Al menos 89 muertos en enfrentamientos entre drusos y beduinos en el sur de Siria

Las tensiones entre estas dos comunidades son anteriores, pero se trata del segundo estallido de violencia en menos de tres meses Leer Las tensiones entre estas dos comunidades son anteriores, pero se trata del segundo estallido de violencia en menos de tres meses Leer  

Al menos 89 personas han muerto en un nuevo episodio de violencia sectaria en el sur de Siria, en graves enfrentamientos entre la minoría religiosa drusa y clanes beduinos suníes. La violencia estalló durante el fin de semana, tras una serie de secuestros entre ambos grupos que empezaron después de que miembros armados del clan beduino establecieran un punto de control sin consenso vecinal, informaron varios testigos al Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que depende de una red de fuentes dentro del país.

Las tensiones desencadenaron una ola de secuestros, entre ellos de importantes comerciantes drusos, que provocaron que los grupos se abrieran fuego. Los combates han afectado por primera vez el centro y este de la importante ciudad de Sweida -a unos 38 kilómetros al norte de la frontera con Jordania-, habitada en su mayoría por tribus beduinas suníes. El Observatorio elevó la cifra de muertos a 89, entre ellos 50 drusos -incluido dos niños-, 18 beduinos y 14 miembros de las fuerzas de seguridad estatales. Un centenar de personas han resultado heridas en el fuego cruzado.

Las tensiones entre las facciones beduinas y drusas en Sweida se desarrollan desde antes de la caída de Bashar Asad en diciembre del año pasado. Ocasionalmente estallan episodios de violencia, pero se trata de la segunda ola de ataques en los últimos tres meses. En abril, más de un centenar de personas murieron en enfrentamientos entre combatientes drusos, beduinos y las fuerzas de seguridad. «Este ciclo de violencia ha estallado de forma aterradora y, si no cesa, nos encaminamos hacia una masacre», declaró al medio Suwayda24, el investigador druso Rayan Marouf. Según el Observatorio, durante enfrentamientos anteriores las tribus beduinas suníes se aliaron con las fuerzas de seguridad, provocando un aumento de las tensiones ya existentes con la comunidad drusa. Damasco, por su parte, en un intento de rebajar las tensiones y mantener el control del país, puso combatientes drusos a cargo de la seguridad local de la región sur.

Los líderes espirituales han llamado a la calma, así como el gobernador de Sweida, Mustafa Bakur, que ha instado a sus electores a «responder a las peticiones nacionales de calma y reforma». A las tensiones sectarias se le añade la presencia de Israel, que ocupa parte de los Altos del Golán sirios desde 1967. Desde la caída de Asad, Israel ha invadido aún más territorio en el sur del país y bombardeado las instalaciones militares sirias casi cada semana. Tel Aviv asegura que algunos de estos ataques son para proteger a la minoría drusa de las fuerzas islamistas, aunque muchos ven en los bombardeos israelíes un intento de mantener el país árabe frágil y dividido.

El ministerio del Interior sirio anunció este lunes que sus fuerzas intervendrían directamente para frenar el conflicto. Estas tropas «iniciarán una intervención directa en la zona, para detener los enfrentamientos, garantizar la seguridad, perseguir a los responsables de los incidentes y remitirlos a la justicia competente», señala el comunicado del gobierno. Las autoridades han cerrado la carretera que conecta Damasco con Sweida y ha aplazado los exámenes de secundaria, previstos para hoy en la provincia.

Ocho meses después de derrocar al régimen de Asad, el actual presidente, Ahmed Sharaa, sigue trabajando para establecer el control total de Siria y formar a sus fuerzas de seguridad. Los diferentes grupos minoritarios del país guardan recelo sobre el nuevo mandatario, por su pasado como líder del grupo islamista Hayat Tahrir Al Sham, una escisión de la rama siria de Al Qaeda.

Una investigación de Reuters concluyó que más de 1.500 personas de la minoría alauí han sido asesinadas en los últimos meses, en una serie de ataques sectarios cuya cadena de mando alcanza a los nuevos líderes en Damasco. Muchos en Siria acusan a la minoría alauí de haber tenido ciertos privilegios durante las dos décadas de Gobierno de Asad, quien también pertenecía a este grupo minoritario.

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