Vladimir Kara-Murza: «Para ser un lugar seguro, Europa necesita una Rusia democrática»

Este político, periodista y figura destacada de la oposición al régimen de Moscú es vicepresidente de Rusia Abierta, organización que promueve la participación de la sociedad civil y la democracia en su país. Fue condenado a 25 años de prisión en 2023 por criticar la guerra en Ucrania, pero fue liberado en verano gracias a un canje de presos entre el Kremlin y Occidente Leer Este político, periodista y figura destacada de la oposición al régimen de Moscú es vicepresidente de Rusia Abierta, organización que promueve la participación de la sociedad civil y la democracia en su país. Fue condenado a 25 años de prisión en 2023 por criticar la guerra en Ucrania, pero fue liberado en verano gracias a un canje de presos entre el Kremlin y Occidente Leer  

El disidente ruso Vladimir Kara-Murza conoce el precio de la libertad. Ha sido envenenado dos veces en Rusia, criticado, espiado, seguido y acusado de todo tipo de fechorías: «Difundir información falsa» sobre el ejército ruso -en realidad, su delito fue haber criticado la invasión de Ucrania-, e incluso de participar en una organización extranjera «no deseable» y de «alta traición». En abril de 2023, fue condenado a 25 años de prisión. Fue liberado el pasado verano en el mayor canje de presos entre Moscú y Occidente desde la Guerra Fría.

Su optimismo no se ha apagado. Cree que la democracia llegará a su país y que los rusos, a pesar de todo, merecen una oportunidad. «Los occidentales que repiten esta narrativa propagandística del Kremlin de que todos los rusos apoyan a Putin, básicamente están cumpliendo los deseos de su propaganda», explica a EL MUNDO en Riga, poco antes de tomar un avión que lo llevará a una breve visita de trabajo a Madrid.

¿Qué ha aprendido de su país mientras estaba en la cárcel?
Soy historiador de formación y antecedentes, y una de mis áreas de estudio fue la Unión Soviética y el movimiento disidente. Francamente, fue asombroso para mí releer muchas de las memorias de disidentes soviéticos mientras yo estaba en prisión. Y es justo así. Es increíble cómo todo es exactamente igual que hace medio siglo en la Unión Soviética, hasta el más mínimo detalle: la pinta que tiene tu celda, la forma en que los guardias te hablan, la manera en que se organiza el día… todo es exactamente lo mismo. Pero lo bueno es que sabemos cómo terminó ese sistema, y sabemos que este sistema también se acabará.
Usted ha defendido a los rusos muchas veces en medio de esta invasión lanzada por Vladimir Putin, pero los rusos apenas se han manifestado contra la guerra.
Creo que nuestros lectores en España podrán abordar esto quizás mejor que la gente de otros países, pues hay una generación que recuerda la dictadura. Y en una dictadura no es fácil decir lo que piensas si tu opinión no está de acuerdo con la del Gobierno. Me sigue asombrando, en los cinco meses que llevo fuera de prisión, oír a analistas supuestamente serios -y, a veces, incluso a periodistas de Occidente- hablar de las encuestas de opinión en Rusia para concluir que la mayoría de los rusos apoyan la agresión del régimen de Vladimir Putin contra Ucrania. Hace un par de meses, un hombre en Moscú llamado Yuri Kojovets recibió una condena de cinco años de prisión por responder a una pregunta de una encuesta de opinión en la calle diciendo que está en contra de la guerra en Ucrania. Lo identificaron, lo localizaron, lo arrestaron y le entregaron. Cinco años de prisión por responder a una pregunta de una encuesta de opinión. No tiene sentido hablar de encuestas de opinión en una dictadura totalitaria y tan represiva. No hay forma de evaluar objetivamente el estado de la opinión pública en un país que encarcela a personas por expresar sus opiniones. Y los occidentales que repiten esta narrativa propagandística del Kremlin de que todos los rusos apoyan a Putin, básicamente están cumpliendo las órdenes de su propaganda.
¿Cómo sabe hasta qué punto los rusos están en contra de la guerra?
De vez en cuando, vemos pequeños atisbos de cuántos rusos realmente están en contra de esta guerra. En prisión pude comprobar cuántos hombres decentes, gente honesta y de buen corazón tenemos en Rusia. Mientras estuve encarcelado, primero en Moscú y luego en confinamiento solitario en esa prisión de régimen estricto de Siberia, cada mes recibía literalmente miles de cartas de toda Rusia. Llegaban desde ciudades y pueblos donde nunca había estado, cartas expresando apoyo y solidaridad, y en las que decían estar en contra de esta guerra, igual que yo. No podría haber un mayor contraste entre esta fachada de propaganda oficial que el régimen de Putin y lo que está sucediendo en la realidad. Espero que la agente contemple no sólo la imagen asesina y belicista que el régimen de Putin quiere proyectar al mundo, sino también a la gente buena, decente y de buen corazón que se opone a esta guerra, que se oponen a este régimen, y que quieren que Rusia se convierta en una versión normal, moderna y aburrida, de país europeo democrático.
¿Qué debería tenerse en cuenta respecto a los fallos de los años noventa a la hora de hacer la siguiente transición en Rusia?
Creo que el mayor error del presidente Boris Yeltsin y el gobierno democrático de Rusia a principios de los años 90 fue su falta de voluntad, o su incapacidad, para llevar a cabo un proceso de rendición de cuentas moral y pública respecto a los crímenes del régimen soviético. Sabemos de los ejemplos exitosos de países en transición de la dictadura a la democracia. Ya sea en Sudáfrica después del Apartheid, Argentina tras la dictadura militar, Europa Central y Oriental después del colapso del comunismo… y, por supuesto, Alemania después de 1945. Sabemos que una transición exitosa del totalitarismo a la democracia conlleva este ajuste de cuentas moral y público sobre los delitos que se han cometido. Superar verdaderamente este trauma de un gobierno totalitario puede hacerse de diferentes formas. Podrían ser comisiones de la verdad y la reconciliación, podrían ser procesos judiciales. Tiene que darse una apertura de los archivos para que la verdad salga a la luz, para que la sociedad tome conciencia de todos los horrendos crímenes que se habían cometido en su nombre. No tuvimos nada de eso en Rusia en los años 90, salvo algunos pequeños intentos. Pero al final, no pasó nada. Los archivos no se abrieron por completo. Los crímenes del régimen comunista no fueron nunca condenados oficialmente por el Estado. El KGB nunca fue desmantelado. Sólo fue rebautizado ese represivo aparato criminal del Estado soviético. Y hasta el día de hoy, el FSB ruso orgullosamente hunde sus raíces en la fundación de la Cheka, la Policía secreta bolchevique soviética de 1917. Y sabemos, por la historia, que cuando no se ha reflexionado públicamente sobre el mal, se ha rendido cuentas y se lo ha condenado públicamente, pasa exactamente lo que vimos en Rusia con la llegada de Vladimir Putin, un ex oficial de la KGB, al poder.
¿Está la disidencia preparada para el cambio de régimen?
Necesitamos tener una hoja de ruta. Necesitamos tener un plan para el día después de Putin para asegurarnos de que no se repitan los errores de los años 90. Cuando se abra la próxima ventana de oportunidad para el cambio democrático en Rusia, tendrá que haber un ajuste de cuentas público completo sobre los crímenes cometidos bajo el régimen de Putin. Y por supuesto, con los crímenes de guerra que se cometen cada día en Ucrania, pero también con los crímenes que el régimen de Putin cometió contra el pueblo de Rusia: el asesinato de Boris Nemtsov, el envenenamiento de Alexei Navalny, el enjuiciamiento de cientos y cientos y cientos de presos políticos. Tendrá que haber un ajuste de cuentas público completo.
¿Por qué es importante para Europa esa limpieza en Rusia?
Si el mal no se refleja públicamente, no rinde cuentas ni es condenado públicamente, volverá. Y nosotros no podemos permitirnos el lujo de permitir que este mal regrese de nuevo a nuestro país. Porque, como todo el mundo puede ver claramente ahora, lo que sucede en Rusia afecta a todos. Rusia es el país más grande y poblado de Europa. Rusia es el país más grande del mundo. Y ha sido una característica constante de Rusia que la represión interna es siempre, e inevitablemente, seguida por una agresión externa. Un régimen que no respeta los derechos y libertades de su propio pueblo no va a acatar las reglas civilizadas del comportamiento internacional. Y la única manera de que alguna vez podamos lograr una paz a largo plazo, la estabilidad y la seguridad en el continente europeo, la única manera en la que podremos lograr esa Europa libre y en paz, sería con una Rusia democrática, una Rusia que respetaría los derechos y libertades de sus propios ciudadanos y respetará las normas civilizadas de derecho internacional.
Se oyen discursos en dirección contraria, hacia el apaciguamiento.
La Rusia de hoy tiene un número récord de presos políticos, más que toda la Unión Soviética a mediados de la década de los 80. Y la tipología de más rápido crecimiento en la lista de prisioneros políticos rusos es la de personas que se han pronunciado en contra la guerra en Ucrania. Y todos y cada uno de ellos me enorgullecen sobre mi país. El apaciguamiento de los agresores conduce a nuevas guerras, conduce a nuevos conflictos. Porque, mientras que para los políticos democráticos el compromiso es algo bueno, para un dictador agresivo como Vladimir Putin, el compromiso es sólo una invitación a ser más agresivos y a querer tomar más. Lo ven como un signo de debilidad por parte del mundo democrático.

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