarados simplemente ni aparece.Cómo reducir estos picos y controlar los antojosPor último, la especialista ofrece algunas pautas sencillas que pueden aplicarse en la vida diaria para reducir estos deseos . «Realizar actividad física, tomar alimentos ricos en fibra y hacer desayunos salados, pueden ayudar a reducir esos picos de glucosa y, por tanto, los antojos», recomienda. Y concluye con un «consejo de Boticaria»: «Si desayunas salado por las mañanas, la curva de glucosa, aplanas». A lo largo de la historia, la relación entre la alimentación y la salud ha sido un asunto central en la vida cotidiana. Sabemos, porque la evidencia es abrumadora, que lo que ingerimos determina en buena medida cómo nos sentimos a lo largo del día . Sin embargo, a pesar de conocer la importancia de llevar una dieta equilibrada , existe un elemento que descoloca incluso a aquellos que gozan de una gran fuerza de voluntad: los antojos de azúcar . Ese ingrediente omnipresente cuyo consumo excesivo se asocia con problemas metabólicos, inflamación y fatiga . Pero, si sabemos que no nos conviene, ¿por qué a veces parece imposible resistirse a esa sensación tan humana de necesitar algo dulce?Para responder a esta pregunta, la farmacéutica y divulgadora María de los Ángeles García, conocida popularmente como Boticaria García , ha compartido en sus redes sociales una explicación detallada sobre lo que ocurre en nuestro cuerpo cuando experimentamos el deseo repentino de tomar algo azucarado . En el vídeo publicado en su cuenta de Instagram, la experta en nutrición señala que, para comprender por qué tenemos antojos de azúcar , es necesario observar el comportamiento de nuestro organismo después de ingerir determinados alimentos , en especial aquellos ricos en hidratos de carbono simples o procesados con altas concentraciones de azúcar añadido . Según explica: «Cuando comemos este tipo de alimentos, el azúcar pasa a sangre y se produce un pico de glucosa elevado, al estilo de una montaña rusa». Es decir, nuestro nivel de energía aumenta de manera rápida y brusca . Sin embargo, tal como advierte la especialista, «como todo lo que sube baja, después habrá una caída». Es en ese descenso cuando se desencadena la sensación fisiológica y psicológica : «Los populares antojos, porque tu cuerpo busca volver a lo alto de la montaña y sabe cómo conseguirlo».La altura de esa ‘montaña’, continúa la farmacéutica, no es igual para todos los alimentos y dependerá «de la carga glucémica de cada alimento». «Una especie de DNI del azúcar, un número personal e intransferible que nos indica la velocidad a la que aumenta la glucosa en sangre, es decir, el pico de la montaña rusa en función de los hidratos de carbono totales que tenga el alimento», añade.Los efectos de la ingesta de azúcarAsimismo, la experta en dietética menciona que existen varios estudios que evidencian los efectos de estas fluctuaciones . «Se han hecho estudios y en las personas que después de comer tuvieron montañas rusas con caídas más grandes, el hambre aumentó un 9% y además hicieron su siguiente comida media hora antes que los que tuvieron caídas más pequeñas. Es decir, tuvieron más hambre y ese hambre apareció antes». «Además, las personas con caídas grandes en la montaña rusa, tuvieron una ingesta de unas 300 kilocalorías más durante todo el día que las personas que tuvieron caídas pequeñas», añade. Una diferencia que parece menor a corto plazo, pero que puede ser significativa en el tiempo . «Ese extra de calorías puede convertirse en un aumento de peso de unos 9 kg al año», detalla la dietista.Noticia Relacionada estandar No Boticaria García advierte del error que cometen muchos españoles tras comprar huevos en el supermercado Jorge Herrero La divulgadora lanza una advertencia importante sobre un hábito muy común en la mayoría de los hogaresUno de los aspectos más curiosos que menciona la farmacéutica es que, en esas investigaciones, también se «observaron que aunque los participantes del estudio comieran lo mismo, sus montañas rusas eran distintas». Esto sugiere que cada organismo responde de una manera particular . Pero aún más sorprendente es que «también observaron que la misma persona, comiendo lo mismo en dos días diferentes, podía experimentar una montaña rusa distinta en cada ocasión. Es decir, la caída no solo depende del metabolismo, sino también de las circunstancias del día a día». Por tanto, factores como el estrés, el descanso, la actividad física o el horario pueden modificar cómo reacciona nuestro cuerpo ante los mismos alimentos . Esto explica, en parte, por qué hay días en los que resistirse a un pastel parece imposible y otros en los que la tentación de consumir alimentos azucarados simplemente ni aparece.Cómo reducir estos picos y controlar los antojosPor último, la especialista ofrece algunas pautas sencillas que pueden aplicarse en la vida diaria para reducir estos deseos . «Realizar actividad física, tomar alimentos ricos en fibra y hacer desayunos salados, pueden ayudar a reducir esos picos de glucosa y, por tanto, los antojos», recomienda. Y concluye con un «consejo de Boticaria»: «Si desayunas salado por las mañanas, la curva de glucosa, aplanas».
A lo largo de la historia, la relación entre la alimentación y la salud ha sido un asunto central en la vida cotidiana. Sabemos, porque la evidencia es abrumadora, que lo que ingerimos determina en buena medida cómo nos sentimos a lo largo del día … . Sin embargo, a pesar de conocer la importancia de llevar una dieta equilibrada, existe un elemento que descoloca incluso a aquellos que gozan de una gran fuerza de voluntad: los antojos de azúcar. Ese ingrediente omnipresente cuyo consumo excesivo se asocia con problemas metabólicos, inflamación y fatiga. Pero, si sabemos que no nos conviene, ¿por qué a veces parece imposible resistirse a esa sensación tan humana de necesitar algo dulce?
Para responder a esta pregunta, la farmacéutica y divulgadora María de los Ángeles García, conocida popularmente como Boticaria García, ha compartido en sus redes sociales una explicación detallada sobre lo que ocurre en nuestro cuerpo cuando experimentamos el deseo repentino de tomar algo azucarado.
En el vídeo publicado en su cuenta de Instagram, la experta en nutrición señala que, para comprender por qué tenemos antojos de azúcar, es necesario observar el comportamiento de nuestro organismo después de ingerir determinados alimentos, en especial aquellos ricos en hidratos de carbono simples o procesados con altas concentraciones de azúcar añadido. Según explica: «Cuando comemos este tipo de alimentos, el azúcar pasa a sangre y se produce un pico de glucosa elevado, al estilo de una montaña rusa». Es decir, nuestro nivel de energía aumenta de manera rápida y brusca. Sin embargo, tal como advierte la especialista, «como todo lo que sube baja, después habrá una caída». Es en ese descenso cuando se desencadena la sensación fisiológica y psicológica: «Los populares antojos, porque tu cuerpo busca volver a lo alto de la montaña y sabe cómo conseguirlo».
La altura de esa ‘montaña’, continúa la farmacéutica, no es igual para todos los alimentos y dependerá «de la carga glucémica de cada alimento». «Una especie de DNI del azúcar, un número personal e intransferible que nos indica la velocidad a la que aumenta la glucosa en sangre, es decir, el pico de la montaña rusa en función de los hidratos de carbono totales que tenga el alimento», añade.
Los efectos de la ingesta de azúcar
Asimismo, la experta en dietética menciona que existen varios estudios que evidencian los efectos de estas fluctuaciones. «Se han hecho estudios y en las personas que después de comer tuvieron montañas rusas con caídas más grandes, el hambre aumentó un 9% y además hicieron su siguiente comida media hora antes que los que tuvieron caídas más pequeñas. Es decir, tuvieron más hambre y ese hambre apareció antes». «Además, las personas con caídas grandes en la montaña rusa, tuvieron una ingesta de unas 300 kilocalorías más durante todo el día que las personas que tuvieron caídas pequeñas», añade. Una diferencia que parece menor a corto plazo, pero que puede ser significativa en el tiempo. «Ese extra de calorías puede convertirse en un aumento de peso de unos 9 kg al año», detalla la dietista.
Uno de los aspectos más curiosos que menciona la farmacéutica es que, en esas investigaciones, también se «observaron que aunque los participantes del estudio comieran lo mismo, sus montañas rusas eran distintas». Esto sugiere que cada organismo responde de una manera particular. Pero aún más sorprendente es que «también observaron que la misma persona, comiendo lo mismo en dos días diferentes, podía experimentar una montaña rusa distinta en cada ocasión. Es decir, la caída no solo depende del metabolismo, sino también de las circunstancias del día a día». Por tanto, factores como el estrés, el descanso, la actividad física o el horario pueden modificar cómo reacciona nuestro cuerpo ante los mismos alimentos. Esto explica, en parte, por qué hay días en los que resistirse a un pastel parece imposible y otros en los que la tentación de consumir alimentos azucarados simplemente ni aparece.
Cómo reducir estos picos y controlar los antojos
Por último, la especialista ofrece algunas pautas sencillas que pueden aplicarse en la vida diaria para reducir estos deseos. «Realizar actividad física, tomar alimentos ricos en fibra y hacer desayunos salados, pueden ayudar a reducir esos picos de glucosa y, por tanto, los antojos», recomienda. Y concluye con un «consejo de Boticaria»: «Si desayunas salado por las mañanas, la curva de glucosa, aplanas».
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