Un grupo de poetas disidentes ‘asalta’ la biblioteca Gabriel García Márquez

La biblioteca Gabriel García Márquez acogió este viernes una maratón de lectura de Los detectives salvajes para rendir homenaje a Roberto Bolaño y conmemorar el cincuentenario del infrarrealismo, el movimiento poético fundado en México en 1974 por, entre otros, el propio autor chileno. El acto transcurría con normalidad —llevaba ya casi cuatro horas— cuando la sala fue tomada por el colectivo poético The poetry is not dead, que interrumpió la lectura justo en el momento en que Bruno Montané, uno de los primeros infras (y personaje en la novela bajo la identidad de Felipe Müller), estaba leyendo un fragmento del texto.

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 El colectivo ‘The poetry is not dead’ irrumpe en un acto dedicado al poeta chileno con una performance que revivió el espíritu infrarrealista de ‘Los detectives salvajes’  

La biblioteca Gabriel García Márquez acogió este viernes una maratón de lectura de Los detectives salvajes para rendir homenaje a Roberto Bolaño y conmemorar el cincuentenario del infrarrealismo, el movimiento poético fundado en México en 1974 por, entre otros, el propio autor chileno. El acto transcurría con normalidad —llevaba ya casi cuatro horas— cuando la sala fue tomada por el colectivo poético The poetry is not dead, que interrumpió la lectura justo en el momento en que Bruno Montané, uno de los primeros infras (y personaje en la novela bajo la identidad de Felipe Müller), estaba leyendo un fragmento del texto.

Lo que siguió fue una escena digna del universo bolañesco. Para desconcierto del público, la actividad se trasladó al exterior del edificio, donde los poetas acabaron improvisando versos bajo lemas puramente infrarrealistas como “¡Hagamos poesía en la calle!” y “¡Fuera de las murallas de esta biblioteca!”.

La actividad se trasladó al exterior del edificio, donde los poetas acabaron improvisando versos

La iniciativa fue fruto de la colaboración entre la biblioteca y Casa Amèrica Catalunya. Además del aniversario de la fundación del movimiento, el acto fue organizado para rememorar la figura de Bolaño, un autor muy querido en Barcelona —ciudad en la que vivió un tiempo— y su novela publicada en 1998. 

La directora de Casa Amèrica Catalunya, Marta Nin, admitió a La Vanguardia que Bolaño, iconoclasta profesional, probablemente habría detestado un acto como el que estaba previsto: “Lo que él y sus amigos hacían era sabotear las actividades culturales y los recitales poéticos de su tiempo. Nuestro complot ha sido organizar justo lo que a él no le habría gustado”, aseguró Nin.

Lectura de la novela 'Los detectives salvajes' con escritores y actores y gente del gremio
Lectura de la novela ‘Los detectives salvajes’ con escritores y actores y gente del gremio 
Andrea Martínez

A partir de las cuatro de la tarde, los asistentes escucharon fragmentos de la novela, leídos por un amplio elenco de escritores y aficionados. Por el micrófono pasaron autores como A. G. Porta —coautor de Bolaño en la novela Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce—, Juan Pablo Villalobos, Marta Carnicero, Fernanda García Lao, Constanza Ternicier, Màrius Serra, la editora Ana María Chagra, la librera Cecilia Picún y el rector de la Universitat de Barcelona, Joan Guàrdia, entre muchos otros lectores. Se sucedieron lecturas dramatizadas a varias voces y fueron frecuentes los momentos de carcajadas, especialmente en los pasajes de la novela de mayor carga erótica.

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Le poète et romancier chilien Roberto Bolano, 21 mars 2003, Paris, France. (Photo by Raphael GAILLARDE/Gamma-Rapho via Getty Images)

La sala estaba llena, con una ambientación que hubiera encajado perfectamente en el dormitorio del propio Bolaño: botellas vacías, pilas de libros, cajas de cerveza, una taza de manzanilla (su bebida predilecta) y servilletas con versos manuscritos. El primer gesto irreverente de la jornada ocurrió incluso antes de la irrupción de los poetas disidentes: un mural con 669 páginas arrancadas de un ejemplar de la novela —las que no se leyeron— colgaba justo detrás de los rapsodas y servía como decoración.

Lectura de la novela 'Los detectives salvajes'
Lectura de la novela ‘Los detectives salvajes’ 
Andrea Martínez

La sorpresa saltó al final. Una mujer se levantó a protestar por cuestiones literarias: “¿Dónde quedó el argumento del libro?”, le recriminó a Montané, que en este momento estaba recitando el pasaje del libro donde aparece su personaje. Cuando pareció que Montané podría proseguir, se levantó otra mujer, luego un hombre, y así sucesivamente, hasta que el grupo de poetas empezó a sublevarse abiertamente contra la “tradición poética” y un sistema cultural que calificaron de “absurdo”. Irreverentes y ruidosos, los disidentes vociferaban versos, lanzaron consignas y arrancaron las páginas del mural. Una escena que bien podría haberse producido en cualquiera de los recitales de Octavio Paz, a los que Bolaño y sus colegas gustaba sabotear.

Ya en la calle, la banda poética “improvisó” un último acto, menos institucional y más salvaje. “Se van a enterar estos pendejos de lo que es la vanguardia”, exclamaba uno, botella en mano, mientras los demás coreaban una suerte de rap.

Afortunadamente, no hubo que lamentar mayores altercados, más allá de los estrictamente literarios.

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