‘Lux’, la brillante y efectiva ‘mise en scène’ de Rosalía

Antes de llegar a la materia realmente prima, es decir, sus nuevas composiciones, la nueva aventura creativa de Rosalía está demostrando ser como mínimo un objeto de estudio. Lo vivido estos últimos días la sitúan definitivamente no ya en las grandes ligas artísticas, sino en las más de arriba, las que dimensionan el producto a escala global y masiva. Pero en su caso se da una anomalía y es el elemento humano, lo que la acerca a su público y le da credibilidad real, casi táctil. Así hay que ver el gran montaje/show de la tarde-noche del lunes con sus retransmisiones en Tik Tok (¿fallo? incluido) y a continuación Instagram, en donde se la oye decir algún taco, comer tortilla, fumar y conducir en coche con volante a la derecha con música de fondo (clásica, Guitarricadelafuente o Vamos pa casa de Camarón de la Isla). Y el final apoteósico, aparcando en plena Gran Vía –con posible multa municipal–, corriendo a toda velocidad entre fans encantados, con su vestido blanco, zapatos rojos y pelo con mecha decolorada. Todo tan natural, aparentemente improvisado pero de una efectividad abrumadora: cuatro millones de seguidores se dieron cita para verla en las redes.

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 Antes de llegar a la materia realmente prima, es decir, sus nuevas composiciones, la nueva aventura creativa de Rosalía está demostrando ser como mínimo un objeto de estudio. Lo vivido estos últimos días la sitúan definitivamente no ya en las grandes ligas artísticas, sino en las más de arriba, las que dimensionan el producto a escala global y masiva. Pero en su caso se da una anomalía y es el elemento humano, lo que la acerca a su público y le da credibilidad real, casi táctil. Así hay que ver el gran montaje/show de la tarde-noche del lunes con sus retransmisiones en Tik Tok (¿fallo? incluido) y a continuación Instagram, en donde se la oye decir algún taco, comer tortilla, fumar y conducir en coche con volante a la derecha con música de fondo (clásica, Guitarricadelafuente o Vamos pa casa de Camarón de la Isla). Y el final apoteósico, aparcando en plena Gran Vía –con posible multa municipal–, corriendo a toda velocidad entre fans encantados, con su vestido blanco, zapatos rojos y pelo con mecha decolorada. Todo tan natural, aparentemente improvisado pero de una efectividad abrumadora: cuatro millones de seguidores se dieron cita para verla en las redes.Seguir leyendo…  

Antes de llegar a la materia realmente prima, es decir, sus nuevas composiciones, la nueva aventura creativa de Rosalía está demostrando ser como mínimo un objeto de estudio. Lo vivido estos últimos días la sitúan definitivamente no ya en las grandes ligas artísticas, sino en las más de arriba, las que dimensionan el producto a escala global y masiva. Pero en su caso se da una anomalía y es el elemento humano, lo que la acerca a su público y le da credibilidad real, casi táctil. Así hay que ver el gran montaje/show de la tarde-noche del lunes con sus retransmisiones en Tik Tok (¿fallo? incluido) y a continuación Instagram, en donde se la oye decir algún taco, comer tortilla, fumar y conducir en coche con volante a la derecha con música de fondo (clásica, Guitarricadelafuente o Vamos pa casa de Camarón de la Isla). Y el final apoteósico, aparcando en plena Gran Vía –con posible multa municipal–, corriendo a toda velocidad entre fans encantados, con su vestido blanco, zapatos rojos y pelo con mecha decolorada. Todo tan natural, aparentemente improvisado pero de una efectividad abrumadora: cuatro millones de seguidores se dieron cita para verla en las redes.

Rosalía corre junto a sus fans en la plaza de Callao de Madrid el lunes por la noche
Rosalía corre junto a sus fans en la plaza de Callao de Madrid el lunes por la noche 
Juanjo Martín / EFE

Todo está milimetrado en sus timings, intenciones y equilibrios: presencia supuestamente inesperada en el centro del negocio (Times Square), espectacular mise en scène en la capital del negocio en España (Madrid) y, días antes, una larga entrevista íntegramente en catalán con la emisora del barcelonés Primavera Sound.

Lo clásico y lo urbano, lo espiritual y lo místico, marcan el próximo nuevo álbum de Rosalía

Retomando lo que se decía al principio, ahora solo falta la música que va a cobijar Lux . Por los antecedentes no hay la menor duda de que no dejará indiferente a nadie, ni insensible. Su currículo discográfico hasta la fecha ya lo atestigua: su anterior Motomami ya fue un radical ejemplo de libertad creativa y bastante arriesgado, demostrando que carece de prejuicios musicales en una apuesta por la diversión, el reguetón y la amalgama a veces caótica. Punto destacable: su foco en el reguetón habla de su afinada y sensible amplitud de miras, de su conexión con los pulsos actuales y, también, de cómo darle la vuelta a lo trillado/masivo dándole a la vez pulso flamenco y barniz electrónico.

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Y ahora hay que esperar y confiar en que Lux supondrá otro paso adelante en esa búsqueda de nuevos terrenos conceptuales, personales y sonoros, en donde lo místico y lo espiritual adquieren destacado protagonismo, según la propia cantante. Las pistas que ha ido desgranando insinúan quizás una apuesta que sorprenda a los aficionados de su última etapa, optando por una mezcolanza sonora aún más amplia, cohabitando lo clásico con lo urbano en los 15 temas del álbum (tres más en sus versiones de vinilo y cd). Como vehículo de música clásica destaca la Orquesta Sinfónica de Londres, que aparece como formación transversal y dirigida por la brillante batuta del islandés Daníel Bjarnason. En el espectro vocal, dos presencias catalanas muy arraigadas como son la Escolanía de Montserrat y el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana. Aunque lo que más llama la atención son las numerosas colaboraciones femeninas. Destaca la también islandesa Björk, con la que ya publicó la fascinante Oral en 2023, que se suma a la cantante de fado portuguesa Carminho, Estrella Morente y Sílvia Pérez Cruz, y la mexicana Yahritza.; junto a ellas, el productor de musica electrónica Yves Tumor.

Lo que queda bien claro, y afortunadamente, es que la de Sant Esteve Sesrovires desconoce lo que es la zona de confort.

 Cultura

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