Con goles de Barrios y Nico González en su estreno, los rojiblancos se encontraron con la primera victoria del curso Leer Con goles de Barrios y Nico González en su estreno, los rojiblancos se encontraron con la primera victoria del curso Leer
No se escondió Simeone tras el desastroso inicio liguero del Atlético. Dio una entrevista y afianzó su ilusión en rueda de prensa además de arengar al público. Éste respondió con un gran aplauso en la presentación del técnico. Tocaba responder a la plantilla ante un Villarreal muy incómodo. Y eso hicieron, sin brillo, pero con una contundencia buscada. Dos goles y puerta a cero. [Narración y estadísticas, 2-0]
El Atlético salió mordedor, en busca del balón arriba, pero descuidaba la espalda y la velocidad de los atacantes amarillos era francamente superior a la de los defensas rojiblancos. Un peligro para un Cholo que, tampoco es raro, se desgañitaba para corregir errores y pedir mayor atención desde el primer minuto. Salió el argentino con la vieja guardia, Koke y Griezmann, 1.000 partidos en Primera entre ambos, haciendo buena aquella frase de Toshak sobre los cabrones de siempre.
Las cosas comenzaron bien… como en los otros tres duelos de esta temporada. Un fallo garrafal de Cardona en una cesión atrás lo leyó bien Julián Álvarez para ceder a Barrios que fusiló a Junior. Los aficionados enarcaron las cejas para ver qué Atlético aparecería ahora tras ponerse en ventaja. No bajó el ritmo, quién sabe si es por la presencia de la vieja guardia y a punto estuvieron de doblar la ventaja cinco minutos después tras una contra al primer toque que malogró Giuliano con todo a favor.
Sin embargo, el Villarreal no varió el plan y casi recibe un regalo similar de Koke en la siguiente jugada. Moleiro perdonó ante Oblak. Cosa que haría otros cinco minutos después tras un robo de los amarillos en campo contrario. El frío subió por el espinazo de la grada por si se repetía la historia de los tres duelos anteriores. La posesión, que estaba 70/30, empezó a virar hacia el equipo al que movía Parejo.
El duelo se comenzó a igualar porque el Atlético perdió mordiente arriba. Volvía el miedo y el acularse de los colchoneros. Al borde del descanso ambos buscaban la jugada aislada, como una falta al borde del área en la que, de manera ensayada, el balón terminó paseándose por toda el área amarilla sin nadie que lo rematara. Hubiera sido un buen espaldarazo ir a la caseta con el doble de ventaja y, por consiguiente, de tranquilidad. En el descuento, como en un espejo, dispuso de la suya el Villarreal y Pepe estrelló un obús al larguero que silenció unos segundos el estadio. Pitó Munuera y el Atlético se iba en ventaja.
El conjunto de Marcelino salió con otro aire tras el descanso y también el Atlético, se confirmó el cambio de tendencia y de peligro. Tardó cinco minutos la escuadra de Simeone en dar cinco pases seguidos. Pero cuando los dió fue para dar con el mazo. Llorente recuperó un balón ante Moleiro y recorrió 60 metros para poner una banana milimétrica a la cabeza de Nico González. Un sueño, el marcar en su debut, que también cumplieron Sorloth y Suárez entre otros.
Encontró Atlético la contundencia que tanto se había escondido en los tres duelos anteriores. Dos disparos a portería, dos goles. Sin alharacas, pero con una efectividad esquiva, los chicos de Simeone podían contemporizar y administrar la ventaja evitando errores y cerrando espacios. Congieron la pelota en el 66 y lograron un córner en el 69, tres minutos defendiendo con balón como aquel Barça de Guardiola. De ese córner llegó el tercero que anuló Munuera por falta de Lenglet a Veiga. Empujín, si se permite el sufijo.
La resurrección rojiblanca llega al pie de este Tourmalet de septiembre con el Liverpool y el Real Madrid en el horizonte. Oxígeno y moral para un entrenador y una plantilla que esperan que este sea un punto de inflexión para lo que viene. Siete de ocho partidos con victoria acumula este Atlético tras el parón de selecciones. Vienen bien esos respiros para Simeone y sus chicos.
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