Bienestar desigual

Lo predije al mío libro El bienestar desigual , ahora hace diez años (2015, Atalaya): todos los vectores económicos apuntan a una sociedad cada vez más desigual. Recientemente lo ha remarcado The Economist (27 de febrero 2025): heredar es tan importante, ya, casi como trabajar. La riqueza de los ancestros, que reciben en herencia, supone tal ventaja respecto del resto, que abre una brecha mayúscula en nuestra sociedad. La desigualdad de riqueza, aunque más complicada de medir (escondida en mil formas patrimoniales), es mucho mayor que la desigualdad de renta, más fácil de monitorizar (ahora, ya, con datos en tiempo real). La acumulación de capital y las oportunidades de rentabilizarlo aumentan con la edad, pues hay que haber ahorrado antes. La crisis financiera, primero (muchos activos reales sufrieron menos que los financieros, ya que suponen un menor endeudamiento), y la de la vivienda, después, han revalorizado los patrimonios físicos, en buena medida en manos de pensionistas, cubiertos –tanto ricos como pobres– en mayoría por pensiones contributivas. Las presiones de la globalización para hacer que las rentas de capital sean mejor tratadas que las del trabajo está ayudando a la acumulación. Que la población tenga menos hijos implica que quien puede acceder a estos legados reciba, ahora, mucho más que antes: hay más masa de riqueza para repartir gracias a un mayor tiempo de acumulación y se distribuye a menos personas. Y es que de mayor, si uno es rico, por mucho que se gaste, se hace difícil agotar toda la renta desde las pautas de consumo de las personas mayores, y disfrutando de la casa en propiedad. 

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 Sin una imposición a la riqueza, sucesiones incluido, el capitalismo se ve amenazado por la creciente desigualdad  

Lo predije al mío libro El bienestar desigual , ahora hace diez años (2015, Atalaya): todos los vectores económicos apuntan a una sociedad cada vez más desigual. Recientemente lo ha remarcado The Economist (27 de febrero 2025): heredar es tan importante, ya, casi como trabajar. La riqueza de los ancestros, que reciben en herencia, supone tal ventaja respecto del resto, que abre una brecha mayúscula en nuestra sociedad. La desigualdad de riqueza, aunque más complicada de medir (escondida en mil formas patrimoniales), es mucho mayor que la desigualdad de renta, más fácil de monitorizar (ahora, ya, con datos en tiempo real). La acumulación de capital y las oportunidades de rentabilizarlo aumentan con la edad, pues hay que haber ahorrado antes. La crisis financiera, primero (muchos activos reales sufrieron menos que los financieros, ya que suponen un menor endeudamiento), y la de la vivienda, después, han revalorizado los patrimonios físicos, en buena medida en manos de pensionistas, cubiertos –tanto ricos como pobres– en mayoría por pensiones contributivas. Las presiones de la globalización para hacer que las rentas de capital sean mejor tratadas que las del trabajo está ayudando a la acumulación. Que la población tenga menos hijos implica que quien puede acceder a estos legados reciba, ahora, mucho más que antes: hay más masa de riqueza para repartir gracias a un mayor tiempo de acumulación y se distribuye a menos personas. Y es que de mayor, si uno es rico, por mucho que se gaste, se hace difícil agotar toda la renta desde las pautas de consumo de las personas mayores, y disfrutando de la casa en propiedad. 

Vista del edificio donde se han reubicado a las familias afectadas por el incendio de Campanar, a 27 de febrero de 2024, en València, Comunidad Valenciana (España). Un total de cien familias que han perdido sus viviendas en el incendio de Campanar se han reubicado en el inmueble del barrio de Safranar, un edificio de nueva construcción de 131 pisos que el Ayuntamiento de Valencia ha puesto a su disposición y que compró por derecho de tanteo hace unos meses con el objetivo de destinarlo al alquiler asequible.
Edificio de viviendas 
Rober Solsona – Europa Press / Europa Press

El gasto social continúa invariado: más garantista para las personas mayores que para los jóvenes, aunque el mercado de trabajo ya no compensa estos últimos como antes. Es, así, decisivo tener pocos hermanos y unos padres ricos, que ofrecen prosperidad ayudando en el acceso a la vivienda, ofreciendo apoyo de tiempo familiar de dedicación a nietos, facilitando dos rentas al hogar y contando con ayuda formal o informal en las tareas del hogar. Sin eso observamos el fenómeno TIENS ( two income earners, no sex )! El acceso selectivo a la educación se hace por redes sociales cada vez más influyentes, más que la propia formación: padres y amigos bien relacionados se aseguran entrar en el mundo del trabajo con buenas retribuciones. Si estas se dan en forma de rentas de capital, netas de impuestos, son más altas que las de las rentas del trabajo; si se reciben en parte en especie (vivienda, coche, servicios varios) serán más elusivas, y si se ubican en rentas fuera del país, mejor todavía. Finalmente, los que pueden vivir de rentas, seguro contarán con más tiempo de para cuidar de un patrimonio que escapa de la mirada del fisco.

T he Economist nos recuerda que, sin una imposición a la riqueza, impuesto de sucesiones incluido, el capitalismo se ve amenazado por la creciente desigualdad, y pierde legitimidad.

 Economía

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