Triunfo, victoria, consecución, fortuna, fama, gloria, celebridad, renombre… A menudo se relacionan estas palabras con la efervescencia, la estridencia, la agitación, la inquietud, el nerviosismo y la necesidad de tener las agendas repletas, pero muy pocas veces se vinculan con el poso, la calma y la serenidad. Vivir rápido y hacer más y más parece haberse convertido en una rutina para muchas personas que, a pesar de todo ese derroche de energía, ni son felices ni son productivas . Por eso lo que propone el CEO y fundador de Productividad Feroz , Miguel Navarro ( @miguelnavarro.es ), en su libro ‘Manifiesto para la calma’ (RBA Libros) es que es posible alcanzar objetivos ambiciosos desde un estado de claridad y de calma inquebrantable. El autor, que es Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y máster MBA en Dirección y Administración de Empresas, desmonta en esta obra los mitos bloqueantes de la productividad moderna , invita a redefinir el éxito , tomar decisiones sin miedo, construir hábitos que potencien la energía y la creatividad y desconectar del ruido externo para encontrar la paz interior que ayude a diseñar la vida que uno realmente quiere.Una gran parte de su obra es una llamada de atención a aquellas personas que parecen haber convertido el estrés en una rutina y que siempre parecen estar cansados. ¿A qué responde ese cansancio crónico en el que se ha instalado una gran parte de la sociedad?Podrían citarse muchos orígenes, pero el principal es que la gente está desalineada con la vida que quiere vivir. Por eso suelo decir a menudo que una de las preguntas que nos deberíamos hacer a diario es: «¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?» . Pero no nos atrevemos a hacerla ni tampoco a mirarnos profundamente porque duele y porque implica reconocer que hay cosas que cambiar . Y como el cambio no nos gusta, preferimos reprimirlo, evitarlo, evadirlo o pensar que todo se arreglará solo. Y nos consolamos pensando que cuando consigamos el ascenso todo irá mejor, o que cuando vivamos en una casa más grande todo cambiará o incluso que cuando cambiemos de pareja seremos más felices. Situamos nuestras expectativas en lo externo. Pero cuando uno se da cuenta de esto, es cuando aparece una crisis y una sensación de que no se reconoce o incluso de culpa. Algunas personas se sienten culpables porque no son felices a pesar de tener lo que un día soñaron…Sí y en muchas ocasiones ni se atreven a decirlo porque piensan que los demás les van a juzgar. Y esa falta de confianza en la posibilidad de mirar hacia dentro y analizar lo que está pasando en la vida y los cambios que se necesitan, es lo que puede hacer que una persona se vaya apagando y consumiendo lentamente en esa especie de r uido silencioso . Hasta que llega un punto en el que explota y se diluye en esa identidad que se ha construido. Entonces hay que tomar una decisión: cambiar todo lo que hay que cambiar o vivir el resto de la vida con una versión que no le corresponde. Uno de los mensajes que aparece a menudo en ‘Manifiesto para la calma’ es la redefinición del éxito como un concepto menos vinculado a los logros.. . Cuando monté mi empresa ‘Productividad feroz’ mi lema era ‘haz más, vive mejor’. Era algo que decíamos en el equipo a todas horas. De hecho, siempre había creído mensajes de mentores americanos del tipo: «Los huecos vacíos en la agenda son el demonio, hay que llenarlos». Muchos nos dejamos llevar entonces por esa definición de éxito vinculada a los logros y al no parar de hacer, hacer y hacer. Pero llegó un punto en el que me di cuenta de que no tenía ningún sentido porque me sentía peor de salud e incluso menos feliz, aunque tuviera más dinero. Cuando uno se pregunta dónde quiere llegar y se plantea que no se trata de hacer cosas por hacer, sino de elegir la vida que se quiere vivir, es cuando puede empezar a hacer lo necesario para ello. No hay que hacer más y más, sino menos, pero mejor. ¿Qué señales indican que una persona vive demasiado rápido y que eso es precisamente lo que le hace ser menos eficaz?Una de ellas es que ya no te entusiasme lo que antes te entusiasmaba. Otra señal es estar permanentemente pensando en lo siguiente que se quiere conseguir, en la siguiente meta o el siguiente logro, sin sentirse pleno con nada de lo que se tenga o se consiga. También es significativo no disfrutar estando en soledad y buscar llenar los vacíos con relaciones, actividades, adicciones o incluso con cursos de desarrollo personal o de espiritualidad. Esto último es curioso porque hay gente que también utiliza este tipo de formaciones para no mirar hacia dentro como realmente tendría que mirar. Noticias relacionadas estandar Si Ignacio Mateos, autor de ‘Meditarte’ «Una obra de arte te guía y te acompaña en la meditación, no te deja a solas con tus pensamientos» Raquel Alcolea estandar Si José Antonio Marina, filósofo: «El comportamiento éticamente bueno es un antídoto contra la manipulación» Raquel AlcoleaEn los capítulos de su libro en los que hace referencia a la búsqueda de objetivos propone «cambiar el ‘qué quiero’» por el «’qué quiero aportar’». ¿Por qué?Desde la infancia nos enseñan a validarnos con lo que conseguimos y con el amor que recibimos. Eso configura una idea de éxito basada en los logros. A esto hay que sumar lo que nos llega desde el sistema educativo, con el sistema de notas y las calificaciones. Pero además cuando uno llega a la edad adulta cree que los «objetivos del ego» le darán la felicidad . Conseguir un trabajo, un ascenso, que la empresa factura el doble, comprar una cosa, viajar por el mundo… O el objetivo que cada uno tenga son esos supuestos «objetivos del ego». Pero aunque con ellos se da una especie de entusiasmo o satisfacción momentáneos, pronto se acaba esa felicidad y se vuelve al estado anterior. Por eso si rascamos un poco nos daremos cuenta de que lo que en realidad buscamos es seguridad , reconocimiento , amor , conexión , crecimiento y progreso pero nada de ello nos llena realmente hasta que llegamos a otra necesidad más avanzada que es la necesidad de servicio o contribución . La mayoría de las personas conectan con la idea de que los momentos más felices de su vida se han dado cuando han hecho algo por los demás sin esperar nada a cambio , especialmente por sus familiares, amigos o su entorno. Por eso cuando definimos objetivos del ego que, de por sí, no dan la felicidad, lo que tiene realmente sentido es plantearse complementarlos con unos objetivos al servicio de los demás, que son los que darán esa plenitud. «La mayoría de las personas conectan con la idea de que los momentos más felices de su vida se han dado cuando han hecho algo por los demás sin esperar nada a cambio, especialmente por sus familiares, amigos o la gente de su entorno» Miguel Navarro CEO de Productividad FerozEn su propuesta para trabajar la paz interior plantea recursos como dejar de reaccionar automáticamente, aprender a pausar y preguntarse si la energía que se gasta en algunas cosas merece realmente la pena…Sí, porque como decía Viktor Frankl la clave está justo en encontrar esa pausa entre el estímulo y la respuesta . Pero para lograrlo conviene entender el concreto de la responsabilidad emocional . Nos han enseñado a creer que somos víctimas de nuestras emociones o que las emociones son una consecuencia de lo que nos sucede y eso parece dejarnos en manos del exterior y nos quita responsabilidad, pero aunque la vida no sea fácil, sí que podemos llegar a dominar nuestras emociones o al menos nuestras reacciones . Si bien es cierto que eso implica entrenamiento y también conocimiento sobre cómo funcionamos por dentro. Supone emprender un proceso de introspección que permita ver lo que tenemos dentro para poder permitirle salir cuando sea necesario. Noticia Relacionada reportaje Si La verdad detrás del sexto sentido Raquel Alcolea La intuición, lejos de ser algo sobrenatural o misterioso, cuenta con el respaldo de la neurociencia y la psicología como una herramienta poderosa para tomar decisiones rápidas en situaciones de alta presiónCuando aborda la psicología de las decisiones habla de escuchar la intuición y aprender a distinguir entre el miedo y las dudas razonables…Quizá esto es uno de los conceptos teóricamente más sencillos pero más difícil de aplicar porque el ruido mental es incesante. Pero en última instancia es el cuerpo el que sabe la respuesta. El cuerpo es sabio. Otra cosa es que uno tenga la valentía y el coraje de querer reconocer lo que el cuerpo le está manifestando. Escuchar a la intuición es escuchar la voz del cuerpo. De hecho, como explico en el libro, existen metodologías científicas, como el test muscular, que ayuda a entender las respuestas del cuerpo. Pero no hace falta complicarse la vida. Ante decisiones importantes, el cuerpo responde con expansión o con contracción , como cuando uno reacciona ante alguien que te cae bien o mal. Por tanto, el ejercicio es sencillo, más que estar analizando pros, contras, ventajas o inconvenientes, conviene preguntarse dónde se quiere estar dentro de cinco años y dedicarse una tarde o el tiempo que se necesite a poner por escrito la respuesta a esta pregunta. Y una vez que se tenga claro, se han de tomar todas las decisiones que acerquen a eso. Cuando uno tiene claro dónde quiere llegar, el cuerpo y el corazón, o la mente (porque es la que pone excusas y justificaciones) te dirigen hacia allí. Es interesante ser fiel a la esencia de lo que uno quiere pero, ¿qué pasa si eso no va alineado con el tema económico? ¿Conviene guiarse más por aquello que conecta con uno independientemente de lo que vaya a obtener?Es la gran pregunta y además es la duda que casi todo el mundo tiene. Y cada uno lo valora en función de sus características personales. No soy partidario de fórmulas del tipo: «Hay que dejarlo ya todo». No, lo que planteo es que la visión, la perspectiva y el plazo tiene que ser de cinco años. Eso no implica que dejes hoy tu trabajo y a lo mejor tampoco en un año, ni en tres. Pero de lo que hay que ser consciente es de esos días que componen ese plazo amplio que son los cinco años. Y aquí hay que hablar de los sesgos . A corto plazo sobreestimamos lo que podemos hacer y a largo plazo subestimamos lo que podemos hacer. Lo habitual en ese plazo de cinco años es calcular una versión ligeramente mejorada de la que se tiene en la actualidad, pero lo cierto es que en ese tiempo se puede creer mucho interiormente. Y si hay método y coherencia, es posible hacer un cambio por completo de vida. En su obra invita a elegir lo que nos llena de energía y asegura que la paz interior llega cuando dejamos de comprometernos con aquello que no nos nutre…Estar desalineado con la vida que se quiere tienen un coste energético enorme. Hay mucha gente buscando encajar , fingen constantemente en el trabajo porque no están a gusto pero no se pueden mostrar tal y como son porque tienen que ponerse una máscara o una careta. Eso se puede aguantar un tiempo limitado, pero cuando pasa un año o dos te sientes completamente agotado. Por eso es tan importante preguntarse en qué área de nuestra vida no nos estamos mostrando tal y como somos y en qué área de nuestra vida no es posible tener conversaciones honestas sin sentirse juzgado o con miedo. Hay que asumir que no eres para todo el mundo y que no vas a caer bien a todo el mundo. «A corto plazo sobreestimamos lo que podemos hacer y a largo plazo subestimamos lo que podemos hacer» Miguel Navarro Autor de ‘Manifiesto para la calma’Cuando hablas de los hábitos de crecimiento personal invita a soltar lo que no se necesita y a simplificar la vida. ¿Cómo sabe uno lo que tiene que soltar?Dedicando tiempo a estar con uno mismo, a mirar hacia adentro y a conocerse. Hay que permitirse estar solo con uno mismo, divagando y sin hacer nada. Una técnica útil en este sentido es escribir cada día, escribir porque sí, lo que quieras y sobre lo que quieras. La clave es empezar a escribir y la mente te irá guiando hacia dónde ir. Responde a preguntas del tipo: «¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?», «¿Qué cambiaría de mi vida?», «¿Cuál es la vida que sueño?», «¿Qué decisión pendiente estoy evitando?»Y además es importante preguntarse desde dónde se hacen las cosas. El problema, por tanto, no es la tele, la comida, el sexo o el móvil… El problema es el apego a las cosas. Una pregunta interesante en el contexto actual sería: «¿Estoy deseando irme de vacaciones para escapar de mi vida?» Propongo a todas esas personas que se construyan una vida de la que no quieran escapar en las vacaciones.¿Para qué sirve el desarrollo personal? No sirve para que todo te vaya bien, pues no puedes controlar la mayoría de los factores ya que no dependen de ti. Y como lo único que puedes controlar son tus reacciones a tus pensamientos y tus emociones, así como tus acciones y tus conductas en realidad de lo que va el desarrollo personal es de cómo gestionar mejor los fracasos y los momentos difíciles.Dice que planificar no es llenar la agenda sino liberar el tiempo para aquello que de verdad importa. Pero en esta sociedad nos encanta decir que estamos hiper ocupados y que no tenemos tiempo para nada…Yo viví mucho tiempo así y cuando monté Productividad Feroz me encargaba absolutamente de todo. Y tenía un sueño que era no tener que ir a la oficina para que cuando fuera padre, como lo he sido hace ocho meses, pudiera estar en casa con mi peque, con mi mujer e incluso tener tiempo para hacer deporte. Y cuando empecé a contratar a gente, empecé a liberarme un poco. Pero resulta que si algún día no iba a la oficina me sentía culpable porque pensaba que no estaba adelantando o gestionando todo lo que debía. Afortunadamente transité esa etapa y ahora no solo no me genera ninguna culpabilidad , sino que siento todo lo contrario. Y no digo que lo mío sea lo mejor, sino que cada uno tiene que preguntarse qué es lo que quiere en su vida y tener la libertad de decidir.Algunos trabajos llevan implícita la multitarea, ¿cómo afecta a la mente?La mente no está diseñada para enfocarse en varias cosas a la vez. La verdadera productividad tiene que ver con la presencia : eso que sucede cuando estás haciendo algo y no hay espacio para más. Y es cierto que en la sociedad que vivimos es poco viable, especialmente en algunos trabajos. Pero sí que se pueden dedicar 60 minutos al día con plena atención y presencia a esa tarea importante que se tiene entre manos. Esa será la hora de poder y eso marcará la diferencia. Elige una hora de foco máximo y hazlo . Eso también se entrena y cuando elevas ese nivel de concentración es tal el foco que se consigue, que hasta sobra el tiempo. Cuando se consigue un estado de «flow», que se logra con plena presencia, se puede llegar a sentir que el tiempo se detiene. En cuanto a los desafíos vitales, explica que a veces confundimos valor con intensidad. ¿Cómo abrir los ojos para poner en valor los días normales ?Me emociona pensar en esto porque a menudo no valoramos las mejores cosas de la vida. Ahora que mis padres vienen todo los días a casa para ver a su nieta a veces me da por pensar que habrá un día en el que no estarán y no podré abrazarles. Y muchas veces no se valora lo que se está viviendo cada día. El negocio, el trabajo o los objetivos no tienen ninguna importancia frente a algo tan sencillo como abrazar a tu madre. Pero no nos damos cuenta y lo peor es que a menudo uno espera a que la vida le pegue una leche para darse cuenta. Y fíjate que a veces somos tan poco inteligentes, y me incluyo, que ni los grandes logros se valoran ni se ponen en perspectiva . Algunas personas no valoran su vida porque están pensando en lo siguiente. Hay que darse cuenta no solo de lo grande sino de lo pequeño y de aquello que un día no estará o de aquellas cosas que, tal vez sin que lo sepas, las hagas por última vez. «Buscamos es seguridad, reconocimiento, amor, conexión, crecimiento y progreso pero nada de ello nos llena realmente hasta que llegamos a otra necesidad más avanzada que es la necesidad de servicio o contribución» Miguel NavarroPropone en ‘Manifiesto para la calma’ que la vida va de medir cómo te sientes y no de cuánto has hecho… ¿Cómo reconducir hacia el ser capaz de sentir?Sí y aquí tengo que contar una anécdota y es que siempre digo a mi editora que ponga en mayúsculas que soy Doctor Ingeniero de Caminos porque aunque a mí me da igual, a la sociedad no le da igual. Y esto es algo que me han dicho alguna vez, pues hay personas que no ven que soy «doctor», no confían en mí. Conmigo se han formado médicos, arquitectos y gente muy racional que me ha reconocido que si no hubiese sido ingeniero, no se habrían formado conmigo. Ahora bien, este es el primer paso, que es la fachada. Pero luego es cierto que llegan a comprobar que no me valoran porque sea doctor sino por lo que les hago sentir. En la vida hay que saber jugar las cartas que funcionan, sin ser deshonesto, para aportar esa confianza . Pero sé que llegará el día en el que no tenga que decir que soy doctor. A menudo ponemos la valía en demostrar cosas a los demás, pero no hay que demostrar nada. Tú ya lo eres todo. La vida va de la calidad de las emociones que tienes. Por eso es tan importante sentir y elegir lo que sientes. Triunfo, victoria, consecución, fortuna, fama, gloria, celebridad, renombre… A menudo se relacionan estas palabras con la efervescencia, la estridencia, la agitación, la inquietud, el nerviosismo y la necesidad de tener las agendas repletas, pero muy pocas veces se vinculan con el poso, la calma y la serenidad. Vivir rápido y hacer más y más parece haberse convertido en una rutina para muchas personas que, a pesar de todo ese derroche de energía, ni son felices ni son productivas . Por eso lo que propone el CEO y fundador de Productividad Feroz , Miguel Navarro ( @miguelnavarro.es ), en su libro ‘Manifiesto para la calma’ (RBA Libros) es que es posible alcanzar objetivos ambiciosos desde un estado de claridad y de calma inquebrantable. El autor, que es Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y máster MBA en Dirección y Administración de Empresas, desmonta en esta obra los mitos bloqueantes de la productividad moderna , invita a redefinir el éxito , tomar decisiones sin miedo, construir hábitos que potencien la energía y la creatividad y desconectar del ruido externo para encontrar la paz interior que ayude a diseñar la vida que uno realmente quiere.Una gran parte de su obra es una llamada de atención a aquellas personas que parecen haber convertido el estrés en una rutina y que siempre parecen estar cansados. ¿A qué responde ese cansancio crónico en el que se ha instalado una gran parte de la sociedad?Podrían citarse muchos orígenes, pero el principal es que la gente está desalineada con la vida que quiere vivir. Por eso suelo decir a menudo que una de las preguntas que nos deberíamos hacer a diario es: «¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?» . Pero no nos atrevemos a hacerla ni tampoco a mirarnos profundamente porque duele y porque implica reconocer que hay cosas que cambiar . Y como el cambio no nos gusta, preferimos reprimirlo, evitarlo, evadirlo o pensar que todo se arreglará solo. Y nos consolamos pensando que cuando consigamos el ascenso todo irá mejor, o que cuando vivamos en una casa más grande todo cambiará o incluso que cuando cambiemos de pareja seremos más felices. Situamos nuestras expectativas en lo externo. Pero cuando uno se da cuenta de esto, es cuando aparece una crisis y una sensación de que no se reconoce o incluso de culpa. Algunas personas se sienten culpables porque no son felices a pesar de tener lo que un día soñaron…Sí y en muchas ocasiones ni se atreven a decirlo porque piensan que los demás les van a juzgar. Y esa falta de confianza en la posibilidad de mirar hacia dentro y analizar lo que está pasando en la vida y los cambios que se necesitan, es lo que puede hacer que una persona se vaya apagando y consumiendo lentamente en esa especie de r uido silencioso . Hasta que llega un punto en el que explota y se diluye en esa identidad que se ha construido. Entonces hay que tomar una decisión: cambiar todo lo que hay que cambiar o vivir el resto de la vida con una versión que no le corresponde. Uno de los mensajes que aparece a menudo en ‘Manifiesto para la calma’ es la redefinición del éxito como un concepto menos vinculado a los logros.. . Cuando monté mi empresa ‘Productividad feroz’ mi lema era ‘haz más, vive mejor’. Era algo que decíamos en el equipo a todas horas. De hecho, siempre había creído mensajes de mentores americanos del tipo: «Los huecos vacíos en la agenda son el demonio, hay que llenarlos». Muchos nos dejamos llevar entonces por esa definición de éxito vinculada a los logros y al no parar de hacer, hacer y hacer. Pero llegó un punto en el que me di cuenta de que no tenía ningún sentido porque me sentía peor de salud e incluso menos feliz, aunque tuviera más dinero. Cuando uno se pregunta dónde quiere llegar y se plantea que no se trata de hacer cosas por hacer, sino de elegir la vida que se quiere vivir, es cuando puede empezar a hacer lo necesario para ello. No hay que hacer más y más, sino menos, pero mejor. ¿Qué señales indican que una persona vive demasiado rápido y que eso es precisamente lo que le hace ser menos eficaz?Una de ellas es que ya no te entusiasme lo que antes te entusiasmaba. Otra señal es estar permanentemente pensando en lo siguiente que se quiere conseguir, en la siguiente meta o el siguiente logro, sin sentirse pleno con nada de lo que se tenga o se consiga. También es significativo no disfrutar estando en soledad y buscar llenar los vacíos con relaciones, actividades, adicciones o incluso con cursos de desarrollo personal o de espiritualidad. Esto último es curioso porque hay gente que también utiliza este tipo de formaciones para no mirar hacia dentro como realmente tendría que mirar. Noticias relacionadas estandar Si Ignacio Mateos, autor de ‘Meditarte’ «Una obra de arte te guía y te acompaña en la meditación, no te deja a solas con tus pensamientos» Raquel Alcolea estandar Si José Antonio Marina, filósofo: «El comportamiento éticamente bueno es un antídoto contra la manipulación» Raquel AlcoleaEn los capítulos de su libro en los que hace referencia a la búsqueda de objetivos propone «cambiar el ‘qué quiero’» por el «’qué quiero aportar’». ¿Por qué?Desde la infancia nos enseñan a validarnos con lo que conseguimos y con el amor que recibimos. Eso configura una idea de éxito basada en los logros. A esto hay que sumar lo que nos llega desde el sistema educativo, con el sistema de notas y las calificaciones. Pero además cuando uno llega a la edad adulta cree que los «objetivos del ego» le darán la felicidad . Conseguir un trabajo, un ascenso, que la empresa factura el doble, comprar una cosa, viajar por el mundo… O el objetivo que cada uno tenga son esos supuestos «objetivos del ego». Pero aunque con ellos se da una especie de entusiasmo o satisfacción momentáneos, pronto se acaba esa felicidad y se vuelve al estado anterior. Por eso si rascamos un poco nos daremos cuenta de que lo que en realidad buscamos es seguridad , reconocimiento , amor , conexión , crecimiento y progreso pero nada de ello nos llena realmente hasta que llegamos a otra necesidad más avanzada que es la necesidad de servicio o contribución . La mayoría de las personas conectan con la idea de que los momentos más felices de su vida se han dado cuando han hecho algo por los demás sin esperar nada a cambio , especialmente por sus familiares, amigos o su entorno. Por eso cuando definimos objetivos del ego que, de por sí, no dan la felicidad, lo que tiene realmente sentido es plantearse complementarlos con unos objetivos al servicio de los demás, que son los que darán esa plenitud. «La mayoría de las personas conectan con la idea de que los momentos más felices de su vida se han dado cuando han hecho algo por los demás sin esperar nada a cambio, especialmente por sus familiares, amigos o la gente de su entorno» Miguel Navarro CEO de Productividad FerozEn su propuesta para trabajar la paz interior plantea recursos como dejar de reaccionar automáticamente, aprender a pausar y preguntarse si la energía que se gasta en algunas cosas merece realmente la pena…Sí, porque como decía Viktor Frankl la clave está justo en encontrar esa pausa entre el estímulo y la respuesta . Pero para lograrlo conviene entender el concreto de la responsabilidad emocional . Nos han enseñado a creer que somos víctimas de nuestras emociones o que las emociones son una consecuencia de lo que nos sucede y eso parece dejarnos en manos del exterior y nos quita responsabilidad, pero aunque la vida no sea fácil, sí que podemos llegar a dominar nuestras emociones o al menos nuestras reacciones . Si bien es cierto que eso implica entrenamiento y también conocimiento sobre cómo funcionamos por dentro. Supone emprender un proceso de introspección que permita ver lo que tenemos dentro para poder permitirle salir cuando sea necesario. Noticia Relacionada reportaje Si La verdad detrás del sexto sentido Raquel Alcolea La intuición, lejos de ser algo sobrenatural o misterioso, cuenta con el respaldo de la neurociencia y la psicología como una herramienta poderosa para tomar decisiones rápidas en situaciones de alta presiónCuando aborda la psicología de las decisiones habla de escuchar la intuición y aprender a distinguir entre el miedo y las dudas razonables…Quizá esto es uno de los conceptos teóricamente más sencillos pero más difícil de aplicar porque el ruido mental es incesante. Pero en última instancia es el cuerpo el que sabe la respuesta. El cuerpo es sabio. Otra cosa es que uno tenga la valentía y el coraje de querer reconocer lo que el cuerpo le está manifestando. Escuchar a la intuición es escuchar la voz del cuerpo. De hecho, como explico en el libro, existen metodologías científicas, como el test muscular, que ayuda a entender las respuestas del cuerpo. Pero no hace falta complicarse la vida. Ante decisiones importantes, el cuerpo responde con expansión o con contracción , como cuando uno reacciona ante alguien que te cae bien o mal. Por tanto, el ejercicio es sencillo, más que estar analizando pros, contras, ventajas o inconvenientes, conviene preguntarse dónde se quiere estar dentro de cinco años y dedicarse una tarde o el tiempo que se necesite a poner por escrito la respuesta a esta pregunta. Y una vez que se tenga claro, se han de tomar todas las decisiones que acerquen a eso. Cuando uno tiene claro dónde quiere llegar, el cuerpo y el corazón, o la mente (porque es la que pone excusas y justificaciones) te dirigen hacia allí. Es interesante ser fiel a la esencia de lo que uno quiere pero, ¿qué pasa si eso no va alineado con el tema económico? ¿Conviene guiarse más por aquello que conecta con uno independientemente de lo que vaya a obtener?Es la gran pregunta y además es la duda que casi todo el mundo tiene. Y cada uno lo valora en función de sus características personales. No soy partidario de fórmulas del tipo: «Hay que dejarlo ya todo». No, lo que planteo es que la visión, la perspectiva y el plazo tiene que ser de cinco años. Eso no implica que dejes hoy tu trabajo y a lo mejor tampoco en un año, ni en tres. Pero de lo que hay que ser consciente es de esos días que componen ese plazo amplio que son los cinco años. Y aquí hay que hablar de los sesgos . A corto plazo sobreestimamos lo que podemos hacer y a largo plazo subestimamos lo que podemos hacer. Lo habitual en ese plazo de cinco años es calcular una versión ligeramente mejorada de la que se tiene en la actualidad, pero lo cierto es que en ese tiempo se puede creer mucho interiormente. Y si hay método y coherencia, es posible hacer un cambio por completo de vida. En su obra invita a elegir lo que nos llena de energía y asegura que la paz interior llega cuando dejamos de comprometernos con aquello que no nos nutre…Estar desalineado con la vida que se quiere tienen un coste energético enorme. Hay mucha gente buscando encajar , fingen constantemente en el trabajo porque no están a gusto pero no se pueden mostrar tal y como son porque tienen que ponerse una máscara o una careta. Eso se puede aguantar un tiempo limitado, pero cuando pasa un año o dos te sientes completamente agotado. Por eso es tan importante preguntarse en qué área de nuestra vida no nos estamos mostrando tal y como somos y en qué área de nuestra vida no es posible tener conversaciones honestas sin sentirse juzgado o con miedo. Hay que asumir que no eres para todo el mundo y que no vas a caer bien a todo el mundo. «A corto plazo sobreestimamos lo que podemos hacer y a largo plazo subestimamos lo que podemos hacer» Miguel Navarro Autor de ‘Manifiesto para la calma’Cuando hablas de los hábitos de crecimiento personal invita a soltar lo que no se necesita y a simplificar la vida. ¿Cómo sabe uno lo que tiene que soltar?Dedicando tiempo a estar con uno mismo, a mirar hacia adentro y a conocerse. Hay que permitirse estar solo con uno mismo, divagando y sin hacer nada. Una técnica útil en este sentido es escribir cada día, escribir porque sí, lo que quieras y sobre lo que quieras. La clave es empezar a escribir y la mente te irá guiando hacia dónde ir. Responde a preguntas del tipo: «¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?», «¿Qué cambiaría de mi vida?», «¿Cuál es la vida que sueño?», «¿Qué decisión pendiente estoy evitando?»Y además es importante preguntarse desde dónde se hacen las cosas. El problema, por tanto, no es la tele, la comida, el sexo o el móvil… El problema es el apego a las cosas. Una pregunta interesante en el contexto actual sería: «¿Estoy deseando irme de vacaciones para escapar de mi vida?» Propongo a todas esas personas que se construyan una vida de la que no quieran escapar en las vacaciones.¿Para qué sirve el desarrollo personal? No sirve para que todo te vaya bien, pues no puedes controlar la mayoría de los factores ya que no dependen de ti. Y como lo único que puedes controlar son tus reacciones a tus pensamientos y tus emociones, así como tus acciones y tus conductas en realidad de lo que va el desarrollo personal es de cómo gestionar mejor los fracasos y los momentos difíciles.Dice que planificar no es llenar la agenda sino liberar el tiempo para aquello que de verdad importa. Pero en esta sociedad nos encanta decir que estamos hiper ocupados y que no tenemos tiempo para nada…Yo viví mucho tiempo así y cuando monté Productividad Feroz me encargaba absolutamente de todo. Y tenía un sueño que era no tener que ir a la oficina para que cuando fuera padre, como lo he sido hace ocho meses, pudiera estar en casa con mi peque, con mi mujer e incluso tener tiempo para hacer deporte. Y cuando empecé a contratar a gente, empecé a liberarme un poco. Pero resulta que si algún día no iba a la oficina me sentía culpable porque pensaba que no estaba adelantando o gestionando todo lo que debía. Afortunadamente transité esa etapa y ahora no solo no me genera ninguna culpabilidad , sino que siento todo lo contrario. Y no digo que lo mío sea lo mejor, sino que cada uno tiene que preguntarse qué es lo que quiere en su vida y tener la libertad de decidir.Algunos trabajos llevan implícita la multitarea, ¿cómo afecta a la mente?La mente no está diseñada para enfocarse en varias cosas a la vez. La verdadera productividad tiene que ver con la presencia : eso que sucede cuando estás haciendo algo y no hay espacio para más. Y es cierto que en la sociedad que vivimos es poco viable, especialmente en algunos trabajos. Pero sí que se pueden dedicar 60 minutos al día con plena atención y presencia a esa tarea importante que se tiene entre manos. Esa será la hora de poder y eso marcará la diferencia. Elige una hora de foco máximo y hazlo . Eso también se entrena y cuando elevas ese nivel de concentración es tal el foco que se consigue, que hasta sobra el tiempo. Cuando se consigue un estado de «flow», que se logra con plena presencia, se puede llegar a sentir que el tiempo se detiene. En cuanto a los desafíos vitales, explica que a veces confundimos valor con intensidad. ¿Cómo abrir los ojos para poner en valor los días normales ?Me emociona pensar en esto porque a menudo no valoramos las mejores cosas de la vida. Ahora que mis padres vienen todo los días a casa para ver a su nieta a veces me da por pensar que habrá un día en el que no estarán y no podré abrazarles. Y muchas veces no se valora lo que se está viviendo cada día. El negocio, el trabajo o los objetivos no tienen ninguna importancia frente a algo tan sencillo como abrazar a tu madre. Pero no nos damos cuenta y lo peor es que a menudo uno espera a que la vida le pegue una leche para darse cuenta. Y fíjate que a veces somos tan poco inteligentes, y me incluyo, que ni los grandes logros se valoran ni se ponen en perspectiva . Algunas personas no valoran su vida porque están pensando en lo siguiente. Hay que darse cuenta no solo de lo grande sino de lo pequeño y de aquello que un día no estará o de aquellas cosas que, tal vez sin que lo sepas, las hagas por última vez. «Buscamos es seguridad, reconocimiento, amor, conexión, crecimiento y progreso pero nada de ello nos llena realmente hasta que llegamos a otra necesidad más avanzada que es la necesidad de servicio o contribución» Miguel NavarroPropone en ‘Manifiesto para la calma’ que la vida va de medir cómo te sientes y no de cuánto has hecho… ¿Cómo reconducir hacia el ser capaz de sentir?Sí y aquí tengo que contar una anécdota y es que siempre digo a mi editora que ponga en mayúsculas que soy Doctor Ingeniero de Caminos porque aunque a mí me da igual, a la sociedad no le da igual. Y esto es algo que me han dicho alguna vez, pues hay personas que no ven que soy «doctor», no confían en mí. Conmigo se han formado médicos, arquitectos y gente muy racional que me ha reconocido que si no hubiese sido ingeniero, no se habrían formado conmigo. Ahora bien, este es el primer paso, que es la fachada. Pero luego es cierto que llegan a comprobar que no me valoran porque sea doctor sino por lo que les hago sentir. En la vida hay que saber jugar las cartas que funcionan, sin ser deshonesto, para aportar esa confianza . Pero sé que llegará el día en el que no tenga que decir que soy doctor. A menudo ponemos la valía en demostrar cosas a los demás, pero no hay que demostrar nada. Tú ya lo eres todo. La vida va de la calidad de las emociones que tienes. Por eso es tan importante sentir y elegir lo que sientes.
Triunfo, victoria, consecución, fortuna, fama, gloria, celebridad, renombre… A menudo se relacionan estas palabras con la efervescencia, la estridencia, la agitación, la inquietud, el nerviosismo y la necesidad de tener las agendas repletas, pero muy pocas veces se vinculan con el poso, la calma y … la serenidad.
Vivir rápido y hacer más y más parece haberse convertido en una rutina para muchas personas que, a pesar de todo ese derroche de energía, ni son felices ni son productivas. Por eso lo que propone el CEO y fundador de Productividad Feroz , Miguel Navarro (@miguelnavarro.es), en su libro ‘Manifiesto para la calma’ (RBA Libros) es que es posible alcanzar objetivos ambiciosos desde un estado de claridad y de calma inquebrantable.
El autor, que es Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y máster MBA en Dirección y Administración de Empresas, desmonta en esta obra los mitos bloqueantes de la productividad moderna, invita a redefinir el éxito, tomar decisiones sin miedo, construir hábitos que potencien la energía y la creatividad y desconectar del ruido externo para encontrar la paz interior que ayude a diseñar la vida que uno realmente quiere.
Una gran parte de su obra es una llamada de atención a aquellas personas que parecen haber convertido el estrés en una rutina y que siempre parecen estar cansados. ¿A qué responde ese cansancio crónico en el que se ha instalado una gran parte de la sociedad?
Podrían citarse muchos orígenes, pero el principal es que la gente está desalineada con la vida que quiere vivir. Por eso suelo decir a menudo que una de las preguntas que nos deberíamos hacer a diario es: «¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?». Pero no nos atrevemos a hacerla ni tampoco a mirarnos profundamente porque duele y porque implica reconocer que hay cosas que cambiar. Y como el cambio no nos gusta, preferimos reprimirlo, evitarlo, evadirlo o pensar que todo se arreglará solo. Y nos consolamos pensando que cuando consigamos el ascenso todo irá mejor, o que cuando vivamos en una casa más grande todo cambiará o incluso que cuando cambiemos de pareja seremos más felices. Situamos nuestras expectativas en lo externo. Pero cuando uno se da cuenta de esto, es cuando aparece una crisis y una sensación de que no se reconoce o incluso de culpa.
Algunas personas se sienten culpables porque no son felices a pesar de tener lo que un día soñaron…
Sí y en muchas ocasiones ni se atreven a decirlo porque piensan que los demás les van a juzgar. Y esa falta de confianza en la posibilidad de mirar hacia dentro y analizar lo que está pasando en la vida y los cambios que se necesitan, es lo que puede hacer que una persona se vaya apagando y consumiendo lentamente en esa especie de ruido silencioso. Hasta que llega un punto en el que explota y se diluye en esa identidad que se ha construido. Entonces hay que tomar una decisión: cambiar todo lo que hay que cambiar o vivir el resto de la vida con una versión que no le corresponde.
Uno de los mensajes que aparece a menudo en ‘Manifiesto para la calma’ es la redefinición del éxito como un concepto menos vinculado a los logros...
Cuando monté mi empresa ‘Productividad feroz’ mi lema era ‘haz más, vive mejor’. Era algo que decíamos en el equipo a todas horas. De hecho, siempre había creído mensajes de mentores americanos del tipo: «Los huecos vacíos en la agenda son el demonio, hay que llenarlos». Muchos nos dejamos llevar entonces por esa definición de éxito vinculada a los logros y al no parar de hacer, hacer y hacer. Pero llegó un punto en el que me di cuenta de que no tenía ningún sentido porque me sentía peor de salud e incluso menos feliz, aunque tuviera más dinero. Cuando uno se pregunta dónde quiere llegar y se plantea que no se trata de hacer cosas por hacer, sino de elegir la vida que se quiere vivir, es cuando puede empezar a hacer lo necesario para ello. No hay que hacer más y más, sino menos, pero mejor.
¿Qué señales indican que una persona vive demasiado rápido y que eso es precisamente lo que le hace ser menos eficaz?
Una de ellas es que ya no te entusiasme lo que antes te entusiasmaba. Otra señal es estar permanentemente pensando en lo siguiente que se quiere conseguir, en la siguiente meta o el siguiente logro, sin sentirse pleno con nada de lo que se tenga o se consiga. También es significativo no disfrutar estando en soledad y buscar llenar los vacíos con relaciones, actividades, adicciones o incluso con cursos de desarrollo personal o de espiritualidad. Esto último es curioso porque hay gente que también utiliza este tipo de formaciones para no mirar hacia dentro como realmente tendría que mirar.
En los capítulos de su libro en los que hace referencia a la búsqueda de objetivos propone «cambiar el ‘qué quiero’» por el «’qué quiero aportar’». ¿Por qué?
Desde la infancia nos enseñan a validarnos con lo que conseguimos y con el amor que recibimos. Eso configura una idea de éxito basada en los logros. A esto hay que sumar lo que nos llega desde el sistema educativo, con el sistema de notas y las calificaciones. Pero además cuando uno llega a la edad adulta cree que los «objetivos del ego» le darán la felicidad. Conseguir un trabajo, un ascenso, que la empresa factura el doble, comprar una cosa, viajar por el mundo… O el objetivo que cada uno tenga son esos supuestos «objetivos del ego». Pero aunque con ellos se da una especie de entusiasmo o satisfacción momentáneos, pronto se acaba esa felicidad y se vuelve al estado anterior.
Por eso si rascamos un poco nos daremos cuenta de que lo que en realidad buscamos es seguridad, reconocimiento, amor, conexión, crecimiento y progreso pero nada de ello nos llena realmente hasta que llegamos a otra necesidad más avanzada que es la necesidad de servicio o contribución. La mayoría de las personas conectan con la idea de que los momentos más felices de su vida se han dado cuando han hecho algo por los demás sin esperar nada a cambio, especialmente con sus familiares, amigos o su entorno.
Por eso cuando definimos objetivos del ego que, de por sí, no dan la felicidad, lo que tiene realmente sentido es plantearse complementarlos con unos objetivos al servicio de los demás, que son los que darán esa plenitud.

«La mayoría de las personas conectan con la idea de que los momentos más felices de su vida se han dado cuando han hecho algo por los demás sin esperar nada a cambio, especialmente por sus familiares, amigos o la gente de su entorno»
Miguel Navarro
CEO de Productividad Feroz
En su propuesta para trabajar la paz interior plantea recursos como dejar de reaccionar automáticamente, aprender a pausar y preguntarse si la energía que se gasta en algunas cosas merece realmente la pena…
Sí, porque como decía Viktor Frankl la clave está justo en encontrar esa pausa entre el estímulo y la respuesta. Pero para lograrlo conviene entender el concreto de la responsabilidad emocional. Nos han enseñado a creer que somos víctimas de nuestras emociones o que las emociones son una consecuencia de lo que nos sucede y eso parece dejarnos en manos del exterior y nos quita responsabilidad, pero aunque la vida no sea fácil, sí que podemos llegar a dominar nuestras emociones o al menos nuestras reacciones. Si bien es cierto que eso implica entrenamiento y también conocimiento sobre cómo funcionamos por dentro. Supone emprender un proceso de introspección que permita ver lo que tenemos dentro para poder permitirle salir cuando sea necesario.
Cuando aborda la psicología de las decisiones habla de escuchar la intuición y aprender a distinguir entre el miedo y las dudas razonables…
Quizá esto es uno de los conceptos teóricamente más sencillos pero más difícil de aplicar porque el ruido mental es incesante. Pero en última instancia es el cuerpo el que sabe la respuesta. El cuerpo es sabio. Otra cosa es que uno tenga la valentía y el coraje de querer reconocer lo que el cuerpo le está manifesando. Escuchar a la intuición es escuchar la voz del cuerpo. De hecho, como explico en el libro, existen metodologías científicas, como el test muscular, que ayuda a entender las respuestas del cuerpo.
Pero no hace falta complicarse la vida. Ante decisiones importantes, el cuerpo responde con expansión o con contracción, como cuando uno reacciona ante alguien que te cae bien o mal. Por tanto, el ejercicio es sencillo, más que estar analizando pros, contras, ventajas o inconvenientes, conviene preguntarse dónde se quiere estar dentro de cinco años y dedicarse una tarde o el tiempo que se necesite a poner por escrito la respuesta a esta pregunta. Y una vez que se tenga claro, se han de tomar todas las decisiones que acerquen a eso. Cuando uno tiene claro dónde quiere llegar, el cuerpo y el corazón, o la mente (porque es la que pone excusas y justificaciones) te dirigen hacia allí.
Es interesante ser fiel a la esencia de lo que uno quiere pero, ¿qué pasa si eso no va alineado con el tema económico? ¿Conviene guiarse más por aquello que conecta con uno independientemente de lo que vaya a obtener?
Es la gran pregunta y además es la duda que casi todo el mundo tiene. Y cada uno lo valora en función de sus características personales. No soy partidario de fórmulas del tipo: «Hay que dejarlo ya todo». No, lo que planteo es que la visión, la perspectiva y el plazo tiene que ser de cinco años. Eso no implica que dejes hoy tu trabajo y a lo mejor tampoco en un año, ni en tres. Pero de lo que hay que ser consciente es de esos días que componen ese plazo amplio que son los cinco años. Y aquí hay que hablar de los sesgos. A corto plazo sobreestimamos lo que podemos hacer y a largo plazo subestimamos lo que podemos hacer. Lo habitual en ese plazo de cinco años es calcular una versión ligeramente mejorada de la que se tiene en la actualidad, pero lo cierto es que en ese tiempo se puede creer mucho interiormente. Y si hay método y coherencia, es posible hacer un cambio por completo de vida.
En su obra invita a elegir lo que nos llena de energía y asegura que la paz interior llega cuando dejamos de comprometernos con aquello que no nos nutre…
Estar desalineado con la vida que se quiere tienen un coste energético enorme. Hay mucha gente buscando encajar, fingen constantemente en el trabajo porque no están a gusto pero no se pueden mostrar tal y como son porque tienen que ponerse una máscara o una careta. Eso se puede aguantar un tiempo limitado, pero cuando pasa un año o dos te sientes completamente agotado. Por eso es tan importante preguntarse en qué área de nuestra vida no nos estamos mostrando tal y como somos y en qué área de nuestra vida no es posible tener conversaciones honestas sin sentirse juzgado o con miedo. Hay que asumir que no eres para todo el mundo y que no vas a caer bien a todo el mundo.
«A corto plazo sobreestimamos lo que podemos hacer y a largo plazo subestimamos lo que podemos hacer»
Miguel Navarro
Autor de ‘Manifiesto para la calma’
Cuando hablas de los hábitos de crecimiento personal invita a soltar lo que no se necesita y a simplificar la vida. ¿Cómo sabe uno lo que tiene que soltar?
Dedicando tiempo a estar con uno mismo, a mirar hacia adentro y a conocerse. Hay que permitirse estar solo con uno mismo, divagando y sin hacer nada. Una técnica útil en este sentido es escribir cada día, escribir porque sí, lo que quieras y sobre lo que quieras. La clave es empezar a escribir y la mente te irá guiando hacia dónde ir. Responde a preguntas del tipo: «¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?», «¿Qué cambiaría de mi vida?», «¿Cuál es la vida que sueño?», «¿Qué decisión pendiente estoy evitando?»
Y además es importante preguntarse desde dónde se hacen las cosas. El problema, por tanto, no es la tele, la comida, el sexo o el móvil… El problema es el apego a las cosas. Una pregunta interesante en el contexto actual sería: «¿Estoy deseando irme de vacaciones para escapar de mi vida?» Propongo a todas esas personas que se construyan una vida de la que no quieran escapar en las vacaciones.
¿Para qué sirve el desarrollo personal?
No sirve para que todo te vaya bien, pues no puedes controlar la mayoría de los factores ya que no dependen de ti. Y como lo único que puedes controlar son tus reacciones a tus pensamientos y tus emociones, así como tus acciones y tus conductas en realidad de lo que va el desarrollo personal es de cómo gestionar mejor los fracasos y los momentos difíciles.
Dice que planificar no es llenar la agenda sino liberar el tiempo para aquello que de verdad importa. Pero en esta sociedad nos encanta decir que estamos hiper ocupados y que no tenemos tiempo para nada…
Yo viví mucho tiempo así y cuando monté Productividad Feroz me encargaba absolutamente de todo. Y tenía un sueño que era no tener que ir a la oficina para que cuando fuera padre, como lo he sido hace ocho meses, pudiera estar en casa con mi peque, con mi mujer e incluso tener tiempo para hacer deporte. Y cuando empecé a contratar a gente, empecé a liberarme un poco. Pero resulta que si algún día no iba a la oficina me sentía culpable porque pensaba que no estaba adelantando o gestionando todo lo que debía. Afortunadamente transité esa etapa y ahora no solo no me genera ninguna culpabilidad, sino que siento todo lo contrario. Y no digo que lo mío sea lo mejor, sino que cada uno tiene que preguntarse qué es lo que quiere en su vida y tener la libertad de decidir.
Algunos trabajos llevan implícita la multitarea, ¿cómo afecta a la mente?
La mente no está diseñada para enfocarse en varias cosas a la vez. La verdadera productividad tiene que ver con la presencia: eso que sucede cuando estás haciendo algo y no hay espacio para más. Y es cierto que en la sociedad que vivimos es poco viable, especialmente en algunos trabajos. Pero sí que se pueden dedicar 60 minutos al día con plena atención y presencia a esa tarea importante que se tiene entre manos. Esa será la hora de poder y eso marcará la diferencia. Elige una hora de foco máximo y hazlo. Eso también se entrena y cuando elevas ese nivel de concentración es tal el foco que se consigue, que hasta sobra el tiempo. Cuando se consigue un estado de «flow», que se logra con plena presencia, se puede llegar a sentir que el tiempo se detiene.
En cuanto a los desafíos vitales, explica que a veces confundimos valor con intensidad. ¿Cómo abrir los ojos para poner en valor los días normales?
Me emociona pensar en esto porque a menudo no valoramos las mejores cosas de la vida. Ahora que mis padres vienen todo los días a casa para ver a su nieta a veces me da por pensar que habrá un día en el que no estarán y no podré abrazarles. Y muchas veces no se valora lo que se está viviendo cada día. El negocio, el trabajo o los objetivos no tienen ninguna importancia frente a algo tan sencillo como abrazar a tu madre. Pero no nos damos cuenta y lo peor es que a menudo uno espera a que la vida le pegue una leche para darse cuenta. Y fíjate que a veces somos tan poco inteligentes, y me incluyo, que ni los grandes logros se valoran ni se ponen en perspectiva. Algunas personas no valoran su vida porque están pensando en lo siguiente. Hay que darse cuenta no solo de lo grande sino de lo pequeño y de aquello que un día no estará o de aquellas cosas que, tal vez sin que lo sepas, las hagas por última vez.
«Buscamos es seguridad, reconocimiento, amor, conexión, crecimiento y progreso pero nada de ello nos llena realmente hasta que llegamos a otra necesidad más avanzada que es la necesidad de servicio o contribución»
Miguel Navarro
Propone en ‘Manifiesto para la calma’ que la vida va de medir cómo te sientes y no de cuánto has hecho… ¿Cómo reconducir hacia el ser capaz de sentir?
Sí y aquí tengo que contar una anécdota y es que siempre digo a mi editora que ponga en mayúsculas que soy Doctor Ingeniero de Caminos porque aunque a mí me da igual, a la sociedad no le da igual. Y esto es algo que me han dicho alguna vez, pues hay personas que no ven que soy «doctor», no confían en mí. Conmigo se han formado médicos, arquitectos y gente muy racional que me ha reconocido que si no hubiese sido ingeniero, no se habrían formado conmigo.
Ahora bien, este es el primer paso, que es la fachada. Pero luego es cierto que llegan a comprobar que no me valoran porque sea doctor sino por lo que les hago sentir. En la vida hay que saber jugar las cartas que funcionan, sin ser deshonesto, para aportar esa confianza. Pero sé que llegará el día en el que no tenga que decir que soy doctor. A menudo ponemos la valía en demostrar cosas a los demás, pero no hay que demostrar nada. Tú ya lo eres todo. La vida va de la calidad de las emociones que tienes. Por eso es tan importante sentir y elegir lo que sientes.
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