La Casa Blanca comparte imágenes de vuelos militares con indocumentados mientras el presidente estadounidense visita la zonas devastadas por desastres naturales en Carolina del Norte y California Leer La Casa Blanca comparte imágenes de vuelos militares con indocumentados mientras el presidente estadounidense visita la zonas devastadas por desastres naturales en Carolina del Norte y California Leer
«Los vuelos de deportación han comenzado». Con esas palabras anunciaba la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, que la nueva Administración en Washington ha puesto en marcha este viernes una de las principales promesas de campaña del bando republicano: la deportación masiva de millones de indocumentados en Estados Unidos. «El presidente Donald Trump está enviando un mensaje fuerte y claro al mundo entero: si entras ilegalmente a Estados Unidos, te enfrentarás a graves consecuencias«, escribió Leavitt en X, la red social de Elon Musk.
El texto lo acompañó de una imagen, un grupo de inmigrantes esposados subiendo en fila a un avión militar para ser devueltos a su país de origen desde la base militar de Biggs, en El Paso, Texas. De acuerdo a una fuente del Departamento de Seguridad Nacional citada por CNN, en el vuelo iban entre 75 y 80 guatemaltecos que habían sido detenidos previamente por la Patrulla Fronteriza.
Trump parece ir muy en serio con su promesa de deportar a millones de indocumentados, como ya habían advertido organizaciones de defensa de inmigrantes tras la victoria electoral del republicano. La prueba no sólo está en la velocidad con la que parece estar ejecutando las deportaciones sino en el hecho de recurrir a aviones militares para repatriar indocumentados, una práctica poco habitual.
Por el momento se han enviado cuatro aviones militares a San Diego y a El Paso para acelerar ese proceso, dos C-17 y dos C-30, con capacidad para transportar a 102 y 124 pasajeros respectivamente. Poco parece, sin embargo, para una misión casi quimérica de deportación de más de 11 millones de personas en cuatro años, las que se calculan que llevan años viviendo sin papeles en Estados Unidos.
Trump necesitará, además, el respaldo del Congreso para asignar más fondos al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en español) y aumentar de forma considerable la inversión en centros de detención, además de lidiar con gobiernos como el de Venezuela si pretende devolver a esos inmigrantes a sus países de origen y que se los acepten.
Hasta ahora Trump se ha limitado a sacar pecho. La Casa Blanca anunció este viernes que el jueves se produjeron 538 arrestos y que durante el primer día de su presidencia, el lunes 20 de enero, se detuvieron a 308 personas, que en realidad no es sino una cifra muy similar a la media de detenciones durante la Administración Biden durante el mes de septiembre.
La imagen de los «vuelos de la deportación» coincide con el primer viaje oficial de Trump tras su regreso a la Casa Blanca. En su primera parada en Carolina del Norte para visitar a los afectados por la devastación del huracán Helene, el republicano ha amenazado con deshacerse de la Agencia Federal del Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para que sean los Estados los que se encarguen de manejar los fondos. «FEMA no es bueno», indicó desde Ashville, Carolina del Norte. «Creo que cuando tienes un problema como este, creo que quieres ir, ya sea un gobernador demócrata o republicano, quieres usar tu estado para solucionarlo y no perder el tiempo».
Después, en un apunte un tanto contradictorio, afirmó que la agencia estatal «ha sido una gran decepción. Cuesta mucho dinero, es muy burocrática, es muy lenta. Aparte de eso, estamos muy contentos con ella».
Tras su parada en Carolina del Norte, Trump tenía previsto viajar a California para visitar las zonas arrasadas por el fuego. En Los Ángeles se iba a reunir con representantes tanto republicanos como demócratas, incluyendo a la alcaldesa de la ciudad, la progresista Karen Bass, a la que ya ha criticado en el pasado.
En el aire, las ayudas que su Gobierno destinará a las miles de personas afectadas por los incendios en Pacific Palisades y Altadena, donde 28 personas han perdido la vida y 16.227 estructuras han quedado calcinadas, entre negocios y viviendas. El coste aproximado de la destrucción se ha tasado en unos 250.000 millones de dólares.
Trump ha dicho que está dispuesto a ayudar a Los Ángeles siempre y cuando el gobernador de California, Gavin Newsom, acepte cambiar las leyes electorales con respecto a la identificación de los votantes y a modificar su política de suministro de agua para que el norte del Estado abastezca al sur. «Sólo quiero que se inicie la identificación de votantes y quiero que se libere el agua, y van a recibir mucha ayuda de Estados Unidos», declaró en su parada en Carolina del Norte.
El sábado celebrará un mitin en Las Vegas, donde se espera que ofrezca detalles sobre su promesa de excluir las propinas de los impuestos federales, una medida que podría beneficiar a cientos de miles de trabajadores en Nevada.
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