Viendo de cerca a Aitana Sánchez-Gijón, flamante Goya de Honor 2025, nadie diría que cumplirá los 57 el próximo 5 de noviembre. Es una de las actrices más bellas y talentosas del cine español. Y también de las más humildes. Así se ha desprendido de la interesante charla que ha mantenido este viernes con su colega de profesión Victoria Luengo en la Antigua Fábrica Estrella Damm de Barcelona, donde han compartido reflexiones sobre la carrera interpretativa de la actriz nacida en Roma en 1968. “Pienso que todavía soy una aprendiz. No siento que haya llegado a ningún lado ni que haya un tope en esta profesión. El camino de la actriz es infinito y nunca voy a llegar a abarcarlo todo”, ha dicho Sánchez-Gijón, quien ha confesado que no siente ningún interés en dirigir, que nunca ha pensado “en tirar la toalla” y que quiere “seguir creciendo para ser mejor intérprete”.
La intérprete, Goya de Honor 2025, ha mantenido una charla con Victoria Luengo en Barcelona
Viendo de cerca a Aitana Sánchez-Gijón, flamante Goya de Honor 2025, nadie diría que cumplirá los 57 el próximo 5 de noviembre. Es una de las actrices más bellas y talentosas del cine español. Y también de las más humildes. Así se ha desprendido de la interesante charla que ha mantenido este viernes con su colega de profesión Victoria Luengo en la Antigua Fábrica Estrella Damm de Barcelona, donde han compartido reflexiones sobre la carrera interpretativa de la actriz nacida en Roma en 1968. “Pienso que todavía soy una aprendiz. No siento que haya llegado a ningún lado ni que haya un tope en esta profesión. El camino de la actriz es infinito y nunca voy a llegar a abarcarlo todo”, ha dicho Sánchez-Gijón, quien ha confesado que no siente ningún interés en dirigir, que nunca ha pensado “en tirar la toalla” y que quiere “seguir creciendo para ser mejor intérprete”.
Todavía soy una aprendiz, el camino de la actriz es infinito”
El encuentro forma parte del homenaje cruzado que rinden la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y la Acadèmia del Cinema Català a sus premios honoríficos. Mientras Sánchez-Gijón estaba en la capital catalana, el productor Paco Poch, Gaudí de Honor de este año, era homenajeado a la misma hora en la sede de la calle Zurbano de la Academia de Cine. Durante la conversación, la protagonista de películas como Bajarse al moro o Volavérunt, asegura que se alimenta mucho “del talento de la gente joven”, y ha mencionado entre ellos a Carla Quílez, protagonista de La maternal, de Pilar Palomero, presente en el acto junto a su madre.

Àlex Garcia
Luengo ha nombrado a Sánchez-Gijón, con quien ha trabajado recientemente en Amarga Navidad, la nueva película de Pedro Almodóvar, como un “referente” desde que era adolescente: “Siempre te veía con mucho respeto por el oficio”. Además de destacar su talento y humildad, la actriz de Palma también se ha referido al “enorme entusiasmo” de su interlocutora, para quien tener “una vida normal -ha recalcado que va en metro todos los días- ha sido bueno para mi salud mental”.
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Se ha sorprendido que Luengo le comentara que su impresionante currículum está compuesto por 23 obras de teatro, 42 películas y 15 series de televisión. “Siempre tengo la sensación de perder el tiempo”, ha bromeado. Comenzó muy jovencita en la profesión. Su primera gira de teatro la hizo con 12 años con la compañía de Alicia Hermida y con 16 se estrenó a nivel profesional en la serie Segunda enseñanza, de Pedro Masó. “El oficio lo he aprendido trabajando. Nunca he tenido un plan B”. Entre esos trabajos, se siente “más cómoda cuando hay catarsis, tragedia”, y, de hecho, tiene tendencia a escoger personajes que están al filo de la muerte.
El oficio lo he aprendido trabajando. Nunca he tenido un plan B”
“En teatro soy capaz de hacer comedia sin pudor, pero en cine me cuesta más, porque siento que no tengo una vis cómica, como por ejemplo Carmen Machi”, comenta la actriz, que ha apuntado que nunca ha rechazado un papel por miedo, pero sí lo ha tenido a no hacerlo bien. Asimismo, ha recordado que cuando le dijeron que iba a recibir el Goya pasó “noches de insomnio” pensando que aún era “muy joven” para recibirlo. “Luego me relajé y lo acepté. Al final pensé que no podía rechazarlo, porque es, en definitiva, un acto de amor, y porque a lo mejor cuando tenga 80 años ya nadie se acordará de mi”.
Entre los aspectos de la profesión que han tocado también se ha hablado de “los momentos aburridos en los rodajes, donde a veces te desesperas, mientras en el teatro nunca te aburres. Es un subidón de adrenalina”. Sánchez-Gijón y Luengo han compartido su responsabilidad como actrices, ” a veces, demasiado”, algo que no les permite relajarse: “Con un poco menos de responsabilidad seríamos mejores actrices”.

Àlex Garcia
También comparten la necesidad de ensayar en el set. “La repetición y el ensayo son una fuente de seguridad para mi”, ha manifestado Sánchez-Gijón, ataviada con un elegante vestido amarillo. Preguntada sobre uno de los personajes que más la hayan marcado ha mencionado su papel en Amarga Navidad: “He sentido un reto mayúsculo haciendo la película. Estoy satisfecha por el grado de dificultad”. De cara a nuevos retos, ha declarado: “A pesar de que en teatro ya lo he hecho, en cine me gustaría mucho hacer algo de composición, que supusiera una transformación física o una manera de hablar diferente”.
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