Corea del Norte aumenta las ejecuciones de ciudadanos por ver películas de Hollywood o escuchar canciones de K-pop

Cada vez más norcoreanos son sentenciados a muerte por consumir material audiovisual que no haya pasado por los filtros de Pyongyang Leer Cada vez más norcoreanos son sentenciados a muerte por consumir material audiovisual que no haya pasado por los filtros de Pyongyang Leer  

En Corea del Norte, ver y distribuir películas extranjeras, o cualquier otro contenido multimedia que provenga del exterior sin pasar los oportunos filtros censores de Pyongyang, se castiga con la muerte.

Puede parecer una exageración repetida en bucle durante años por medios surcoreanos y occidentales, pero son muchos los testimonios de disidentes norcoreanos que han relatado cómo familiares, amigos o vecinos han desaparecido después de que algún chivato del régimen los denunciara por la peligrosa acción de sentarse delante del televisor a escondidas y poner un film de Hollywood o escuchar canciones de K-pop.

«Muchos disidentes cuentan la misma historia de norcoreanos juntándose en secreto para visualizar contenido extranjero introducido de contrabando en memorias USB y tarjetas SD. Esto les cambió a muchos su forma de ver el mundo y mermó su confianza en el régimen de Kim Jong-un. Por ello, el líder norcoreano adoptó medidas cada vez más severas para combatir el acceso a los medios ilegales», explica Sarah A. Son, profesora de Estudios Coreanos en la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y coautora de una investigación internacional sobre las ejecuciones públicas en Corea del Norte de personas condenadas por consumir o difundir contenido audiovisual extranjero.

La semana pasada, un informe de la oficina de derechos humanos de la ONU incidía en este punto: cada vez más norcoreanos son detenidos, sentenciados a muerte y ejecutados tras ser sorprendidos viendo y compartiendo películas y series de televisión extranjeras.

«Durante la última década, el Estado norcoreano ha reforzado el control sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. Ninguna otra población está sometida a tales restricciones en el mundo actual, con una extrema vigilancia cada vez más generalizada gracias a los avances tecnológicos», reza un informe que precisa que, desde 2015, las autoridades norcoreanas han introducido al menos seis nuevas leyes que permiten imponer la pena capital en diversos casos, como los relacionados con el contenido audiovisual extranjero.

En 2020, Pyongyang introdujo la Ley para la Eliminación del Pensamiento y la Cultura Reaccionarios, que establece duras penas tanto para los espectadores como para los distribuidores de contenido extranjero. «Al mismo tiempo, Kim ha condenado públicamente el K-Pop como un cáncer vicioso que permea la sociedad norcoreana. Pyongyang presenta a Corea del Sur como un infierno depravado donde la gente es ideológicamente corrupta y se consume en la pobreza», señala la investigadora Sarah A. Son.

El informe que ha publicado ahora Naciones Unidas reitera lo que la organización ya sentenció hace justo una década en otro reporte: Corea del Norte está cometiendo crímenes de lesa humanidad. «La represión en Corea del Norte se ha profundizado en muchas áreas, con un mayor uso de trabajos forzados y ejecuciones más frecuentes, lo que lo convierte en el país más restrictivo del mundo».

La investigación -14 páginas que recogen sucesos ocurridos desde 2014- se basa en entrevistas con alrededor de 300 norcoreanos, testigos y víctimas de la represión del régimen de Kim, que se ha aislado más que nunca desde la pandemia.

Los testimonios aseguran que las ejecuciones se llevan a cabo en pelotones de fusilamiento en público para infundir miedo en la población. «Tres de mis amigos fueron ejecutados tras ser sorprendidos viendo contenido surcoreano», relata Kang Gyuri, una norcoreana veinteañera que escapó de su país en 2023 y que ahora reside en Seúl. «Uno de ellos fue juzgado junto a otros criminales que estaban allí por delitos de tráfico de drogas», continúa la disidente.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, apuntaba en la presentación del informe que, si esta situación continúa en el país asiático, los norcoreanos «se verán sometidos a más sufrimiento, represión brutal y miedo que han soportado durante tanto tiempo».

La ONU añade que la dictadura norcoreana también está sometiendo a su pueblo a más trabajos forzados y restringiendo aún más sus libertades. Familia pobres son reclutadas en «brigadas de choque» para realizar «tareas físicamente exigentes», como trabajos de construcción o minería. En los últimos años, incluso se ha reclutado a miles de huérfanos y niños de la calle para estos trabajos.

Más testimonios recogidos por la ONU detallan que ahora es casi imposible escapar del país porque las autoridades han intensificando los controles en la frontera con China y han ordenado a las tropas que dispararan a quienes intenten cruzar. «En los primeros días de Kim Jong-un, teníamos algo de esperanza, pero esa esperanza no duró mucho», relata una joven norcoreana que huyó en 2018, cuando tenía 17 años. «El Gobierno fue impidiendo gradualmente que la gente se ganara la vida de forma independiente, y el mero acto de sobrevivir se acabó convirtiendo en una tortura diaria».

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