60.000 presos convertidos en esclavos de la revolución cubana

El castrismo utiliza a prisioneros políticos y comunes para producir carbón vegetal y habanos, que se venden en España Leer El castrismo utiliza a prisioneros políticos y comunes para producir carbón vegetal y habanos, que se venden en España Leer  

«Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres y primero se hundirá la isla antes que consintamos ser esclavos de nadie». Si las palabras y promesas de Fidel Castro se hubieran cumplido, la isla de Cuba estaría hoy en el fondo del mar de Caribe. Una investigación de varios meses, realizada por la organización Prisoners Defenders (PD), ha confirmado cuál es el nuevo negocio de supervivencia de la revolución castrista, por detrás de las famosas misiones médicas repartidas entre países de gobiernos amigos, que sirven para mantener una economía fracasada.

Carbón vegetal, puros habanos y los productos derivados de la caña de azúcar representan hoy una fuente de financiación para las maltrechas arcas del Partido Comunista de Cuba (PCC), todo ello a costa del esfuerzo de 60.000 presos, repartidos entre los 90.000 internos penales y más de 37.000 sancionados en régimen abierto.

«Para producir el carbón, dormimos en el campo, sin camas, sin techo… Nos tenemos que hacer nosotros las cabañas improvisadas y sólo nos permiten dormir sobre balas de paja. No están permitidos los colchones. Sólo podemos beber el agua sucia de un abrevadero donde mismo beben las vacas en una finca cercana», reseñó uno de los presos a los investigadores.

De los 53 presos que han logrado airear sus denuncias a PD, el 100% asegura que son obligados a trabajar bajo coacción y amenazas. La mayoría trabaja sin haber recibido capacitación previa y sin las herramientas adecuadas. Las lesiones o heridas se producen en reiteradas ocasiones. Y casi la mitad ha sufrido violencia durante el trabajo.

Todo vale para la revolución, que sobrevive en la UVI de la economía y con respiración asistida ante el fracaso de sus propuestas. Así lo demuestra el salario que perciben estos esclavos modernos. Más del 80% de los investigados no perciben un sueldo, porque la mínima cantidad que supuestamente se les asigna se les decomisa para ropa o herramientas, comida o agua o, la más habitual, sin excusa alguna.

«El campamento de trabajo forzosos El Yabú (en el centro de la isla) es un campo de concentración neofascista en el cual se violan todos los derechos humanos, pésimas condiciones de vida, mala alimentación, torturas físicas y verbales», desveló otro de los presos a PD.

Las mazmorras del castrismo alojan en la actualidad a 1.185 prisioneros políticos, la inmensa mayoría como represalia por la rebelión popular del 11 de julio de 2021. Entre ellos están los grandes líderes políticos y ciudadanos de dentro de la isla, como José Daniel Ferrer y Félix Navarro, cuya libertad, pactada por los acuerdos entre el Vaticano, Washington y La Habana, se revirtió con la muerte del papa Francisco. El artista Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro, y el rapero Maikel Osorbo, uno de los creadores del himno Patria y Vida, también están encarcelados.

«Este informe documenta la existencia de un sistema nacional e institucionalizado de trabajo forzoso impuesto por el Estado de Cuba, cuyo producto se dedica a la exportación, en incluso se etiqueta como ecológico en Europa, con exportaciones de un volumen de cientos de miles de toneladas», constató Javier Larrondo, presidente de PD.

A la cabeza de los importadores de carbón vegetal están países como España, Portugal, Grecia y Turquía, cuyos consumidores han pagado buena parte de los casi 62 millones de dólares que Cuba ha percibido por el carbón vegetal de marabú, que se usa habitualmente para barbacoas y parrillas. El país caribeño es el noveno exportador mundial.

«Por cada saco de carbón vegetal que un consumidor compra en España, los comercializadores españoles reciben 21 dólares, el gobierno de Cuba 7,88 dólares y el condenado sujeto a trabajos forzosos recibió menos de diez milésimas de dólar«, certificó PD en la presentación de su investigación, realizada ayer.

Con los puros habanos, uno de los productos cubanos más característicos, sucede algo parecido. PD asegura que al menos siete de las prisiones del sistema penitenciario de la revolución, como el Combinado del Este o Boniato, albergan en su interior fábricas de tabaco, cuya producción también se destina a la exportación. En total, más del 7% de la producción de puros tan famosos como los Cohíba.

«Estamos ante la punta del iceberg y no tiene otro nombre: esclavitud. Si los presos no trabajan, los llevan a celdas de castigo, impiden las llamadas de familiares (a las que tienen derecho), no pueden salir con pases o los mandan a prisión cerrada. Todo el estado opera para tener una masa de 60.000 trabajadores gratuitos», apostilló Larrondo.

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