Los papables salen en el diccionario

Tanto misterio con quién será el futuro santo padre y resulta que los papables salen en el diccionario. El DIEC dice, traducido: “Que es reputado merecedor de ser elegido papa”. Hoy sencillamente diríamos que “suena para papa”, pero las definiciones del diccionario rehúyen el registro coloquial. En el caso del diccionario de la RAE, incluso se atreven con una metáfora: “Dicho de un cardenal: Considerado merecedor de la tiara”.

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 Tanto misterio con quién será el futuro santo padre y resulta que los papables salen en el diccionario. El DIEC dice, traducido: “Que es reputado merecedor de ser elegido papa”. Hoy sencillamente diríamos que “suena para papa”, pero las definiciones del diccionario rehúyen el registro coloquial. En el caso del diccionario de la RAE, incluso se atreven con una metáfora: “Dicho de un cardenal: Considerado merecedor de la tiara”.Seguir leyendo…  

Tanto misterio con quién será el futuro santo padre y resulta que los papables salen en el diccionario. El DIEC dice, traducido: “Que es reputado merecedor de ser elegido papa”. Hoy sencillamente diríamos que “suena para papa”, pero las definiciones del diccionario rehúyen el registro coloquial. En el caso del diccionario de la RAE, incluso se atreven con una metáfora: “Dicho de un cardenal: Considerado merecedor de la tiara”.

La tiara de esta definición hace referencia a la corona papal que se usó hasta Pablo VI, el pontífice que murió en 1981. Así pues, se trata de una doble metáfora, primero porque ya no se usa y, por lo tanto, es un símbolo anacrónico, y segundo porque es una sinécdoque, tomando la parte (el símbolo de la triple corona de la tiara) por el todo (la persona que la llevaba, que solo podía ser el santo padre).

En la tiara papal se sobreponían tres coronas, que simbolizaban la autoridad como papa, obispo y rey. Échenle un galgo… Rey terrenal, obispo de Roma y papa del mundo católico. Por la segunda y la tercera autoridad es por lo que se dice que su bendición es urbi et orbi, es decir, a Roma como obispo de la ciudad y al mundo como santo padre.

La tiara papal lucía tres coronas, que simbolizaban la autoridad como papa, obispo y rey

Pero volvamos a papable. Como reconocen hoy las instituciones lingüísticas, el periodismo, a través de todas sus manifestaciones, es uno de los principales responsables de la evolución de una lengua. Si antes eran los literatos los que marcaban la pauta y suministraban los ejemplos de los diccionarios, con el último cambio de siglo las referencias han crecido exponencialmente con respecto a los textos provenientes de los medios de comunicación, porque a los periodistas les gusta experimentar para informar.

La primera palabra que se creó por derivación para referirse a una persona que “sonaba para un cargo” fue ministrable. Esta es la madre del cordero, la que ha dado origen, por imitación, a derivados como presidenciable, alcaldable y, la que nos ocupa, papable.

El sufijo -ble sirve para designar que algo es posible. Por ejemplo, en prorrogable o distinguible significa que algo se puede prorrogar o se puede distinguir. En el caso de ministrable se usa en referencia a una persona que suena para ministro, que tiene posibilidades porque alguien ha considerado su nombre para el cargo, de modo que puede acabar siendo nombrado como tal. Es el mismo caso que papable.

En cambio, en el caso de presidenciable y alcaldable, el derivado sufre una transformación: ya no designa a alguien que suena para el cargo, sino al cabeza de lista de cada formación que comparece en unas elecciones presidenciales o municipales. A buen seguro que este sufijo -ble encontrará nuevos lexemas para adosarse a ellos.

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