Bolsonaro apuesta por la carta de la amnistía mientras Brasil reflexiona acerca del «hito histórico» de la condena al ex presidente

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En la familia Bolsonaro hay rabia y desconcierto. Sus integrantes nunca pensaron que las cosas pudieran terminar tan mal, aunque aún apuestan a una última carta: la amnistía.

«¡Enhorabuena por lo que has hecho en la historia de Brasil, Mauro Cid!», escribió este viernes Carlos Bolsonaro, uno de los cuatro hijos varones de Jair Bolsonaro, condenado a 27 años y tres meses de prisión por haber liderado un intento de golpe de Estado en Brasil tras perder las elecciones presidenciales de 2022.

Cid es el coronel que, durante la presidencia de Bolsonaro (2019-2023), cumplió las funciones de ayudante principal del líder de la derecha dura brasileña. Veía y sabía todo lo que hacía el jefe de Estado y, en buena parte, era el ejecutor directo de sus órdenes. Que Cid acordara con la Justicia acogerse a la «delación premiada» fue el principio del fin para Bolsonaro, la base de la dura sentencia del Supremo Tribunal Federal (STF) y un acierto en toda regla para él. Cid fue condenado a dos años de prisión en régimen abierto, un abismo de distancia con las condenas a los otros siete implicados, que oscilan entre los 27 años de Bolsonaro y los 16 del diputado Alexandre Ramagem.

El ex ayudante de Bolsonaro ya reveló que, una vez que cumpla la condena, se irá a vivir a Estados Unidos, fetiche de prácticamente todos los miembros de ese grupo: desde el propio ex presidente, que abandonó Brasil tres días antes del final de su mandato para instalarse en Orlando, hasta Eduardo Bolsonaro, otro de de los hijos del ex mandatario, autoexiliado en el país norteamericano, desde donde inspira activamente al Gobierno de Donald Trump para erosionar al de Lula da Silva.

Bolsonaro no fue condenado en soledad. A Walter Braga Netto, que fue su ministro de Defensa y compañero de fórmula en la derrota por apenas 1,9% ante Lula en las elecciones de 2022, se lo condenó a 26 años; a Almir Garnier, jefe de la Armada brasileña, a 24; y a Anderson Torres, que fue ministro de Justicia y fundamental en la violenta invasión a la Plaza de los Tres Poderes del 8 de enero de 2023, también a 24 años.

Y hay más: el general Augusto Heleno, que estuvo al frente de las fuerzas militares brasileñas que buscaron estabilizar Haití hace dos décadas y que durante la presidencia de Bolsonaro fue un ministro clave, fue condenado a 21 años, en tanto que el ex ministro de Defensa, Paulo Sérgio Nogueira, recibió una pena de 19.

La lista y los nombres de los responsables impresiona. Es la prueba de que, en un puñado de horas, entre la tarde y la noche del 11 de septiembre de 2025, Brasil resolvió una asignatura pendiente en sus 203 años de vida independiente: nunca antes se había condenado a un ex presidente por golpe de Estado.

«Tras innumerables golpes de Estado e intentos frustrados desde la fundación de la República, por primera vez un ex presidente, ex ministros y militares de alto rango han sido condenados por atentar contra la democracia en Brasil», destacó este viernes O Globo en su editorial.

«Las huellas de Bolsonaro en el intento de golpe están por todas partes: desde la campaña mentirosa y premeditada para desacreditar las urnas electrónicas hasta los borradores jurídicos destinados a dar un barniz de legalidad al intento, presentados en más de una ocasión a los jefes militares», añadió el influyente periódico.

Folha de São Paulo, teóricamente a la izquierda de O Globo, ve las cosas de manera un tanto diferente. Cree que el juicio se cerró con «una justa y legítima condena» a los acusados, pero añade que «no hay motivos para regocijarse». El periódico paulista sostiene que las condenas son «excesivas» y que «hubo aspectos criticables en el juicio».

«Hubiera sido mejor someter a la sesión plenaria de los 11 miembros del tribunal, y no al grupo de cinco, la primera acusación de un ex presidente por intento de golpe de Estado en la turbulenta historia republicana. También se exageró en la dosis del castigo. Es difícil explicar a la población por qué el STF dictó 27 años y tres meses de prisión para el ex presidente, una sentencia mayor que muchas de las aplicadas a homicidas».

Folha pide consideración para Bolsonaro: «El objetivo no es la venganza, sino el castigo proporcional al delito para evitar que se repita (…) No hay duda de que se trata de un condenado con problemas de salud debido al atentado sufrido en la campaña de 2018. Someterlo en estas condiciones a una prisión común sería inhumano».

El ex presidente firmaría buena parte del editorial de Folha. El complejo sistema legal brasileño implica que no ingresará en prisión quizás hasta diciembre. Y mientras los medios brasileños recrean con profusión de detalles las celdas o habitaciones en las que pasaron su tiempo en prisión el hoy presidente Lula, el ex presidente Michel Temer y el ex presidente Fernando Collor de Mello, la Avenida Paulista, caja de resonancia habitual de la mayor ciudad de Occidente, se prepara para recibir a miles de manifestantes bolsonaristas este fin de semana. Brasil podrá haber marcado un hito, pero la historia continúa. ¿El próximo paso? Un muy probable debate por la Ley de Amnistía.

Lo anticipó este viernes el senador Flavio Bolsonaro, otro de los hijos del ex presidente: «Ahora vamos, con todas nuestras fuerzas, a unirnos en el Parlamento, que es quien tiene competencia para promover la pacificación de este país y conceder una amnistía amplia, general e irrestricta para todos, incluido Jair Bolsonaro. Amnistía penal, administrativa y electoral, total».

¿Inviable? No, porque la derecha brasileña y sus aliados tienen claro el objetivo: «Lula no será presidente en 2027, porque la derecha estará más unida que nunca para rescatar a Brasil de las manos de esta banda».

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