El pianista, poeta y escritor austríaco Alfred Brendel, considerado uno de los mejores intérpretes del mundo, ha muerto este martes a la edad de 94 años en su residencia de Londres, según ha anunciado su familia en un comunicado.
También gran teórico y poeta, fue considerado uno de los mejores intérpretes del siglo pasado
El pianista, poeta y escritor austríaco Alfred Brendel, considerado uno de los mejores intérpretes del mundo, ha muerto este martes a la edad de 94 años en su residencia de Londres, según ha anunciado su familia en un comunicado.
¿Qué podemos decir ante la noticia triste del fallecimiento de este gran pianista? Surgen en tumulto muchos recuerdos, y la sensación –creo que certera- de que una época de la historia de la música se nos va de las manos.
Había nacido en 1931 en Wiesenberg en un país que se llamaba Checoslovaquia, que pocos años más tarde sufrió la ocupación nazi hasta que acabó la II Guerra, pero la familia y el pequeño ya se habían instalado en Zagreb donde comenzó primeros estudios de música que continuó en el austríaco conservatorio de Graz.
Lee tambiénMaricel Chavarría
Su formación pianística no conoció grandes maestros, y su capacidad se nutrió de modo bastante autodidacta, aprendiendo a escuchar y a reflexionar ante la obra; él era sólo un intérprete frente a aquella palabra mayor. Escuchó a los grandes que le antecedieron como Kempff e incluso Cortot, como recuerda en sus escritos, y también a figuras de otros géneros, incluso la orquesta.
Sus años de los primeros reconocimientos, especialmente los sesentas, fueron aquellos en que la industria discográfica daba grandes pasos, y allí dejó muestras de sus interpretaciones de Beethoven que, junto a Schubert y Mozart quizá se encuentran entre sus logros indiscutidos, aunque su versatilidad y espíritu pensante no daban nada por concluido. Estaba convencido, y defendía a menudo la libertad conceptual y sensible de que una nota o un pasaje nunca se ejecuta del mismo modo.
Llamaba la atención su mirada, con una cuasi sonrisa por la contextura facial, que dejaba entrever un mundo interior, pensante. Y esta actitud se trasladaba al teclado donde dialogaba con naturalidad, lejos de la actitud del virtuoso por decir su palabra, pero con gran personalidad. Cuentan que uno de sus rasgos personales era el humor, sobre el que reflexionó ante la seriedad y sacralidad que a veces se exige en el mundo de la clásica. Vemos a un Brendel riendo exultante en la portada de uno de sus libros –sus escritos y reflexiones ‘Sobre la música’ son muy importantes- que aquí editó Acantilado pocos años atrás. También publicó poemarios.
Xavier Gómez
De niño vio cómo el mundo se desmoronaba, y en estos últimos años también sonaron para él las alertas en su residencia de Londres, con la ascensión de Trump o los despropósitos de algunas políticas europeas, que no le quitaron esa sutil ironía, porque se sentía más allá. Fue consciente, cuando decidió dejar los escenarios, allá por 2008 (¡unos 60 años de carrera!), que el mundo de la música también cambiaba de rumbo, y se refugió en sus cosas, aunque con conferencias, masterclases y escritos. La música era algo que estaba siempre dentro de si, o al menos una idea, un concepto de ella, muy vinculado a la vida, hasta que esta decidió dejarle.
Descansa en paz, maestro….
Cultura
