Tópicos y bulos sobre Madrid y Catalunya

“La búsqueda de una “financiación singular para Cataluña viene motivada por una estructura de gasto excesiva de una Generalidad que ha creado una administración pública autónoma sobredimensionada. Cataluña no está infrafinanciada; lleva gastando en exceso desde hace décadas”. Esta afirmación define uno de los trabajos más publicitados al calor del debate sobre la financiación para Catalunya. Lo firman el economista y profesor de la Universidad de Minnesota Jesús Fernández-Villaverde y el inspector de Hacienda y exdiputado de Ciudadanos Francisco de la Torre ( La factura del cupo catalán, La Esfera de los Libros). El primero se ha prodigado en diversos foros y tiene tirón en algún sector de la derecha española. “Grande e insostenible”. Grande porque los governs catalanes han usado “el empleo público como herramienta de lealtad política. Los políticos catalanes han ofrecido sueldos más altos y más empleo autonómico no solo para fortalecer la Generalidad (sic), sino para crear redes cli- entelares y asegurar la lealtad de ciertos sectores de la población a las instituciones autonómicas”.

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 “La búsqueda de una “financiación singular para Cataluña viene motivada por una estructura de gasto excesiva de una Generalidad que ha creado una administración pública autónoma sobredimensionada. Cataluña no está infrafinanciada; lleva gastando en exceso desde hace décadas”. Esta afirmación define uno de los trabajos más publicitados al calor del debate sobre la financiación para Catalunya. Lo firman el economista y profesor de la Universidad de Minnesota Jesús Fernández-Villaverde y el inspector de Hacienda y exdiputado de Ciudadanos Francisco de la Torre ( La factura del cupo catalán, La Esfera de los Libros). El primero se ha prodigado en diversos foros y tiene tirón en algún sector de la derecha española. “Grande e insostenible”. Grande porque los governs catalanes han usado “el empleo público como herramienta de lealtad política. Los políticos catalanes han ofrecido sueldos más altos y más empleo autonómico no solo para fortalecer la Generalidad (sic), sino para crear redes cli- entelares y asegurar la lealtad de ciertos sectores de la población a las instituciones autonómicas”.Seguir leyendo…  

“La búsqueda de una “financiación singular para Cataluña viene motivada por una estructura de gasto excesiva de una Generalidad que ha creado una administración pública autónoma sobredimensionada. Cataluña no está infrafinanciada; lleva gastando en exceso desde hace décadas”. Esta afirmación define uno de los trabajos más publicitados al calor del debate sobre la financiación para Catalunya. Lo firman el economista y profesor de la Universidad de Minnesota Jesús Fernández-Villaverde y el inspector de Hacienda y exdiputado de Ciudadanos Francisco de la Torre ( La factura del cupo catalán, La Esfera de los Libros). El primero se ha prodigado en diversos foros y tiene tirón en algún sector de la derecha española. “Grande e insostenible”. Grande porque los governs catalanes han usado “el empleo público como herramienta de lealtad política. Los políticos catalanes han ofrecido sueldos más altos y más empleo autonómico no solo para fortalecer la Generalidad (sic), sino para crear redes cli- entelares y asegurar la lealtad de ciertos sectores de la población a las instituciones autonómicas”.

Lo que, señalan, genera problemas económicos y de incentivos. “Al dotarse de un gobierno autonómico, Cataluña empezó a parecer más Madrid y perder vitalidad económica. (…) este efecto mejora la posición de Madrid, que sufre relativamente menos de esta actividad tan nociva”.

Según el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, en enero la Generalitat tenía 258.894 funcionarios. ¿Y Madrid? La misma fuente recoge 231.240. Unos 27.000 menos, aunque la diferencia casi se compensa con los 20.000 mossos d’esquadra de la Generalitat, que tiene las competencias de orden público. Cifras que son una referencia, pues ambas autonomías tienen externalizados servicios, principalmente en sanidad y educación. Pero reveladoras. Además, deben contextualizarse. La proporción de funcionarios por habitante es superior en Madrid, pues Catalunya tiene 1 millón de habitantes más. Y territorialmente, la primera es cuatro veces más pequeña que la se­gunda.

No se ha agotado el asunto, un aperitivo del debate sobre el “efecto capitalidad”, la ventaja o beneficio que supondría para Madrid ser la sede estatal. Fernández-Villaverde y De la Torre devalúan la importancia del peso del Estado y de sus funcionarios (“solo el 17,86% de los empleados públicos”). Son 539.000, pero no mencionan que el 30% vive y trabaja en la Comunidad de Madrid, 163.000, un gran porcentaje de ellos del más alto nivel profesional y salarial (abogados del Estado, técnicos comerciales, inspectores de Hacienda, jueces, fiscales, diplomáticos, etcétera, en la cima de la pirámide salarial), a los que deben sumarse sus familias, prácticamente medio millón de personas, más del 7% de su población total. Ciudadanos que, por cierto, recurren mucho menos que el resto a los servicios de atención sanitaria autonómica, pues gozan de un sistema propio, Muface es el más conocido. En Catalunya, en contraste, son 25.000.

CSIC en Madrid
Madrid reúne las sedes de agencias estatales y organismos autónomos, como el CSIC
Luis García / Wikimedia

Para hacerse una idea de las implicaciones económicas, Catalunya recibió en el 2023 unos 23,7 millones de turistas españoles y extranjeros, es decir un promedio de 74.500 cada día del año. El turismo representa el 12% de su economía. La inyección de los funcionarios del Estado en Madrid, cuya nómina pagan todos los contribuyentes del Estado, podría equivaler a bastantes millones de turistas adicionales.

Fernández-Villaverde y De la Torre se confiesan “escépticos” sobre el peso del “efecto capitalidad” y atribuyen el dinamismo de Madrid a que sus gobiernos “han priorizado desde 1991, con la llegada de Alberto Ruiz-Gallardón al poder, el crecimiento económico, con bajos impuestos, fuerte inversión en infraestructuras [¿a cargo de quién? Además, eliminando todas las trabas que esta se pudiera encontrar] y facilidades a los negocios, aunque este crecimiento tuviese que venir a costa de más desigualdad, más segregación espacial o servicios públicos menos generosos”. Fernández-Villaverde defiende que “toda España, excepto Madrid, va a ser como Venecia, un parque de atracciones”.

El 30% de todos los funcionarios del Estado, los de mayores ingresos, trabaja en Madrid

Y para descartar las vitaminas económicas de la capitalidad señalan que “cuando se agrega el efecto de todas las administraciones públicas se observa que Catalunya no ha sufrido en comparación con Madrid en términos de inversión pública”, lo que contradice las estadísticas publicadas regularmente por administraciones y centros de análisis. Citan un estudio de “un reputado grupo de investigadores del Instituto Valenciano de Estudios Económicos (Ivie)” sobre el volumen acumulado (stock) de infraestructuras públicas por comunidades (una medida controvertida entre los especialistas) en el que Catalunya tiene el 15,5% del total español, por encima de Madrid, con el 10,8%. El estudio señala algo que no se menciona en El cupo catalán: la comunidad con mayor peso es Andalucía, con el 16,1%. ¿Podemos presumir entonces que esta es la más beneficiada?

No. Catalunya tiene una extensión cuatro veces superior a la de Madrid. Si se toma como un criterio, a Catalunya le correspondería más, por no hablar de Andalu- cía, que multiplica por diez el tamaño de Madrid.

El mismo “reputado equipo de investigadores” del Ivie es autor de otro informe muy conocido, Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal, que analiza la larga lista de factores que hacen de la capitalidad una ventaja insuperable, pero La factura del cupo catalán no lo menciona.

Acusan a la Generalitat de megalomanía comparativa con Madrid: “Por qué ha creado la Generalidad (sic) de Cataluña una administración tan grande e insostenible?”. A su juicio, por cuatro razones: “Primero, por las preferencias políticas de los votantes catalanes, (…) han respaldado partidos más escépticos respecto a la economía de mercado (incluida CiU) que en el resto de España, favoreciendo un mayor gasto público. (…) Segundo, por los costes adicionales de las políticas lingüísticas. Aunque no disponemos de datos precisos para cuantificarlos, estos gastos son significativos. (…) Tercero, por el intento de construir estructuras de protoestado. La creación de organismos como las ‘embajadas autonómicas’ ha supuesto un gasto elevado con un impacto prácticamente nulo en el bienestar de los ciudadanos. (…) Cuarto, por el uso del empleo público como herramienta de lealtad política. Los políticos catalanes han ofrecido sueldos más altos y más empleo autonómico no solo para fortalecer la Generalidad (sic), sino para crear redes clientelares y asegurar la lealtad de ciertos sectores de la población a las instituciones autonómicas”.

Primer punto, la Generalitat gasta más. En el 2022, según calculan, 688 euros per cápita más que Madrid, la mitad concentrada en sanidad, educación y servicios sociales. Pero no analizan posibles causas más allá de la inclinación catalana al gasto. Además del uso de servicios públicos de los funcionarios del Estado, que en gran medida no recae sobre la Comunidad de Madrid, el hecho de que esta última fomente el sector privado, al que muchos de sus ciudadanos ya son proclives al gozar de la renta per cápita más alta de España, justificaría en parte ese menor gasto.

Sobre el segundo, el lingüístico, admiten desconocer tanto su volumen como su impacto, pero deciden que es negativo y significativo. ¿Y el tercero, las embajadas? Hay que señalar que en otra página afirman que “medidas simbólicas (aunque necesarias) como cerrar todas las ‘embajadas autonómicas’ generarían un ahorro marginal, equivalente a solo el 0,16% del gasto”. Y sobre el cuarto, “sueldos más altos”, la web del ministerio antes citado contiene un estudio del 2023 de Manuel Arenilla Sáez y tres autores más sobre las remuneraciones de los funcionarios de la categoría A1, la de mayor responsabilidad y retribución, que señala que tanto la media como el promedio salarial de la madrileña están por encima de la catalana.

Madrid y Catalunya tienen idéntica cifra de funcionarios propios, pero en la segunda vive 1 millón de personas más

Esto no agota el debate ni pretende sugerir que el dinamismo económico de Madrid dependa hoy exclusivamente del efecto capitalidad. Beneficiada por él, ahora es una poderosa plataforma de crecimiento y servicios de alto valor añadido. Pero en un debate de tanta trascendencia deberían quedar fuera tópicos y hechos sin verificar.

 Economía

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