Ya son diez los “hijos” que Fito Cabrales ha parido en el estudio junto a los Fitipaldis. Con este amor filial define el veterano rockero bilbaíno a sus discos, llenándole de tal felicidad que, al publicarlos, afirma sentirse “enamorado del mundo”. Así se siente después de publicar El monte de los aullidos, regreso a sus esencias rockeras que rezuma con solos de guitarra, guiños al swing y unas historias donde la música se encarga de señalar las metáforas que después cantarán los fans en las giras. “Sinceramente, ahora te diría que nunca más voy a hacer un disco, a juntar 10 canciones de las que me siento orgulloso”, afirma con una sonrisa que contradice el augurio, al igual que los dos sold-outs logrados en el Palau Sant Jordi con su próxima gira.
El rockero bilbaíno presenta ‘El monte de los aullidos’, décimo trabajo al frente de los Fitipaldis
Ya son diez los “hijos” que Fito Cabrales ha parido en el estudio junto a los Fitipaldis. Con este amor filial define el veterano rockero bilbaíno a sus discos, llenándole de tal felicidad que, al publicarlos, afirma sentirse “enamorado del mundo”. Así se siente después de publicar El monte de los aullidos, regreso a sus esencias rockeras que rezuma con solos de guitarra, guiños al swing y unas historias donde la música se encarga de señalar las metáforas que después cantarán los fans en las giras. “Sinceramente, ahora te diría que nunca más voy a hacer un disco, a juntar 10 canciones de las que me siento orgulloso”, afirma con una sonrisa que contradice el augurio, al igual que los dos sold-outs logrados en el Palau Sant Jordi con su próxima gira.
Debe de pensar lo mismo cada vez que acaba un disco
Y piensas que es igual que tengas 10 discos que 120, has tenido suerte, me ha salido, pero ya no, nunca más voy a poder. Es una sensación acojonante.
También es una cuestión de humildad
Para ti el disco puede ser lo más importante del mundo, igual que para mí mis hijos son más importantes que los del vecino. Eso tiene un lado bueno, la pasión, pero por otro lado ignoras todo lo que desconoces, que es muchísimo.
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Eso sucede con la música desde que tenemos el streaming
El acceso que tenemos a la música es terrible, es inabarcable. Yo vivía en un pueblo que no tenía tienda de discos, y compraba por correo, por el boletín Discoplay, y cuando me llegaba el disco eso era el altar, vuelta, vuelta y vuelta. Ahora no me sé los títulos de las canciones de ningún disco de los que tengo, y oigo mucha música porque es muy fácil.
Escuchamos música a todas horas, pero no suenan igual según en qué momento los escuches.
Es bueno tener una estrategia, yo hago ejercicio en casa por las mañanas y aprovecho para oír discos. Y es verdad que al segundo 15 sé si lo quiero escuchar o no, y si es que no busco otro disco, pero lo que pienso es que no es el momento para escucharlo. Lo guardo, lo vuelvo a poner otro día y entonces me encanta, porque lo he entendido en ese momento. Muchas veces tratamos las canciones como hilo musical, algo que te acompaña, pero a veces la música requiere de un esfuerzo por parte del oyente. Me pasa lo mismo con los libros o las películas, hace años que dejé de pensar que algo no me gusta, que es malo. Cualquier cosa requiere que exista una resonancia con lo que estás buscando.
¿El monte de los aullidos es una metáfora de su inspiración?
Me gusta cómo suena, lo veo como un lugar de ficción, que desde luego no existe, al que acudo cada vez que quiero componer algo. Para mí aullar es lo mismo que cantar, le veo la misma raíz. No se muy bien por qué aúlla el lobo, pero imagino que son penas, y para mí cantar es echar penas, decir cosas.
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Sus canciones acostumbran a tener un deje melancólico
Tiene ese punto triste que me gusta, el de las canciones que me duelen pero solo un poco. Es un dolor guay, el único dolor que quiero soportar, un dolor que hace que me sienta bien, y eso lo puede entender cualquier persona. Hay veces que escuchas algo y te atraviesa el pecho, porque de repente escuchas algo sobre cómo te sientes que pensabas que nadie podría entender. Nosotros hemos dedicado la vida a poner palabras a los sentimientos, pero realmente no es fácil. Hay gente que lo siente pero no sabe expresarlo, y entonces viene alguien y lo dice, lo identifica. Cuando eso me pasa a mí siento una claridad como un relámpago, y me quedo agradecido a la vez que siento dolor y, a la vez, no quiero salir de ahí. Eso es precioso.
Al componer se deja llevar por la lírica
No se lo que es escribir algo que no va a ser cantado, se me hace difícil escribir algo como un libro, estoy atado a la fonética y no solo a la ortografía. Si se me ocurre algo bonito pero suena mal no lo voy a usar, cuando cantas estás delimitando lo que quieres decir aunque no sepas todavía qué es eso que quieres decir. Estás haciéndolo con una sonoridad, se te ocurre una melodía que te lleva a unas palabras. Imagino que aun escritor le pasa lo mismo pero en otros parámetros, no somos un lienzo tan blanco.
“Tan fácil pierdo la ilusión como las llaves” ¿Busca las metáforas sencillas?
Me expreso con un lenguaje bastante rock, me gusta, me resulta fácil construir con aforismos, cada frase, cada verso casi empieza y acaba, es mi forma de construir, son todo melodías. Cuando digo que me fui dejando la ilusión pero acabo con que la pierdo igual que la llave es porque me resulta más fácil decir algo triste si lo acabo como un chiste, de repente le quitas toda la trascendencia, se naturaliza. Da tristeza pero es bonito de escuchar a la vez.
Firma con Carlos Raya unos temas con muchos solos de guitarra.
Carlos y yo llevamos casi 20 años trabajando juntos, tenemos una conexión como la de padre e hijo, o la de una pareja. Cuando empiezo a componer y tengo algunas canciones buenas siempre le pido ayuda, y esta vez le comenté que, más que solos de guitarra, últimamente hacíamos arreglos. Eran solos de guitarra, sí, pero muy pensados. Esta vez, no sé muy bien por qué, pero le propuse a Carlos recuperar el solo como se hace siempre, para lucirlos. Los Fitipaldi pensamos normalmente en solos muy arreglados, melodías pensadas para que la canción vaya para uno u otro lado, pero esta vez hemos ido a divertirnos otra vez.
¿En qué momento de la composición meten estos solos?
Creo que una canción es melodía de texto, melodía de saxo, de guitarra o de lo que sea, por dónde circula la canción. Pero a veces pasa que jugando tienes un solo que te vale para montar una canción.
Es lo que sucedió con El monte de los aullidos
La canción original no tenía nada que ver, estaba en otro tono, pero en uno de esos bloqueos que ya no avanzas con la letra me puse a tocar y se me ocurrió un solo épico que llevaba la música a otro lado. La verdad es que no tengo una receta para hacer una buena canción, si hubiera un libro de cómo se hace una canción, sé que estaría lleno de mentiras.
Quizá esto cambie con la inteligencia artificial
Estoy seguro que habrá que compartir el espacio y habrá bandas o álbumes de inteligencia artificial, y lo sabremos y no pasará nada. De momento todo lo que escucho de inteligencia artificial, y hay cosas que me gustan, son versiones de cosas que ya existen, como el otro día, que me llegó el Jesucristo García de Extremoduro en versión Motown. Y sigue siendo buena, ¿como va a ser mala si tienes la melodía? Las melodías y las letras son lo que te emocionan.
En Volverá el espanto habla de las guerras
Las víctimas tienen siempre el mismo denominador común: no suelen ser militares sino civiles. Pocas veces escribo a partir de una idea, pero esta vez lo he hecho quizá porque es muy mediático, las guerras son un éxito, un número uno, el espanto que copa las listas. Si hubiera habido móviles en el desembarco de Normandía quizá habría pasado lo mismo. También me cogió leyendo Las uvas de la ira, y me di cuenta de que siempre es igual. El libro de Steinbeck cuenta lo mismo que sucede ahora con las pateras, con el agravante de que todos son yanquis, compatriotas que huían de la pobreza y acababan encerrados en campos de concentración donde les tratan como basura. No creo que vaya a haber paz nunca, como mucho confío en que no me toque.
Ha agotadodos Sant Jordis, cuatro Movistar Arena, otros cuatro BIME en Bilbao ¿Había vendido nunca tantas entradas?
Pues no, ahora mismo es el momento en que menos discos se venden, pero que más música se consume. En ese lugar nos tocan cosas buenas y otras no tan buenas, pero realmente la atención que tiene nuestro trabajo es increíble, y quiero darle gracias a la gente. No es fácil hacer dos San Jordi para bandas de aquí, cuando nos decían que haríamos un segundo Sant Jordi no nos lo creíamos. No me quiero acostumbrar a estas cosas porque es una barbaridad.
Esto compensa la caída en venta de discos
En el rock’n’roll nunca vivimos de la venta de discos excepto AC/DC y alguno más. Nosotros hemos tenido superéxitos, pero en el fondo no nos ganamos la vida con lo que nos queda de los discos. Hay que girar y luego si tienes un catálogo con los años de 150 canciones, la SGAE también te da de comer, lo mismo que antes nos daban anticipos para poder grabar discos entre gira y gira, porque no teníamos dinero para parar. Ahora mismo hacemos los discos porque es el principio de todo, sin ellos no hay nada de lo demás, son el Big Bang.
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