Un juzgado de instrucción de Mallorca archiva la investigación contra el entrenador Pedro Mir por “prescripción” de los delitos

El Juzgado de Instrucción número 12 de Palma de Mallorca ha archivado el caso instruido contra Pedro Mir, entrenador de gimnasia artística del club Xelska —uno de los más reconocidos a nivel nacional―, al considerar que la mayoría de los delitos denunciados y presuntamente cometidos, según las denuncias, entre 2008 y 2019, han prescrito. Los abogados de las gimnastas denunciantes confirman a este periódico, que destapó el caso en febrero de 2024, que han presentado recurso a la Audiencia Provincial de Mallorca.

Seguir leyendo

 Cinco gimnastas y una trabajadora del centro de alto rendimiento de la isla denunciaron al técnico por abuso físico, de poder y maltrato cuando eran menores; los abogados presentan recurso a la Audiencia Provincial  

El juzgado de instrucción número 12 de Palma de Mallorca ha archivado el caso instruido contra Pedro Mir, entrenador de gimnasia artística del club Xelska —uno de los más reconocidos a nivel nacional―, al considerar que la mayoría de los delitos denunciados y presuntamente cometidos, según las denuncias, entre 2008 y 2019, han prescrito. Los abogados de las gimnastas denunciantes confirman a este periódico, que destapó el caso en febrero de 2024, que han presentado recurso a la Audiencia Provincial de Mallorca.

Las víctimas, según consta en las denuncias, relataron haber sufrido y visto “de manera continua” actos de “hostigamiento, humillación y vejación” y “agresiones físicas y verbales”. Denunciaron amenazas y expresiones como estas: “Como vuelvas a abrir la boca te clavo la muleta hasta la garganta”, “Eres una zorra, una hija de puta”, “Estás tan gorda que ya no te quedan bien ni los vaqueros”, “Cuanto más me contestes, más ganas tengo de matarte”. La madre de otra de las denunciantes, todavía menor cuando se presentó la denuncia, manifestó que Pedro Mir les habría ocultado “información médica relevante” para conseguir que la menor siguiera entrenando, actuación que “le conllevó un agravamiento de la lesión inicial y una lesión de por vida”. Tuvo que dejar el deporte por la cojera. Insistió, además, en que “no es un caso aislado”.

En el auto, de cinco folios, el juez escribe: “Aún cuando resultan absolutamente reprochables los comportamientos denunciados, los posibles abusos realizados en el seno de una actividad deportiva cuyo objetivo resulta justo el contrario al obtenido, las palabras que menoscaban la autoestima de las deportistas colocándolas en una situación de riesgo para su salud […] lo cierto es que resulta necesario el sobreseimiento provisional al estar los hechos prescitos”. Caso distinto, escribe el juez, es el de la gimnasta con la lesión y agravamiento posterior. Según el juez, los hechos no estarían prescritos, pero el presunto delito de lesiones por imprudencia o negligencia profesional “no es imputable a Pedro Mir” al no ser el técnico el responsable de emitir los informes médicos.

La madre contó a este periódico que en 2018, cuando la niña tenía 12 años, se cayó de un aparato. “Se le clavó el fémur en la rótula, se le astilló. Eso lo supimos después. El día de la caída se la llevaron a una clínica concertada con la Federación y salió con un diagnóstico de posible luxación de rodilla y una escayola de la ingle al tobillo. No recuerdo quién vio la radiografía, nosotros no. Al día siguiente fue a la sala de gimnasia y por orden de Pedro Mir se le quitó la escayola porque él consideró que posiblemente eso fuera solo una luxación. Ella siguió entrenando y compitiendo, aunque les dijera que no podía del dolor. Pedro lo achacaba a que se le iba acumulando líquido por la propia contusión”.

Los abogados de las víctimas intentaron demostrar al juez de instrucción que los hechos denunciados no constituyen “casos aislados o esporádicos sino que perfeccionan una forma continuada de comisión que da lugar a la figura del delito continuado” en el tiempo. Según el auto del juez “no se han producidos ni declaraciones ni denuncias de nuevas gimnastas, ni de fisioterapeutas ni profesionales de la salud que permitan determinar que han ocurrido con posterioridad hechos similares”.

Cinco exgimnastas del club Xelska y del centro de preparación de élite de Palma, el Centre de Tecnificació Esportiva de les Illes Balears (CTEIB) y una extrabajadora del Xelska acudieron entre marzo y abril de 2024 a la Policía Nacional y a un juzgado de primera instancia para denunciar a Pedro Mir. Allí relataron, según pudo confirmar este periódico, ser víctimas y testigos de vejaciones, situaciones de maltrato físico y psicológico, abuso de poder y atentado contra la salud por verse obligadas a competir y entrenar lesionadas cuando eran, en su mayoría, menores de edad. En total, los testimonios contra el entrenador Pedro Mir alcanzaron la cifra de 27.

“El pánico era habitual, el miedo a contestar también. No le decíamos nada ni a nuestros padres por miedo al ‘qué dirá Pedro si se entera de que lo hemos contado’. Dejarlo no era una opción, no te dejaban”, contó una de las víctimas a este periódico. Relató también haber sufrido ataques de ansiedad. “Desarrollé un trastorno de ansiedad derivado del estrés que vivía en el día a día en el gimnasio, tenía ataques de ansiedad al despertarme por no querer ir a entrenarme…”. Cuenta que lo habló con su madre y, ante la preocupación de esta, las dos se reunieron con Mir. “Le dijo que lo que me pasaba era falta de compromiso con el equipo y que era una vaga, pero que si me espabilaba a tiempo podría llegar lejos… Poco después me apartó del grupo, a mí y a las que nos consideraba poco comprometidas”.

“Me pegó tres veces y me decía que me lesionaba por gorda”

A mí me pegó tres veces. La tercera acabé sangrando por la nariz y mientras me limpiaba la cara a bofetones con agua me decía: ‘Me van a llevar preso por tu culpa, me llevas al límite, has conseguido que haga algo que no quería hacer”, relataba a este periódico Michelle Cortázar, que hoy tiene 28 años y entró en el Xeslka en 2005 con 9 años. Salió en 2010.

El menosprecio con el peso, según contaron otras víctimas a este periódico, era a diario. “Voy a coger un aparato con los que antes medían el pan para medirte el culo que te estás poniendo”. “Veo cómo te saltan las lorzas desde la otra punta del gimnasio”. “Te cansas porque estás gorda”. “¡Vaya michelines te están saliendo!”. También relataron haber visto situaciones en las que tenían que competir o entrenar llorando del dolor, y la dificultad para comunicarlo a Mir o a los otros técnicos porque “eso también era motivo de regañina o castigos como ignorarte y hacerte sentir que no servías”. Aseguran, además, haber visto a Mir dar bofetadas a varias gimnastas menores y comparten la idea de otros exgimnastas consultados en su día por este periódico de que el CTEIB era una “secta” de la que era complicado salir.

Antes, en enero de 2022, cuatro médicos y cinco fisioterapeutas habían denunciado la situación a la Consejería de Asuntos Sociales y Deporte del Gobierno balear, exponiendo ejemplos de maltrato y abuso de poder. Tres trabajadoras del ámbito socio educativo que impulsaron un programa de detección de abusos en el propio CTEIB en 2020-21 habían notificado lo mismo en tres diferentes informes. Las tres, además, trasladaron de manera verbal a la dirección del centro su preocupación por la “violencia estructural y sistémica”. La Fiscalía de Menores abrió una investigación en mayo de 2022 y la archivó en octubre del mismo año al considerar que los hechos no estaban tipificados como delito; instó a la Consejería a estudiar sanciones administrativas recogidas en la ley del deporte de Islas Baleares 14/2006. No se adoptó ninguna. En esa ocasión, según un escrito de los abogados enviado al juez, una de las denunciantes, “fue llamada por Pedro Mir para evitar que declarara en su contra llegando a conseguir dicho extremo”.

Si conoce algún caso de abusos en el deporte español que no haya visto la luz, puede escribir a: abusos@elpais.es

 Sociedad en EL PAÍS

Te Puede Interesar