El presidente interino realiza su segunda visita oficial a Ankara tras pasar por Arabia Saudí Leer El presidente interino realiza su segunda visita oficial a Ankara tras pasar por Arabia Saudí Leer
Ahmed al Sharaa viajó este martes a Ankara para reunirse con una administración que ya trató durante la guerra siria, aunque en esta ocasión ejerce de jefe de Estado de la nación árabe. Cuando Sharaa ostentaba el nombre de guerra de Abu Mohamed al Jolani, recibió la ayuda de Turquía para establecer su mandato en Idlib, el último cantón opositor en Siria hasta el inicio de la ofensiva contra Bashar Asad, que formó un cordón de seguridad acordado con Moscú para repeler las agresiones del régimen y asegurar la acogida y gestión de millones de desplazados sirios.
«El pueblo sirio nunca olvidará la ayuda de las instituciones turcas, de la gente», señaló Sharaa en una rueda de prensa junto a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan. Si bien Turquía nunca dirigió la milicia, el contacto entre ambas partes fue habitual en el último lustro, y se sabe que al menos dio luz verde al asalto rebelde que provocó la caída del régimen, en el que también participaron facciones patrocinadas por Ankara como el Ejército Nacional Sirio (ENS).
Para el encuentro oficial, las autoridades turcas adornaron las calles de la capital con carteles de Erdogan y su homólogo sirio, junto a las banderas de ambos países y un mensaje de bienvenida al país. Los retratos de ambos, del mismo tamaño, daban a entender que el Gobierno turco recibía al hombre fuerte de Damasco como a un igual. Sharaa llegó a la capital turca desde Arabia Saudí, donde realizó su primer viaje oficial desde que fue nombrado presidente interino del país. Aterrizó en Ankara con un avión de la presidencia turca y fue recibido a pie de pista por una comitiva en la que se encontraba el ministro de Energía, Alparslan Bayraktar.
Turquía recupera así sus relaciones bilaterales con Siria tras más de una década de distancia con el país vecino, tiempo en el que Ankara apoyó a varias facciones contra el presidente depuesto. En esta nueva etapa para la nación árabe, el Gobierno interino busca reconocimiento internacional y mejorar sus relaciones con actores de toda la región en un intento de relanzar la economía del país, devastada tras trece años de guerra civil. Por su parte, Turquía busca aprovechar la influencia que ya tenía en el norte de Siria para ampliar sus relaciones con Damasco y ganar peso frente a otros actores regionales, principalmente los países del Golfo.
Desde la caída de Asad el 8 de diciembre, Ankara ha mostrado un fervoroso apoyo a Sharaa y fue uno de los primeros gobiernos en reabrir su delegación diplomática y reunirse con las nuevas autoridades. Su influencia se nota en los nombramientos del Gobierno interino, en el que varios perfiles tienen nacionalidad turca o se formaron en el país euroasiático. El ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, señaló recientemente que ambas partes están trabajando para establecer áreas de cooperación, desde la energía a la educación.
«Turquía está lista para ayudar en la reconstrucción y otras actividades humanitarias. Cuando Siria se reconstruya, estamos seguros de que los sirios regresarán a su país», señaló Erdogan, en alusión a los más de tres millones de refugiados que acoge Turquía. Desde la caída del régimen, Ankara ha insistido en brindar apoyo en la defensa y estabilidad del país.
Recientemente, Fidan anunció que está discutiendo con Siria, Irak y Jordania para coordinar la lucha contra el Estado Islámico en el país, que ha aumentado sus ataques aprovechando el período de transición. «Somos capaces de hacer y si Dios quiere, este es el paso que daremos los cuatro países en el futuro cercano. Ya hemos realizado las conversaciones preliminares para este proceso», aseguró el ministro de Exteriores.
De cumplirse, Ankara afianzaría sus relaciones con Damasco y, de paso, podría favorecer la salida de Estados Unidos de Siria y cortar así sus lazos con los militantes kurdos, a quienes Turquía considera terroristas. «[Con Sharaa] coincidimos en muchos aspectos. Hemos hablado de los pasos que podemos dar contra las organizaciones terroristas separatistas del norte de Siria«, declaró Erdogan en alusión a las milicias kurdas. Por su parte, más cauto, el presidente sirio aludió a las «amenazas» a la seguridad del país del norte -sin especificar si se refería al Estado Islámico o a las milicias kurdas- pero también del sur, donde advirtió que Israel debería retirar su despliegue militar en territorio sirio.
El Gobierno turco ha dejado claro que quiere poner fin al experimento de autogobierno kurdo en el noreste de Siria, que Ankara considera una amenaza para su seguridad nacional por los vínculos de las milicias kurdo-sirias con la guerrilla presente en Turquía, el PKK. En poco más de un mes los enfrentamientos entre facciones proturcas contra milicias kurdas han causado 544 muertos -entre ellos, 55 civiles- y amenazan con provocar miles de desplazados. El presidente sirio, Ahmed al Sharaa, aseguró a finales de enero que pidió a Turquía que frenara una operación «en toda regla» en el noreste de Siria para dar al Gobierno interino «espacio para negociar» con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) su encaje en la era post Asad. Por el momento no se han logrado avances en las negociaciones entre Damasco y la administración kurda. Sharaa asegura que las FDS están dispuestos a entregar sus armas pero aún no se ha logrado un acuerdo sobre «los detalles». Mientras tanto, la parte kurda ha mostrado su apoyo a la nueva administración y asegura que no busca establecer un autogobierno, aunque respalda una opción de estado «descentralizado».
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