“Esta operación ya está hecha”. Esta es la frase más repetida en las altas torres del BBVA sobre la opa (oferta pública de acciones) a Banc Sabadell cuyo resultado se sabrá el próximo 14 de octubre. Algo parecido ocurre en los despachos nobles del Ministerio de Economía, que dirige Carlos Cuerpo. No es lo que opina la cúpula del banco catalán, quienes aseguran que más del 50% de los accionistas no van a vender. El problema es que si la operación fracasa, el valor de las acciones del Sabadell puede desplomarse. Lo lógico es pensar que volverían al valor que tenían antes de recibir la oferta hostil de compra. Un 42% menos. Y aunque el Sabadell es un banco muy querido en Catalunya, la pela es la pela , al menos eso es lo que cree Carlos Torres, presidente del BBVA, quien no se cansa de repetir que no se va a mejorar el precio. Pero por mucho que lo repita nadie le cree, como es lógico. Es un órdago en toda regla. Aunque en esta ocasión, dice, lleva cartas. Esto se sabrá al final de septiembre cuando termine el plazo para cerrar definitivamente las condiciones. Tampoco habrá una segunda opa en metálico si fracasa en primera instancia. Si no se alcanza la mitad más uno, la ley les permitiría hacer una segunda oferta por el mismo precio, pero en metálico. Esto según dicen los ofertantes no va a pasar, ya que la principal y única condición para que la opa no fracase es lograr la mayoría del capital para controlar la gestión.
“Esta operación ya está hecha”. Esta es la frase más repetida en las altas torres del BBVA sobre la opa (oferta pública de acciones) a Banc Sabadell cuyo resultado se sabrá el próximo 14 de octubre. Algo parecido ocurre en los despachos nobles del Ministerio de Economía, que dirige Carlos Cuerpo. No es lo que opina la cúpula del banco catalán, quienes aseguran que más del 50% de los accionistas no van a vender. El problema es que si la operación fracasa, el valor de las acciones del Sabadell puede desplomarse. Lo lógico es pensar que volverían al valor que tenían antes de recibir la oferta hostil de compra. Un 42% menos. Y aunque el Sabadell es un banco muy querido en Catalunya, la pela es la pela , al menos eso es lo que cree Carlos Torres, presidente del BBVA, quien no se cansa de repetir que no se va a mejorar el precio. Pero por mucho que lo repita nadie le cree, como es lógico. Es un órdago en toda regla. Aunque en esta ocasión, dice, lleva cartas. Esto se sabrá al final de septiembre cuando termine el plazo para cerrar definitivamente las condiciones. Tampoco habrá una segunda opa en metálico si fracasa en primera instancia. Si no se alcanza la mitad más uno, la ley les permitiría hacer una segunda oferta por el mismo precio, pero en metálico. Esto según dicen los ofertantes no va a pasar, ya que la principal y única condición para que la opa no fracase es lograr la mayoría del capital para controlar la gestión.Seguir leyendo…
“Esta operación ya está hecha”. Esta es la frase más repetida en las altas torres del BBVA sobre la opa (oferta pública de acciones) a Banc Sabadell cuyo resultado se sabrá el próximo 14 de octubre. Algo parecido ocurre en los despachos nobles del Ministerio de Economía, que dirige Carlos Cuerpo. No es lo que opina la cúpula del banco catalán, quienes aseguran que más del 50% de los accionistas no van a vender. El problema es que si la operación fracasa, el valor de las acciones del Sabadell puede desplomarse. Lo lógico es pensar que volverían al valor que tenían antes de recibir la oferta hostil de compra. Un 42% menos. Y aunque el Sabadell es un banco muy querido en Catalunya, la pela es la pela , al menos eso es lo que cree Carlos Torres, presidente del BBVA, quien no se cansa de repetir que no se va a mejorar el precio. Pero por mucho que lo repita nadie le cree, como es lógico. Es un órdago en toda regla. Aunque en esta ocasión, dice, lleva cartas. Esto se sabrá al final de septiembre cuando termine el plazo para cerrar definitivamente las condiciones. Tampoco habrá una segunda opa en metálico si fracasa en primera instancia. Si no se alcanza la mitad más uno, la ley les permitiría hacer una segunda oferta por el mismo precio, pero en metálico. Esto según dicen los ofertantes no va a pasar, ya que la principal y única condición para que la opa no fracase es lograr la mayoría del capital para controlar la gestión.
Para Carlos Torres esta operación va mucho más allá de los números y de las ganancias puntuales que se puedan obtener a corto plazo. En su opinión es una operación transformadora que les permitirá subir de liga y entrar en el exclusivo club de los bancos que valen mas de 100.000 millones en bolsa. Es lo que pasó con el Santander cuando compró Banesto, más allá de si pagó mucho o poco.
Aunque el choque de trenes ha sido muy fuerte durante este año y medio, la realidad es que las relaciones personales y profesionales no han quedado dañadas
A partir del 14 de octubre, cuando se sepa la decisión de los accionistas, ¿qué ocurrirá? Prácticamente nada. Si fracasa, el Sabadell seguirá funcionando como hasta ahora. Y si triunfa también, seguirá como una entidad independiente. En esta primera fase no hay fusión. Será un banco filial del BBVA. Esta es la condición que fijó el gobierno de Pedro Sánchez a causa de la presión ejercida por los partidos independentistas ERC y Junts para que la operación se aprobase. Habrá que esperar tres años para que la integración sea un hecho y a partir de entonces se podrán empezar a recoger las economías de escala previstas. Sin embargo, en este terreno se puede producir una sorpresa y es que los tribunales anulen las condiciones fijadas por el Ejecutivo por no ajustarse a la ley. Esto aceleraría el proceso en un año.
La resolución del conflicto planteado por Bruselas
por el incumplimiento de la ley apenas repercutirá en
la operación. Solo servirá para que en futuras fusiones bancarias el Gobierno se abstenga de poner condiciones al margen de lo que haga el BCE. Otro interrogante es
el destino del equipo del Sabadell, con Josep Oliu a la cabeza. Las apariencias engañan. Aunque el choque de trenes ha sido muy fuerte durante este año y medio, la realidad es que las relaciones personales y profesionales no han quedado dañadas. Es como un combate de boxeo, que cuando termina todo vuelve a la normalidad.
Lo que está claro es que durante los dos o tres años que
el Sabadell funcionará como entidad independiente,
los directivos y gestores seguirán siendo los mismos. Algunos decidirán irse, pero lo lógico es que sigan. Despidos y cierre de oficinas quedan descartados.

¿Y con el Gobierno y la Generalitat? Irá bien. Ha habido más teatrillo que enfrentamiento real, porque a nadie le interesa llevarse mal.
Economía