Tefaf: Una monja en el ‘Rolls Royce’ del arte

Estamos en Tefaf, la feria de arte que reúne más millonarios por metro cuadrado del mundo, y por sus pasillos enmoquetados circulan las ostras y el champán, directores de museos americanos, del Metropolitan a la Hispanic Society, ansiosos por llenar de viejos maestros al nuevo mundo, coleccionistas en busca de una buena inversión o historiadores convencidos de que regresarán de Maastricht con un puñado de descubrimientos. El aeropuerto de la ciudad holandesa es un hervidero de jets privados -estos días se cuentan por centenares, aunque la conciencia ecológica está moviendo la cifra a la baja: ayer mismo un grupo de activistas protestaron a la entrada-, y en el interior del recinto a orillas del río Mosa, con los gigantescos centros florales colgando sobre nuestras cabezas, todo está preparado para que comience la fiesta.

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 Un Velázquez sin permiso para la venta causa revuelo en la feria de Maastricht  

Estamos en Tefaf, la feria de arte que reúne más millonarios por metro cuadrado del mundo, y por sus pasillos enmoquetados circulan las ostras y el champán, directores de museos americanos, del Metropolitan a la Hispanic Society, ansiosos por llenar de viejos maestros al nuevo mundo, coleccionistas en busca de una buena inversión o historiadores convencidos de que regresarán de Maastricht con un puñado de descubrimientos. El aeropuerto de la ciudad holandesa es un hervidero de jets privados -estos días se cuentan por centenares, aunque la conciencia ecológica está moviendo la cifra a la baja: ayer mismo un grupo de activistas protestaron a la entrada-, y en el interior del recinto a orillas del río Mosa, con los gigantescos centros florales colgando sobre nuestras cabezas, todo está preparado para que comience la fiesta.

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Dos visitantes se hacen un selfie ante uno de los centros de flores a la entrada de la feria 
EFE/EPA/MARCEL VAN HOORN

Tefaf, la Feria Internacional de Arte y Antigüedades, celebra su 38 edición del 15 al 20 de marzo. Ayer fue la jornada reservada a profesionales y coleccionistas, el día en el que se suelen cerrar los mejores negocios. Las 273 galerías de 21 países levantan literalmente pequeños museos que quitan el aliento. Por algo es conocida como el Rolls Royce de las ferias.

Por los pasillos circulan las ostras y el champán y en el aeropuerto no caben más jets privados

Una de las estrellas de este año es una monja, Sor Jerónima de la Fuente, y se esconde detrás de una celosía conventual en el estand de la galería Stuart Lochhead. La retrató Velázquez en 1620, cuando contaba sesenta y seis años y pasaba por Sevilla camino de Filipinas para fundar el convento de Santa Clara de la Concepción en Manila. La mostró con un libro en una mano y un crucifijo en la otra, como empuñando un arma. Realizó tres versiones, una de las cuales está en el Prado, otra en la colección Apelles de Santiago de Chile y una tercera, la que ahora ha viajado a Países Bajos, estaba en manos de la familia Fernández Araoz. El cuadro no está protegido como Bien de interés Cultural y cuenta con permiso de exportación temporal pero no de venta, por lo que finalizada la feria tendrá que regresar a España, lo cuál no significa que Stuart Lochhead, el galerista, no esté dispuesto a escuchar ofertas aunque se niega a facilitar cifras. Hábilmente, lo ha situado junto a un crucifico de bronce realizado con un molde atribuido a Miguel Ángel y descubierto recientemente en una colección privada en San Sebastián. Lo vende por 1,8 millones de euros.

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Sor Jerónima de la Fuente, de Velázquez, en el estand de la galería Stuart Lochhead 
EFE/ Sara Morato

Tefaf se ha ganado la reputación de ser la mejor del mundo en su clase gracias en buena medida a a la dureza de su comité de selección y al vetting , más de 200 expertos de todo el mundo que en los días previo realizan un examen minucioso de cada pieza expuesta para comprobar su autenticidad, estado y atribución, garantizando así que sea digna de ser exhibida. “Todo ese proceso, en el que incluso utilizan la IA, da credibilidad a la feria y confianza al comprador”, dice Artur Ramon, que lleva 15 años acudiendo a la feria y dice que ha visto de todo, desde las cenizas del volcán islandés Eyjafjalla al robo perpetrado delante de sus narices cinco hombres que destrozaron violentamente una vitrina con un mazo , se llevaron joyas y luego escaparon.

Visitantes de Tefaf en las jornadas previas a la apertura de puertas al público general, el próximo día 15 (Photo by Marcel van Hoorn / ANP / AFP) / Netherlands OUT
Visitantes de Tefaf en las jornadas previas a la apertura de puertas al público general, el próximo día 15 (Photo by Marcel van Hoorn / ANP / AFP) / Netherlands OUT
AFP

«Pero esto es una burbuja, pase lo que pase siempre va bien”, dice, y considera que es una suerte que se celebre en una ciudad como Maastricht, donde “los que vienen no tienen otra cosa que hacer”. Sin complejos, lleva un óleo de Rusiñol, un biombo de Clarà, una Composición de Miró, un cerámica de Barceló o un magnífico Ribera, San Pedro en Lágrimas , que cuesta un millón y medio de euros y es uno de los tres que pueden verse en la feria. “Hay muchos Riberas y no hay problema para conseguir los permisos de venta. Pero en todo caso -dice- es muy importante que el arte español se pueda ver fuera de España para que luego llegue a colecciones privadas o a museos”.

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‘La Marquesa de Caballero’, de Francisco de Goya se vende en Robilant + Voena por cinco millones y medio de euros 
EFE/ Sara Morato

Otra de las protagonistas de la feria, también de apellido español es la Marquesa de Caballero, la dama de compañía de la reina María Luisa de Parma, que se vende en Robilant + Voena por cinco millones y medio de euros. Será una de las más admiradas por los 50.000 visitantes que se esperan en los próximos días. Pero la competencia es muy dura y tendrá que vérselas con la Naturaleza muerta con dos sacos y un botella de Van Gogh (MS Rau, 4,75 millones de dólares), en el que el pintor parece buscar consuelo en el vino y el tabaco; la maravillosa bailarina española de expresionista ruso Alexéi von Jawlensky; o un humilde bodegón de Winston Churchill, una cesta de berenjenas y pimientos, que M:S. Rau vende por dos millones de euros, una fruslería si se compara con los 5,4 millones del pequeño ramo de flores de Gauguin o los 8,7 de Le carnaval du sage de Magritte , en la enmascara el rostro de una mujer al tiempo que desnuda su cuerpo.

'Les Dormeurs', 1965, de Picasso
‘Les Dormeurs’, 1965, de Picasso 
EFE/EPA/MARCEL VAN HOORN

“Lo que piden ahora las museos son mujeres”, dice Jorge Coll, de la galería Colnaghi, que ha traído un cuadro de Emma Soyer, Las dos inseparables, además de una estatua de La Roldana de la Virgen de la Inmaculada Concepción, y tres naturalezas muertas de la pintora italiana Giovanna Garzoni a 500.000 euros cada uno. No es el único sensible a la nueva demanda, aunque otros como Landau siguen apostando por los valores de toda la vida, en este caso Picasso, del que han traído Les Dormeurs, una tela valorada en 50 millones de euros que colgó del despacho de su marchante Daniel-Henry Kahnweiler pero que no está a la venta. Al menos el primer día. El cuadro sustituyó a la Mona Lisa en el Louvre en la retrospectiva que el museo le dedicó al pintor malagueño en el año 1971.

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