Dormir en un molino en plena Sierra de Cazorla: así es la impresionante villa por más de 1.000 € la noche

¿Puede una noche en la Sierra de Cazorla alcanzar un precio superior a los 1.000 euros? La respuesta es sí, y quienes han pasado por la Casa Rural Molino de la Farraga saben por qué. No se trata de una habitación de hotel con vistas, sino de un antiguo molino de agua transformado en una villa que, más que un alojamiento, es una experiencia exclusiva en pleno corazón del mayor espacio protegido de España.Lo primero que explica el precio es su capacidad: hasta 18 personas pueden alojarse bajo el mismo techo, distribuidas en nueve habitaciones con baño privado. Para un grupo grande, el coste se reparte y deja de parecer desorbitado; para una pareja, la cifra se convierte en el peaje de la privacidad absoluta . No es lo mismo pagar por una cama que por todo un complejo con jardines, piscina y zonas comunes diseñadas para compartir sin estrecheces.El segundo factor es el lujo discreto que rodea cada rincón. El molino conserva la esencia de su arquitectura original, con acequias y restos de la maquinaria que recuerdan su pasado, pero se ha adaptado con comodidades de lujo en un entorno rural: piscina privada con chiringuito, barbacoa, pista de tenis, huerto, terraza con vistas, salas de estar amplias y una cocina equipada para servir a un ejército de invitados. La lista de servicios incluye incluso masajes personalizados , detalle que rompe con cualquier idea de turismo rural básico.A esto se suma su ubicación privilegiada . La villa se esconde a las puertas de Cazorla, entre montañas, árboles y agua, lo suficientemente cerca para bajar al pueblo a comprar pan, pero lo bastante aislada como para que el único sonido de fondo sea el murmullo del río. El acceso, eso sí, no es sencillo: una cuesta empinada conduce hasta la entrada, pero para la mayoría de visitantes, ese pequeño esfuerzo se ve recompensado con la sensación de estar en un lugar único.Las opiniones de quienes ya lo han disfrutado son muy positivas . Hablan de «un paraíso», de un jardín cuidado hasta el detalle, de camas cómodas, toallas esponjosas y hasta flores frescas y pan recién hecho a la llegada. La hospitalidad de los anfitriones es otro de los elementos más repetidos: no es solo un alojamiento, es una acogida que incluye bebidas, aceite de la tierra y sonrisas. Esa atención personalizada es, en parte, lo que convierte la estancia en una experiencia exclusiva que se paga.Quienes dudan de si vale lo que cuesta solo tienen que leer la puntuación media en Booking: 9,8 sobre 10 , con un 10 redondo en la valoración del personal. La limpieza, el confort y las instalaciones también rozan la perfección, algo que en alojamientos de gran capacidad suele ser difícil de mantener.En definitiva, pagar más de 1.000 euros por noche en El Molino puede parecer una extravagancia a priori, si pensamos que la estancia consiste solo en dormir en la Sierra de Cazorla. Pero esta experiencia va mucho allá, se trata de alquilar un lugar con pasado histórico anclado en la tradición, restaurado con mimo, rodearse de naturaleza y lujo en la misma medida, y compartirlo con familia o amigos en un espacio que parece hecho para celebraciones privadas. Un enclave donde la exclusividad se mide tanto en metros cuadrados como en sensaciones.No es un alojamiento común, y por eso tampoco tiene un precio común. Para algunos, será un lujo inasumible; para otros, una inversión para vivir una experiencia difícil de olvidar.   ¿Puede una noche en la Sierra de Cazorla alcanzar un precio superior a los 1.000 euros? La respuesta es sí, y quienes han pasado por la Casa Rural Molino de la Farraga saben por qué. No se trata de una habitación de hotel con vistas, sino de un antiguo molino de agua transformado en una villa que, más que un alojamiento, es una experiencia exclusiva en pleno corazón del mayor espacio protegido de España.Lo primero que explica el precio es su capacidad: hasta 18 personas pueden alojarse bajo el mismo techo, distribuidas en nueve habitaciones con baño privado. Para un grupo grande, el coste se reparte y deja de parecer desorbitado; para una pareja, la cifra se convierte en el peaje de la privacidad absoluta . No es lo mismo pagar por una cama que por todo un complejo con jardines, piscina y zonas comunes diseñadas para compartir sin estrecheces.El segundo factor es el lujo discreto que rodea cada rincón. El molino conserva la esencia de su arquitectura original, con acequias y restos de la maquinaria que recuerdan su pasado, pero se ha adaptado con comodidades de lujo en un entorno rural: piscina privada con chiringuito, barbacoa, pista de tenis, huerto, terraza con vistas, salas de estar amplias y una cocina equipada para servir a un ejército de invitados. La lista de servicios incluye incluso masajes personalizados , detalle que rompe con cualquier idea de turismo rural básico.A esto se suma su ubicación privilegiada . La villa se esconde a las puertas de Cazorla, entre montañas, árboles y agua, lo suficientemente cerca para bajar al pueblo a comprar pan, pero lo bastante aislada como para que el único sonido de fondo sea el murmullo del río. El acceso, eso sí, no es sencillo: una cuesta empinada conduce hasta la entrada, pero para la mayoría de visitantes, ese pequeño esfuerzo se ve recompensado con la sensación de estar en un lugar único.Las opiniones de quienes ya lo han disfrutado son muy positivas . Hablan de «un paraíso», de un jardín cuidado hasta el detalle, de camas cómodas, toallas esponjosas y hasta flores frescas y pan recién hecho a la llegada. La hospitalidad de los anfitriones es otro de los elementos más repetidos: no es solo un alojamiento, es una acogida que incluye bebidas, aceite de la tierra y sonrisas. Esa atención personalizada es, en parte, lo que convierte la estancia en una experiencia exclusiva que se paga.Quienes dudan de si vale lo que cuesta solo tienen que leer la puntuación media en Booking: 9,8 sobre 10 , con un 10 redondo en la valoración del personal. La limpieza, el confort y las instalaciones también rozan la perfección, algo que en alojamientos de gran capacidad suele ser difícil de mantener.En definitiva, pagar más de 1.000 euros por noche en El Molino puede parecer una extravagancia a priori, si pensamos que la estancia consiste solo en dormir en la Sierra de Cazorla. Pero esta experiencia va mucho allá, se trata de alquilar un lugar con pasado histórico anclado en la tradición, restaurado con mimo, rodearse de naturaleza y lujo en la misma medida, y compartirlo con familia o amigos en un espacio que parece hecho para celebraciones privadas. Un enclave donde la exclusividad se mide tanto en metros cuadrados como en sensaciones.No es un alojamiento común, y por eso tampoco tiene un precio común. Para algunos, será un lujo inasumible; para otros, una inversión para vivir una experiencia difícil de olvidar.    ¿Puede una noche en la Sierra de Cazorla alcanzar un precio superior a los 1.000 euros? La respuesta es sí, y quienes han pasado por la Casa Rural Molino de la Farraga saben por qué. No se trata de una habitación de hotel con vistas, sino de un antiguo molino de agua transformado en una villa que, más que un alojamiento, es una experiencia exclusiva en pleno corazón del mayor espacio protegido de España.Lo primero que explica el precio es su capacidad: hasta 18 personas pueden alojarse bajo el mismo techo, distribuidas en nueve habitaciones con baño privado. Para un grupo grande, el coste se reparte y deja de parecer desorbitado; para una pareja, la cifra se convierte en el peaje de la privacidad absoluta . No es lo mismo pagar por una cama que por todo un complejo con jardines, piscina y zonas comunes diseñadas para compartir sin estrecheces.El segundo factor es el lujo discreto que rodea cada rincón. El molino conserva la esencia de su arquitectura original, con acequias y restos de la maquinaria que recuerdan su pasado, pero se ha adaptado con comodidades de lujo en un entorno rural: piscina privada con chiringuito, barbacoa, pista de tenis, huerto, terraza con vistas, salas de estar amplias y una cocina equipada para servir a un ejército de invitados. La lista de servicios incluye incluso masajes personalizados , detalle que rompe con cualquier idea de turismo rural básico.A esto se suma su ubicación privilegiada . La villa se esconde a las puertas de Cazorla, entre montañas, árboles y agua, lo suficientemente cerca para bajar al pueblo a comprar pan, pero lo bastante aislada como para que el único sonido de fondo sea el murmullo del río. El acceso, eso sí, no es sencillo: una cuesta empinada conduce hasta la entrada, pero para la mayoría de visitantes, ese pequeño esfuerzo se ve recompensado con la sensación de estar en un lugar único.Las opiniones de quienes ya lo han disfrutado son muy positivas . Hablan de «un paraíso», de un jardín cuidado hasta el detalle, de camas cómodas, toallas esponjosas y hasta flores frescas y pan recién hecho a la llegada. La hospitalidad de los anfitriones es otro de los elementos más repetidos: no es solo un alojamiento, es una acogida que incluye bebidas, aceite de la tierra y sonrisas. Esa atención personalizada es, en parte, lo que convierte la estancia en una experiencia exclusiva que se paga.Quienes dudan de si vale lo que cuesta solo tienen que leer la puntuación media en Booking: 9,8 sobre 10 , con un 10 redondo en la valoración del personal. La limpieza, el confort y las instalaciones también rozan la perfección, algo que en alojamientos de gran capacidad suele ser difícil de mantener.En definitiva, pagar más de 1.000 euros por noche en El Molino puede parecer una extravagancia a priori, si pensamos que la estancia consiste solo en dormir en la Sierra de Cazorla. Pero esta experiencia va mucho allá, se trata de alquilar un lugar con pasado histórico anclado en la tradición, restaurado con mimo, rodearse de naturaleza y lujo en la misma medida, y compartirlo con familia o amigos en un espacio que parece hecho para celebraciones privadas. Un enclave donde la exclusividad se mide tanto en metros cuadrados como en sensaciones.No es un alojamiento común, y por eso tampoco tiene un precio común. Para algunos, será un lujo inasumible; para otros, una inversión para vivir una experiencia difícil de olvidar.   RSS de noticias de viajar

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